Tomás Eloy Martínez (San Miguel de Tucumán, 16 de julio de 1934 - Buenos Aires, 31 de enero de 2010)[1] fue un escritor y periodistaargentino, guionista de cine y ensayista. Fue el primer director periodístico del noticiero Telenoche. Como editor de revistas, puso por primera vez en su país a un escritor en portada, el caso de Jorge Luis Borges en Primera Plana.[2] Sus obras con mayor reconocimiento internacional son La novela de Perón (1985) y Santa Evita (1995).
En su provincia natal ganó premios tempranos con sus poemas y cuentos. Se graduó como licenciado en Literatura Española y Latinoamericana en la Universidad Nacional de Tucumán y en 1970 obtuvo una maestría en Literatura en la Universidad de París VII.
En su obra se diluyen las fronteras entre el periodismo y la literatura. Las crónicas de libros como La pasión según Trelew, Lugar común la muerte, El sueño argentino o Réquiem por un país perdido, son un ejemplo de esa realidad narrada como historias de ficción.
Las redacciones de semanarios como Primera Plana y Panorama, y de diarios como La Opinión, contaron con su mirada incisiva y sin mordazas. Vivió exiliado en Venezuela entre 1975 y 1983. Allí fundó y dirigió El Diario de Caracas. Años más tarde puso en marcha el diario Siglo 21 de Guadalajara, México. En el medio, quedó trunco un proyecto de Gabriel García Márquez, quien lo había convocado para crear El Otro, su sueño de un periódico propio.
Maestro de periodistas, participó de la creación y fue miembro del Consejo Rector de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), y desde 1996 fue colaborador permanente de los diarios La Nación de Argentina, El País de España y The New York Times Syndicate. En 2009 Tomás Eloy Martínez recibió dos reconocimientos que consolidaron su carrera: en España, el Premio Ortega y Gasset a la Trayectoria, y en Argentina, su incorporación como miembro de número en la Academia Nacional de Periodismo.
A su trayectoria se suma una extensa carrera académica, que comprende conferencias y cursos en universidades de Estados Unidos, Europa y América Latina, así como su condición de profesor emérito de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, de la que durante más de una década fue director del Programa de Estudios Latinoamericanos.
Pero quizás sea el novelista el que alcanzó mayor proyección internacional. Publicó su primera novela, Sagrado, en 1969. Luego vendrían otras, como La mano del amo, El vuelo de la reina –ganadora del Premio Internacional Alfaguara en 2002–, El cantor de tango y Purgatorio. La novela de Perón y Santa Evita –dos títulos que ya son clásicos de la literatura contemporánea–, lo convirtieron en uno de los autores más traducidos de la Argentina y en una de las voces más personales de la narrativa de su país.
En 1991, participó en la creación del diario Siglo 21 de Guadalajara, México, que salió hasta diciembre de 1998.
Regreso y partida
Fue parte de la Cooperativa de Periodistas Independientes que editaba la revista El Porteño.[3]
En junio de 1991, creó el suplemento literario Primer Plano del diario Página/12 de Buenos Aires, que dirigió hasta agosto de 1995.
Desde mayo de 1996, fue columnista permanente del diario La Nación de Buenos Aires y de The New York Times Syndicate, que publicó sus artículos en doscientos diarios en América y Europa, como El País, de España.
Vida privada
Hijo de Baldomero Martínez Castro y Lilia Muiño de Martínez Castro. Hermano de Susana, María Lilia y Juan. Se había casado con Lilian von Ziegler con quien tuvo cuatro hijos: Gonzalo, Tomás, Ezequiel y Paula. Tuvo dos hijos –Blas Eloy y Javier– con Blanca Goncalves. Su otra hija es Sol-Ana, de su tercera esposa, la crítica cinematográfica y profesora venezolana Susana Rotker a quien conoció en Caracas en 1979 y que murió atropellada por un auto en 2000.[4][5] Su última pareja fue la periodista Gabriela Esquivada.
Eloy Martínez falleció de un tumor cerebral a causa de un cáncer que sufrió durante años.[6]
Académicas
Además de su trayectoria periodística y literaria ha desarrollado una extensa carrera académica que comprende conferencias y cursos en importantes universidades de Europa, Norteamérica y Sudamérica, así como su vinculación como profesor a la Universidad de Maryland (1984-1987).
Desde julio de 1995, fue profesor distinguido de la Rutgers University de Nueva Jersey y director del Programa de Estudios latinoamericanos de esta universidad.
Fue miembro permanente del Consejo Asesor de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), creada por su entrañable amigo Gabriel García Márquez.
1979: Lugar común la muerte (relatos de ficción testimonial)
2014: Tinieblas para mirar (recopilación de relatos inéditos; libro póstumo)
Ensayos
1961: La obra de Ayala y Torre Nilsson. Estructuras del cine argentino
1980: Ramos Sucre. Retrato del artista enmascarado
2000: Ficciones verdaderas
Crónicas
1974: La pasión según Trelew
1999: El sueño argentino
2003: Réquiem por un país perdido (reelaboración y ampliación de El sueño argentino)
Otros libros
1996: Las memorias del general
2004: Las vidas del general
2006: La otra realidad (antología)
2011: Argentina y otras crónicas (ensayos y textos periodísticos)
Es también autor de cuatro guiones para cine, tres de ellos en colaboración con el novelista paraguayo Augusto Roa Bastos, y de varios ensayos incluidos en volúmenes colectivos.
Grandes biografías (Serie documental de televisión)
Evita Peròn: The Woman Behind the Myth (1996)
Así escribía
“También él está mirándose a sí mismo. Un súbito destello de la luna se ha posado sobre su cuerpo y le permite ver su perfil en el otro espejo, el del cuarto vacío. Lo que el espejo le revela, sin embargo, es un eco de su propio ser, y de ninguna manera él mismo. Un hombre no puede ser él mismo sin su pasado, sin la fuerza que irradia ante los otros, sin el respeto y el temor que inspira. Un hombre nunca es el mismo a solas…”.[11]
Así opinaba
“Lo que buscan las narraciones a las que estoy aludiendo es que el lector identifique los destinos ajenos con su propio destino. Que se diga: a mí también puede pasarme esto. Hegel primero, y después Borges, escribieron que la suerte de un hombre resume, en ciertos momentos esenciales, la suerte de todos los hombres. Esa es la gran lección que están aprendiendo los periódicos en este comienzo de siglo”.[12]