La serie presenta historias unitarias en relación con el equipo que Lombardi dirige y donde deberá actuar de mediador en diversas situaciones límites de sus jugadores.[10]
Fue rodada en la ciudad de Buenos Aires y es también la primera serie en abordar temáticas del ámbito futbolístico y contar con un protagonista director técnico.[1][16][17][18]
Dante Lombardi, es una figura del fútbol internacional; mujeriego, nostálgico y vehemente, que ya retirado -y en el inicio de la historia- regresa de incógnito a su país (Argentina) para reencontrarse con su pasado. Después de haber residido durante muchos años en Europa, decide dejar atrás una vida de lujos y de éxitos para enfrentarse a una realidad casi olvidada.
Al regresar lo espera su hijo Gastón (Quique Aguilar), a quien paulatinamente fue dejando de ver desde la muerte de su madre. La trágica circunstancia del accidente que sufrieran en Europa, en el cual su mujer perdiera la vida, fue tan difundida como confusa. Desde aquel entonces, Gastón fue criado en Argentina por su tía Paula (Chunchuna Villafañe), hermana de su madre.
En el reencuentro, Dante no sólo sufre el reproche de Gastón por su abandono, también se ve impactado por Paula, gemela de Virginia quien logra despertar en él, confusos sentimientos por ese parecido. Así se lo hace saber a Gino (Juan Manuel Tenuta), exjugador, amigo y confidente de Dante desde jóvenes.
En contraposición a Dante, Gino ha tenido una vida austera. Hombre de gran bondad y poca formación, siempre ha querido a Dante y ha sabido admirar en su amigo todo aquello que a él, su naturaleza y su destino no le ha podido brindar.
Dante ha sido un hombre ligado al jetset internacional. Ha ganado mucho dinero a lo largo de su carrera y posteriormente a quedar viudo, su fama y su éxito le han permitido vincularse a las más hermosas mujeres, y posteriormente a su retiro como jugador, transformarse en uno de los directores técnicos más cotizados del mercado.
Gino en cambio, continúa casado con la misma mujer (Aurora Del Mar) y se desempeña como utilero del club donde concluyera su carrera como defensor. Es en ese club, que el presidente (Pablo Napoli) despide al director técnico de la tercera división por su sospechoso desempeño. Esto es tomado como una señal por Gino, quien cree encontrar en esta circunstancia la posibilidad de que Dante pueda readaptarse a su tierra a partir del contacto con la realidad. Dante recibe entonces el ofrecimiento de Gino de dirigir esa división; sin dudas un lujo para el club y una paradójica oportunidad para él.
A partir del momento en que Dante acepta la dirección del equipo –final del primer capítulo–, se vinculará estrechamente con los integrantes del plantel y también con sus conflictos.
[...] Carlos Aguilar, que puso en marcha un andamiaje que en materia de realización luce ampliamente en la pantalla. [...] Hay en Tiempo cumplido un empleo extensivo de los exteriores y de escenas rodadas en interiores de departamentos, el hospital y otras locaciones. La verosimilitud que otorga el aprovechamiento de este recurso es tan importante de frente a la pantalla como valioso para la elaboración de los guiones. Por no ser lo acostumbrado en nuestra televisión adquiere una relevancia muy particular.
La realización cuenta con bastantes exteriores, mérito infrecuente en nuestra TV. Si sumamos una historia intensa, apropiadamente dialogada y con un par de actuaciones para destacar, concordaremos en que Tiempo cumplido cumplió, valga la redundancia.
Tiempo cumplido se propone como un intento saludablemente ambicioso, con un cuidado de realización, pródigo en exteriores y cambio de escenarios, infrecuente en el video local, aquí sin las consabidas paredes teblequeantes o las puertas que no cierran. [...] En el mismo horario debe afrontar la competencia durísima de miniseries [...] e importantes largometrajes [...]
Pero entretanto quedan en pie correctos trabajos del elenco y los bellísimos comentarios musicales del fueye de Néstor Marconi, adecuado fondo para una historia bien
porteña.
[...] Lo más rescatable del episodio de Tiempo cumplido ha de encontrarse en el ritmo casi cinematográfico, que, aún con las limitaciones del medio, le imprime el realizador Carlos Aguilar.
La ausencia de escenografías y decorados, marcó el inicio de una nueva tendencia que sería implementada posteriormente en telenovelas y series, recién con el advenimiento de las tecnologías digitales, en la década de 1990.[3][4][1][19]
Para la realización de la serie, fueron importados 3 micrófonos inalámbricosHME Sennheiser, operados por Oscar Maseroni. La grabación se llevó a cabo con una sola cámara de vídeo Ikegami, operada por Roberto Andreas y la iluminación fue realizada por Gregorio Latorre. Cada capítulo fue rodado a lo largo de 3 jornadas de 8 horas, con una sola unidad de producción y en sistema BCN. La posproducción fue realizada en 3 jornadas nocturnas de 6 horas por capítulo (Edición Gustavo Semprini) y fue masterizada en Cuádruplex para su emisión.
En 1984 se realizó un episodio piloto, con Daniel Guerrero interpretando a Dante Lombardi. Sin embargo, cuando la serie fue concretada, el actor estaba protagonizando la telenovela Tu mundo y el mío.[22]
El personaje de Eduardo –preparador físico del equipo de fútbol– fue interpretado por Enrique Polola, quien verdaderamente se desempeñaba en esa función.[23]
La producción finalizó 13 capítulos antes de lo anunciado.[2]
Si la vida no es fácil para nadie, menos lo ha sido para Tiempo cumplido, que ha debido sufrir esas plagas de programación inestable, con cambios de día y hora, inicios tardíos y hasta una interrupción de tres semanas para, triste ironía, dejarle paso al fútbol. [...] Tiempo cumplido se deja ver, no carece de momentos entretenidos y sin las postergaciones antes apuntadas, seguramente hubiera merecido mejor suerte y una mayor repercusión en la platea. De cualquier forma, justo es reconocerle una inquietud superior a lo que es habitual [...]