Tiberio Fernández
Tiberio Fernández Mafla (Riofrío, 9 de abril de 1943[1] - Trujillo, 17 de abril de 1990) fue un sacerdote colombiano asesinado durante la masacre de Trujillo en el marco del conflicto armado interno de Colombia. BiografíaTras haber iniciado su formación sacerdotal en el Seminario de Palmira (Valle del Cauca), Tiberio Fernández tuvo que retirarse y volver a las labores de la finca familiar. Finalmente se ordenó en La Ceja (Antioquia), estudió sociología y teología en la Pontificia Universidad Javeriana y cooperativismo en Israel.[2] Fue nombrado párroco en Trujillo (al noroccidente del departamento del Valle) en septiembre de 1985. Desde que llegó a la parroquia desplegó una inusitada actividad a favor de su comunidad, y de manera particular de los más pobres, no se tenía noticia en la región de un párroco tan activo y comprometido por la organización comunitaria y búsqueda de justicia social, a la vez que crítico del sistema político clientelista que imperaba en el pueblo. Su esfuerzo se concretó en la creación de cerca de 20 empresas comunitarias (algunos hablan de 45), en zona rural y en el área urbana de la población. En los cinco años en los que estuvo a la cabeza de la parroquia de Trujillo, emprendió la creación de hasta 45 empresas comunitarias, grupos de la tercera edad, comités de cuadra y microempresas familiares: ebanisterías, panaderías, productoras de frutas y verduras, costureros, etc.[3] La tortura y el asesinato del Padre Tiberio se convirtieron en el símbolo de La Masacre de Trujillo. Él fue la víctima reconocida por toda la comunidad, cuya desaparición impactó, no sólo en los corazones y en el sentimiento religioso del pueblo, sino en la esperanza comunitaria y en las iniciativas productivas y de desarrollo que el Párroco lideraba. La muerte del Padre Tiberio le dolió tanto a Trujillo como a otras parroquias en Colombia. Sesenta sacerdotes y dos obispos de diferentes partes del País asistieron a sus honras fúnebres, donde sancionaron canónicamente de excomunión a los asesinos. La desmedida crueldad de su asesinato superó toda la simbología cultural de la violencia, que hasta entonces se había perpetuado contra la espiritualidad de las comunidades campesinas colombianas. AsesinatoSe registró violencia sexual tanto contra Fernández (castración) como contra su sobrina Alba Isabel Giraldo de 22 años, a quien torturaron, violaron y le cercenaron los senos.[4] El cadáver descuartizado del sacerdote fue encontrado en el río Cauca en cercanías de Roldanillo. Sin embargo, los restos de sus acompañantes nunca fueron recuperados.[5] Henry Loaiza El Alacrán ha sido sindicado como uno de los mayores responsables del crimen.[6] Véase tambiénReferencias
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