Es una especie anual, bienal o perenne de 20 cm hasta 1 m de altura, con tallos erectos, ramificados o no, huecos y longitudinalmente surcados, glabros o frecuentemente cubiertos de pelos glandulares y, debajo de los capítulos, donde pueden ser densamente aracnoideo-blanquecino; una rosta basal de hojas es eventual y las hojas caulinares son abrazadoras, muy variables, con aurículas finas y agudas, pinnatisectas, generalmente en estrechos/filiformes lóbulos, con o, generalmente, sin pequeñas espinas en los márgenes. La inflorescencia, en corimbo, consiste en múltiples capítulos pedúnculados con un involucro frecuentemente densamente aracnoideo-blanquecino en la parte inferior —y también en el ápice de los pedúnculos— de las brácteas que son herbáceas, más grandes del exterior hacía el interior, glabras o con pelos glanduliferos y con las lígulas con limbo apicalmente pentadentado, amarillas y a menudo con una banda longitudinal violácea en su envés. El receptáculo es convexo, desnudo y alveolado. Las cipselas, de cuerpo comprimido y finamente tuberculado, son estrechamente oblanceoladas, de color pardo y con 3-4 costillas longitudinales de cada lado; son coronadas por un vilano, caedizo, de finísimos pelos blancos escabridos o barbelados.[1][2]
tenerrimus: prestado directamente del latíntenerrimus, de těner, tierno, delicado, aludiendo a las hojas fina y estrechamente lobuladas de esta planta. Ya en Ovidio como tenerrimus en su Ars Amandi (1, 299)).[5]