Sinfonía n.º 8 (Bruckner)La Sinfonía n.º 8 en do menor, WAB 108 fue compuesta por Anton Bruckner entre 1884 y 1887. Fue sometida a una revisión que terminó en 1892, lo cual fue una práctica común en la producción sinfónica del maestro austríaco. La partitura está dedicada al emperador Francisco José I.[1][2][3][4] HistoriaComposiciónLa composición de esta pieza se desarrolló entre 1884 y 1892, periodo en el cual la obra experimentó un proceso de revisión. Se conservan dos manuscritos autógrafos de la sinfonía, con fechas 1887 y 1890, respectivamente. Además de estos, existen más esbozos de las diferentes fases de composición que de ninguna otra sinfonía de Bruckner, que nos permiten seguir la evolución de momentos clave, como la exposición del tema principal del primer movimiento. Las versiones y ediciones ejecutables de la sinfonía son las siguientes: Versión original de 1887Bruckner comenzó a trabajar en esta sinfonía en julio de 1884 inmediatamente después de terminar su Sinfonía n.º 7 y tras la euforia de su éxito, la Sinfonía n.º 8 tendrá una historia difícil. Trabajando principalmente durante las vacaciones de verano de sus responsabilidades en la Universidad de Viena y el Conservatorio de Viena, el compositor completó los cuatro movimientos en forma de borrador en agosto de 1885. Bruckner tardó en completar la orquestación de la obra hasta abril de 1887; durante esta etapa de composición, se invirtió el orden de los movimientos internos, quedando el Scherzo segundo y el Adagio como tercer movimiento.[5] Presenta varias diferencias significativas con las versiones posteriores, más conocidas, incluyendo un final en forte para el primer movimiento y una tonalidad diferente en el clímax del movimiento lento. Es también bastante más larga que la versión de 1890, y tiene algún cambio en la orquestación, como las maderas dobles, en lugar de triples en los tres primeros movimientos, lo que les da un carácter algo más austero. Algunos estudiosos apoyan esta versión, argumentando que las posteriores revisiones están acortadas y suavizadas, como concesión a un gusto más brahmsiano de los colaboradores de Bruckner.[6] Esta versión se estrenó en 1973 bajo la dirección de Hans-Hubert Schönzeler para la BBC.[7] Ediciones:
Adagio de 1888En enero de 1888, Bruckner había llegado a un acuerdo con Levi en que la sinfonía se beneficiaría de más trabajo. Los primeros trabajos de revisión se llevaron a cabo en el primer movimiento y el Scherzo, expresados como anotaciones a lápiz en su partitura. A partir de entonces, Bruckner se concentró en las nuevas versiones de la Cuarta y la Tercera sinfonías.[9] La Biblioteca Nacional Austriaca alberga un manuscrito de una versión intermedia del movimiento lento, datada en 1888. Ediciones:
Versión de 1890Comenzó a trabajar en la versión final del Adagio en marzo de 1889 y completó la nueva versión de la sinfonía en marzo de 1890. Una vez que se completó la nueva versión, el compositor escribió al emperador Francisco José I para pedirle permiso para dedicarle la sinfonía. El emperador aceptó la solicitud del maestro y además se ofreció a ayudar a pagar la publicación de la obra. Muchos estudiosos, como Deryck Cooke y Robert Haas han sugerido que esta versión es el producto de la inseguridad de Bruckner, y de la presión de sus colaboradores, como el director Josef Schalk: Cooke incluso se refiere a ella como la "revisión Bruckner-Schalk".[10] Ediciones:
La edición de Haas ha sido la más popular entre los directores brucknerianos y ha seguido utilizándose incluso después de la aparición de la edición de Nowak. Por su parte, Eugen Jochum utilizó la edición de Haas para su primera grabación en 1949, pero empleó la de Nowak para sus sucesivas grabaciones. Wilhelm Furtwängler, que dirigió el estreno de la edición Haas, volvió a la edición de 1892 al final de su carrera. Estreno y publicaciónLa historia del estreno de esta sinfonía fue un tanto tortuosa. En septiembre de 1887 Bruckner hizo copiar la versión original de la partitura y enviarla a Hermann Levi, el cual la rechazó. Este director de orquesta había sido uno de los colaboradores más cercanos de Bruckner y tuvo un papel determinante en el éxito de la Sinfonía n.º 7, de la cual ofreció una interpretación en Múnich que fue "el mayor triunfo que Bruckner había experimentado hasta entonces". También había hecho arreglos para que la carrera de Bruckner fuera apoyada de otras formas, incluida la asistencia financiera de la aristocracia y que le honraran con un doctorado honoris causa de la Universidad de Viena. Sin embargo, Levi no comprendió la nueva obra y estuvo a punto de llevar al suicidio a Bruckner, raramente tan satisfecho consigo mismo. El director respondió a Bruckner de esta manera:[5]
Una vez completada la versión de 1890, Levi ya no dirigía los conciertos en Múnich. Recomendó que su protegido Felix Weingartner, Kapellmeister de Mannheim, dirigiera la primera interpretación de la sinfonía. El estreno se programó dos veces bajo la batuta del joven director durante 1891, pero en cada ocasión Weingartner la sustituyó por otra obra en el último minuto.[5] El director le dijo a Bruckner que no podía realizar la actuación porque estaba a punto de asumir un nuevo puesto en la Ópera de Berlín. Weingartner admitió, en una carta a Levi, que la verdadera razón por la que no pudo interpretar la sinfonía fue porque era demasiado difícil y no tenía suficiente tiempo para ensayar: en particular, los ejecutantes de la tuba en su orquesta no tenían suficiente experiencia para hacer frente a sus partes.[5] Después la cancelación de una interpretación de Levi en Múnich debido a un temido brote de cólera, Bruckner centró sus esfuerzos en asegurar un estreno en Viena para la sinfonía. El estreno se celebró finalmente el 18 de diciembre de 1892 por la Orquesta Filarmónica de Viena bajo la batuta de Hans Richter. Aunque algunos de los miembros más conservadores de la audiencia se fueron al final de cada movimiento, muchos de los seguidores de Bruckner también estaban presentes, incluidos Hugo Wolf y Johann Strauss. La primera edición de la pieza fue llevada a cabo en 1892 por la editorial Haslinger-Schlesinger-Lienau de Berlín. Bruckner tuvo algunas dificultades para encontrar quien publicara su obra, pero a fines de 1890 la editorial Haslinger-Schlesinger-Lienau acordó emprender la publicación. Los colaboradores de Bruckner, Josef Schalk y Max von Oberleithner, ayudaron con el proceso: Schalk preparó el texto musical para enviarlo a la imprenta, mientras que Oberleithner corrigió las pruebas y también brindó apoyo financiero. La sinfonía finalmente se publicó en marzo de 1892. Fue la única de las sinfonías de Bruckner que se publicó antes de su primera interpretación.[5] InstrumentaciónLa partitura está escrita para una orquesta formada por:[15]
Estructura y análisisLa sinfonía consta de cuatro movimientos:[15]
I. Allegro moderatoEl primer movimiento, Allegro moderato, está escrito en la tonalidad de do menor, en compás alla breve y responde a la forma sonata. La exposición consta de tres temas, lo cual es un recurso arquitectónico habitual en Bruckner desde la Sinfonía en fa menor.
El desarrollo ofrece espacio para la descarga de sonido demoledor de una ola de acumulación a gran escala: el segundo tema, que está aproximadamente en la mitad del primer movimiento, primero se desarrolla en su inversión y conduce a un estallido abrumador de esos pasajes en cuyos temas 1 y 2 están superpuestos uno encima del otro. En términos de su intensidad dramática, esta sección solo encuentra una correspondencia en el curso posterior del movimiento, es decir, en la última ola de construcción antes de la coda. La recapitulación llega tras una transición fluida. El segundo grupo temático de la escala se despliega una vez más en toda su belleza, hasta que reaparece el tercer tema, entra en una fase de aumento, que se alza y se rompe con un implacable encantamiento en do menor y refuerzo de toques de trompeta. La coda es el único final de los movimientos exteriores de Bruckner que termina en silencio. En 1887 el movimiento terminaba con un conciso pasaje en fortissimo de 29 compases, que se eliminó en la versión de 1890. El propio compositor describió la coda de 1890 como un reloj de la muerte:[16] "Es como cuando alguien se está muriendo y enfrente está el reloj que sigue corriendo mientras su vida está llegando a su fin..." II. Scherzo. Allegro moderato – Trio. LangsamEl tercer movimiento, Scherzo. Allegro moderato – Trio. Langsam (Lento), está en do menor y en compás de 3/4 que en el trío pasa a la bemol mayor y a 2/4. Este movimiento, que suele ser el tercero, ocupa aquí el segundo lugar como en la Sinfonía n.º 9. Estructuralmente este Scherzo, de considerables proporciones, responde a una forma rondó A–B–A–C–A–B–A, en lugar de la habitual forma ternaria de scherzo con trío. El Scherzo avanza con fuerza en su ritmo constante, pero tampoco se descuidan los episodios tiernos y hasta oníricos. La figura simbólica del alemán Michels, que puede describirse de muchas maneras, representa la figura nacional de un hombre honesto, soñador, amante de la paz, sencillo, soñoliento, pero bonachón. "Cuando el hijo de este granjero reflexiona sueña con el paisaje", entonces la ilustración musical se puede descubrir en el amplio trío. Y, en última instancia, es el propio Bruckner quien sueña en este paisaje pacífico. El trío, en la bemol mayor y 2/4, también está estructurado en tres partes. Presenta cambios importantes entre diversas versiones:
III. Adagio. Feierlich langsam, doch nicht schleppendEl tercer movimiento, Adagio. Feierlich langsam, doch nicht schleppend (Solemnemente lento, pero no desganado), está en re bemol mayor y en compás de 4/4. Se presenta como un rondó de cinco partes (A–B–A'–B'–A'') y su estructura es en arco, como ya se probó en el mismo movimiento de la Sinfonía n.º 2, es el movimiento sinfónico más largo de Bruckner. Después de compases introductorios que flotan suavemente, construidos sobre el ritmo resultante mediante el uso de la síncopa, suena el tema del movimiento, un tono de cuerda punteado delicado y prolongado en La bemol. Aquí Bruckner tiene éxito en utilizar un motivo que, extremadamente breve en su extensión, los mayores poderes se despliegan en el transcurso del movimiento hasta el final, siempre recurrente, ya sea oculto o audible. El primer clímax del tema, con su quintillete ascendente, como en el segundo tema del primer movimiento, evoca inmediatamente el tema ascendente del primer movimiento de la Sinfonía n.º 7. Bruckner fue a menudo culpado por los ecos recurrentes de la obra anterior. Las alegaciones se invalidan si se examinan más de cerca las citas interrelacionadas intencionales de todo el trabajo posterior. En el Adagio de la 8ª Sinfonía, igual en la primera y segunda versiones, Bruckner utilizó arpas que, por ejemplo, dan al episodio continuado del primer tema con sus altibajos corales un timbre inconfundible. Las arpas no aparecen de otra manera en las sinfonías de Bruckner; Bruckner dice lo siguiente sobre su uso en la Octava: “Necesito ayuda, ¿puedes tú?" El segundo tema del Adagio contiene el sexto como un intervalo descendente, que recorre toda la sinfonía, oculto o destacado, para luego emerger nuevamente al comienzo del segundo tema en el finale. Después de la presentación del segundo tema del adagio, siguen varias ondas de progresión o bloques de sonido de tamaño sublime que brotan abruptamente en una sucesión prolongada. Uno de los aspectos más destacados contiene una cita del motivo de Sigfrido de Wagner, "como un recordatorio del maestro". El clímax final del movimiento utiliza el golpe de címbalo, después de lo cual una repetición de los pasajes con las subidas del coral, que en la primera versión contenía un toque de Parsifal de Wagner, conduce a la amplia coda, que en sus cálidos sonidos de las tubas y cuerdas bajas también incluye los sonidos de la secuencia de tonos descendentes del reloj de la muerte del primer movimiento.[16][17] IV. Finale. Feierlich, nicht schnellEl cuarto y último movimiento, Finale. Feierlich, nicht schnell (Solemne, no rápido), retoma la tonalidad inicial, el compás alla breve y la forma sonata. El Finale también consta de tres grupos temáticos:
No obstante, los expertos señalan repetidamente que con tales declaraciones el maestro posiblemente solo quería golpear un supuesto sabor de los tiempos. Si realmente tuvo en mente a los tres emperadores al componer es más que cuestionable hoy y es uno de los muchos secretos, misterios y ambigüedades que rodean a Bruckner como persona.
Recepción de la obraTras el estreno las críticas la llegaron a calificar como la "sinfonía de las sinfonías" o "cumbre de la sinfonía romántica". El crítico Eduard Hanslick abandonó el auditorio tras el Adagio. En su reseña describió la sinfonía como "interesante en los detalles, pero extraña en su conjunto, de hecho repelente. La peculiaridad de esta obra consiste, para decirlo brevemente, en importar el estilo dramático de Wagner a la sinfonía". (Korstvedt señala que esto fue menos negativo que las críticas de Hanslick a las primeras sinfonías de Bruckner). También hubo muchas críticas positivas de los admiradores de Bruckner. Un crítico anónimo describió la sinfonía como "la corona de la música en nuestro tiempo". Hugo Wolf le escribió a un amigo que la sinfonía era "la obra de un gigante" que "supera a las otras sinfonías del maestro en alcance intelectual, genialidad y grandeza". La sinfonía tardó en entrar en el repertorio orquestal. Sólo se produjeron dos interpretaciones más durante la vida de Bruckner. El estreno estadounidense no tuvo lugar hasta 1909,[5] mientras que la sinfonía tuvo que esperar hasta 1929 para su primera interpretación en Londres.[18] Discografía selectaA continuación se cita una selección de grabaciones de las distintas versiones de la sinfonía.[19] Versión de 1887
Versiones de 1887-1890 (ed. Haas)
Versión de 1890 (ed. Nowak)
Edición de 1892
Véase también
Referencias
Enlaces externos
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