La producción sinfónica del maestro austríaco puede dividirse a grandes rasgos en tres bloques temporales: el primer bloque (1757-1761) se corresponde con su periodo al servicio del condeCarl von Morzin(n.º 1 - n.º 5); el segundo bloque en la corte Esterházy (1761-1790 pero con la última sinfonía para el público de Esterházy en 1781); y el tercer bloque (1782-1795) comprende las Sinfonías de París (n.º 82 - n.º 87) y las Sinfonías de Londres (n.º 93 - n.º 104).[2] El 1 de mayo de 1761 el compositor firmó su contrato como vice-kapellmeister (más tarde kapellmeister) de la familia Esterházy, que nominalmente duró 48 años, hasta su muerte.[4]
La composición de esta pieza se desarrolló en el periodo al servicio del conde Morzin. Según el musicólogoH. C. Robbins Landon fue escrita antes de 1760, contemporánea de las sinfonías n.º 15 a 18. El propio Haydn marcó esta sinfonía como la n.º 16, aunque sigue sin tenerse pruebas claras de ello.[5] En 1907 el erudito Eusebius Mandyczewski le asignó su posición cronológica, asignación que después fue aceptada por Anthony van Hoboken.[6]
Los sobrenombres de Hermannstädter o Brukenthal que se le han asignado hacen referencia al descubrimiento de una copia de la partitura. En 1946 se halló una copia de la sinfonía en la residencia de verano del barón Samuel von Brukenthal cerca de la ciudad rumana de Hermannstadt (actualmente Sibiu). En origen se había considerado una obra desconocida, la sinfonía pronto tomó el apodo de Hermannstädter tras ser grabada bajo ese título por la Orquesta Filarmónica de Rumanía.[7] Unos años más tarde, Robbins Landon determinó que el manuscrito era una copía de la sinfonía ya publicado por Breitkopf & Härtel en 1907. Hoy en día, el sobrenombre es rara vez utilizado.[5]
Las trompas faltan en varias fuentes; no obstante, es probable que sean auténticas.[1]En aquella época se solía emplear un fagot para amplificar la voz del bajo, incluso sin una notación separada. En cuanto a la participación del clavecín como bajo continuo en las sinfonías de Haydn existen diversas opiniones entre los estudiosos: James Webster se sitúa en contra;[8] Hartmut Haenchen a favor;[9] Jamie James en su artículo para The New York Times presenta diferentes posiciones por parte de Roy Goodman, Christopher Hogwood, H. C. Robbins Landon y James Webster.[10] A partir de 2019 la mayor parte de las orquestas con instrumentos modernos no utiliza el clavecín como continuo. No obstante, existen grabaciones con clavecín en el bajo continuo realizadas por: Trevor Pinnock (Sturm und Drang Symphonies,Archiv, 1989-1990); Nikolaus Harnoncourt (n.º 6–8, Das Alte Werk, 1990); Sigiswald Kuijken (incluidas las Sinfonías de París y Londres; Virgin, 1988-1995); Roy Goodman (Ej. n.º 1-25, 70-78; Hyperion, 2002).
El segundo movimiento, Andante a la siciliana, está en do mayor y en compás de 6/8. Es exteriormente convencional, pero su fraseo es irregular (exposición: 7+5+6 compases) y el desarrollo está principalmente en modo menor.[2]
III. Presto
El tercer y último movimiento, Presto, retoma la tonalidad inicial y el compás es 3/8. El Finale es un típico cierre en 3/8, que se distingue en el segundo grupo por una serie de escalas ascendentes rápidas que recuerdan vagamente al final "La tempesta" de la Sinfonía n.º 8 "Le soir".[2]