Sabina de la Umbría de Miranda
La sabina de la Umbría de Miranda es un árbol protegido del parque natural de Puebla de San Miguel, en el Rincón de Ademuz, provincia de Valencia (Comunidad Valenciana, España). Notable ejemplar de sabina albar (Juniperus thurifera L) situado en una ladera de umbría a 1.000 metros de altitud, al que se le calculan unos 700 años, propiedad del Ayuntamiento de Puebla de San Miguel. HistoriaPor su monumentalidad, la sabina de la Umbría de Miranda figura con el n.º 1540 en el Catálogo de árboles protegidos de la Generalidad Valenciana (2016).[1]-[2] Su datación se estima en setecientos años, ello significa que su brote comenzó a crecer a comienzos del siglo XIV, apenas cien años después de la conquista cristiana de las tierras de Ademuz y Castielfabib por Pedro II de Aragón (1210).[3] Ubicación y descripciónSe halla en la ladera septentrional de la partida denominada «Umbría de Miranda», a la izquierda del camino que lleva de Puebla de San Miguel a Sesga, propiamente en la desembocadura del barranco de Los Tajos (también, barranco de la Cañada de Jorge) -a unos 2 km de la villa. De porte monumental, su tronco doble se divide en gruesas ramas conforme asciende su caña, la copa es triangular y el aspecto saludable. Un visitante la describe del siguiente tenor:
CaracterísticasIndiferente al tipo de suelo, las sabinas prefieren sin embargo los calizos, aunque se adaptan bien a los más pobres y pedregosos. Su sistema radical es extenso, de ahí que prefiera los espacios abiertos. Ello parece contradecir la ubicación de la sabina de la Umbría de Miranda, rodeada de monte bajo, con abundantes arbolado en su entorno, «pero quizás sus circunstancias fueron distintas en su primera juventud y madurez».[3]
GeneralidadesEl farmacéutico leridano Pío Font Quer en su célebre texto -Plantas medicinales: El Dioscórides renovado- escribe que «la sabina da nombre a un grupo de especies del género Juniperus que se caracteriza por tener las hojas cortísimas, a manera de escamas, imbricadas, de forma que más bien recuerdan las del ciprés que las de los enebros y cadas».[5] Menciona dos tipos de sabina, la rastrera (Juniperus sabina L) y la negra (Juniperus phoenicea), pero sin nombrar a la sabina albar (Juniperus thurifera). Asimismo, cita a Andrés Laguna, que se refiere a dos tipos de sabina, también sin nombrarlas. Entre los breves comentarios de Laguna recoge la siguiente afirmación:
Acertadamente, «el mejor uso (medicinal) que se puede hacer de la sabina es ignorarla».[7]. Véase también
Notas y referencias
Bibliografía
Enlaces externos
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