Rigoberto López Pérez
Pascual Rigoberto López Pérez (León, 13 de mayo de 1929 - 21 de septiembre de 1956) fue un poeta nicaragüense, importante símbolo de la revolución nicaragüense, que se inmoló al dar muerte a Anastasio Somoza García. BiografíaLópez Pérez nació en el seno de una familia humilde. Era hijo de Soledad López y Francisco Pérez. Cursó sus primeros estudios en el Hospicio de San Juan de Dios, donde había sido internado por mediación de su padrino el sacerdote Agustín Hernández. Allí estudió el oficio de sastre e ingresó en la Escuela de Comercio Silviano Matamoros para cursar estudios de redacción y taquimecanografía. Las relaciones amorosas con Amparo Zelaya Castro le hicieron realizar frecuentes viajes a la capital, Managua, e intensificó sus actividades contra la dictadura de Anastasio Somoza García y su compromiso por la libertad de su país afiliándose en el Partido Liberal Independiente (PLI), formado por disidentes del oficialista Partido Liberal Nacionalista (PLN), de la familia Somoza, de la mano de José Constantino González, secretario del general Augusto Sandino. Entre 1951 y 1956 residió en el extranjero pero viajaba con frecuencia a Nicaragua por motivos personales, la familia y su relación con Amparo, a la vez que se ponía al corriente de la situación política interna. Tenía relaciones con músicos y poetas de otros países, como el nicaragüense-salvadoreño Juan Felipe Toruño. El 4 de abril de 1954 la Guardia Nacional (GN) había asesinado a sus compañeros Adolfo y Luis Báez Bone, junto con otros militares y civiles que querían emboscar al dictador Somoza. Rigoberto conoció a la madre de ambos, la señora Ruth Bone, con la que entabló amistad. AjusticiamientoEl compromiso de Rigoberto por la libertad le llevó a plantearse que la única forma de acabar con la dictadura de Somoza era su eliminación física.[1] El 17 de septiembre de 1956 llegó a Managua con el plan ya preparado para asesinar a Anastasio Somoza García. Entregó cartas para Manuel Díaz y Sotelo, amigo con el que compartía ideario, y al día siguiente se dirigió a su ciudad natal en ferrocarril. La tarde del 21 de septiembre la dedicó a estar con su madre, a la que leyó el poema Confesión de un Soldado,[2] después se vistió con una camisa blanca y un pantalón azul; su madre diría después que
Se dirigió a la Casa del Obrero donde se celebraba una fiesta a la que acudía Somoza, en la que se infiltró por mediación de su cuñado, el periodista Armando Zelaya. Durante el acto, con un revólver Smith and Wesson calibre .38, cuatro de sus cinco disparos entraron en el pecho de Somoza. En respuesta, recibió una lluvia de balas que le quitaron la vida de inmediato, mientras Somoza era conducido -con ayuda que envió el presidente Dwight Eisenhower- a un hospital militar estadounidense en la zona del Canal de Panamá, donde falleció el 29 de septiembre de 1956. El puesto vacante sería ocupado por el hijo, Luis Somoza Debayle, mientras el otro hijo, Anastasio Somoza Debayle, fue jefe director de la GN. El ajusticiamiento se había proyectado para el 14 de septiembre en la celebración del centenario de la Batalla de San Jacinto, en la hacienda San Jacinto a 39 kilómetros al noreste de Managua, a la que Rigoberto había invitado a acudir a la señora Ruth, pero se desestimó por temor a que en la represalia murieran muchos estudiantes. Después de la acción la Guardia Nacional arrestó, en su casa, a la madre y hermanos de Rigoberto López, Salvador y Margarita. En el registro desaparecieron manuscritos de poemas dedicados a José de la Cruz Mena y un legado de 300 versos. El cuerpo de López Pérez, según la versión recogida por el teniente Agustín Torres Lazo en su libro La saga de los Somoza (2000), fue llevado a Managua y enterrado cerca del actual Recinto Universitario Rubén Darío RURD (de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua UNAN-Managua), para que su tumba no se convirtiera en santuario para la oposición. A la vez se le difamó y se le acusó de borracho. La represión por el ajusticiamiento de Somoza se cebó en el círculo familiar de Rigoberto: su madre, su hermana Margaríta, su novia Amparo Zelaya y su amiga María Lourdes fueron encarceladas en el complejo carcelario de La Aviación (conocido después como Complejo Ajax Delgado) donde fueron torturadas durante días. En su libro, Torres Lazo, quien fue fiscal en la Corte de investigación y el Consejo de guerra que sentenció a 16 personas a la cárcel, reprodujo estos dos documentos:
Reconocimiento de la acciónLa acción de López Pérez fue condenada por la dictadura de Nicaragua y el gobierno de Estados Unidos. Los partidarios de la lucha contra los Somoza vieron en el homicidio una acción heroica de un "patriota ejemplar". En 1961, se fundó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y Rigoberto fue un ejemplo a seguir por sus militantes y partidarios, aunque el FSLN no existía en 1956. Tras el triunfo de la Revolución Sandinista en 1979 la figura de Rigoberto adquirió valor y fue muy promocionada. El 21 de septiembre de 1981 la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de la República de Nicaragua otorgó, mediante Decreto 536, publicado en La Gaceta Diario Oficial n.º 218 del 28 del mismo mes y año, el título de Héroe Nacional[1] a López Pérez. El documento dice:
Cuando en 1990 el FSLN pierda las elecciones y dé paso en las responsabilidades de gobierno a la Unión Nacional Opositora UNO de Violeta Barrios de Chamorro comenzaron a cuestionarse la acción contra el dictador Somoza y la figura de Rigoberto. Aun así se celebraron homenajes a Rigoberto y se le levantaron monumentos como el de 2006 en Managua[3] aunque no sin polémica, como puede verse en las líneas del artículo que en El Nuevo Diario publicó en febrero de 2006, el ingeniero Aldo Urbina Villalta (Rector de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI))
Su legadoSi las obras musicales y literarias de López Pérez pudieran ser importantes no cabe duda de que su mayor trascendencia fue el homicidio del dictador. Antes, Rigoberto escribió una carta a su madre en la que justificaba su acción; su testamento político. La carta expone, desde el primer párrafo, su implicación en la lucha contra la dictadura y su decisión:
Entiende que su acción es un cumplimiento del deber de cualquier patriota, que no es un sacrificio;
A la vez que intenta consolar a su madre y le pide que se tome;
Honores
Referencias
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