Ramon FelipRamón Vicens Prada, conocido como Ramon Felip (San Lorenzo de la Muga, 1807-Vich, 1842) fue un guerrillero carlista, el más célebre jefe de los trabucaires, como se conoció a las partidas de bandoleros que quedaron activas en las comarcas interiores de Cataluña al finalizar la primera guerra carlista, tras la firma del Convenio de Vergara y la salida de España de Ramón Cabrera el 6 de julio de 1840. Tras protagonizar asaltos a diligencias y secuestros de ricos propietarios, el 3 de junio de 1842 Felip cayó por sorpresa sobre Ripoll y saqueó la población. Perseguido por las tropas del capitán general de Cataluña Antonio Van Halen, que dictó bandos sanguinarios amenazando con pena de muerte a las autoridades locales que, teniendo conocimiento de la presencia de la partida en su jurisdicción, no diesen parte a la tropa y a cualquiera que le diese protección, buscó refugio en una masía cercana a Sant Andreu de la Vola donde, gravemente herido, fue apresado y conducido a Vich para ser ejecutado en la madrugada del 2 de julio de 1842.[1] Felip habría hecho la guerra en Cataluña acabándola con empleo de capitán graduado de teniente coronel por su comportamiento en la toma de Verges.[2] Finalizada la guerra y tras un corto exilio entró en Cataluña desde Francia el 1 de mayo de 1841 al frente de una cuadrilla de unos sesenta hombres, llevando con ellos a un fraile capuchino con la esperanza de reavivar la guerra en favor del pretendiente. Fracasado el intento por la fría acogida de la población y abandonado por el capuchino y una veintena de sus hombres, Felip cambió sus objetivos, convirtiéndose en adelante en jefe de una partida de bandoleros.[3] El 12 de abril de 1842 Tomás Bruguera, comandante de la milicia nacional y jefe político de la provincia de Gerona, dictó un primer bando por el que ofrecía una recompensa de una onza de oro a todo aquel que le presentase a un «latro-faccioso», recompensa que sería de mayor valor si el cautivo era un cabecilla, «y aun de más consideración si el aprehendido fuese el mismo Ramon Felip».[4] Según Ortega y Espinós, en su novelada historia de los mozos de escuadra, estrechándole estos el cerco, Felip se vio obligado a dividir sus tropas, colocando al mando de una parte de ellas a Rafael Sala «Planademunt», y fueron los hombres de Sala quienes lo hirieron gravemente abandonándolo luego en la cueva donde días más tarde lo capturaron los mozos, que, siempre correctos, le exhortaron a acordarse de Dios y de la Virgen y no le quisieron dar muerte allí mismo, pese a que él se lo suplicase, para ponerlo en manos de la justicia.[5] Un final distinto es el que tiene en el no menos novelesco capítulo dedicado a los trabucaires por Rafael del Castillo, en la serie que dedicó a Los bandidos célebres españoles, donde es el prometido de una doncella a la que violó Felip en vísperas de su matrimonio quien, tras hacerse pasar por bandido con ánimo de venganza y lograr ser admitido en la partida lo hirió gravemente y delató a los mozos.[6] Notas
Bibliografía
Enlaces externos
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