Rafael Ramírez de Arellano y Díaz de Morales
Rafael Ramírez de Arellano y Díaz de Morales (Córdoba, 3 de noviembre de 1854 - Toledo, 20 de diciembre de 1921) fue un escritor e historiador español.[1] BiografíaSu abuelo, Antonio Ramírez de Arellano y Baena, era natural de Lucena, luchó en la Guerra de la Independencia y fue abogado de los Reales Consejos y miembro de una sociedad económica, la Real Asociación Laboriosa de Lucena; con el levantamiento de Rafael del Riego apoyó el régimen liberal y a su caída fue recluido en Cádiz; en 1838 fue nombrado juez de Málaga; su hijo Teodomiro Ramírez de Arellano, que estudió Magisterio sin llegar a terminarlo y se dedicó al periodismo en Madrid, donde cofundó La Correspondencia de España, y en Córdoba, donde fundó La Crónica, fue el padre de Rafael, y trabajó como oficial en la Administración del Estado en diversos gobiernos civiles (Córdoba y Sevilla) y como secretario en los de Ciudad Real, Jaén, Alicante, Murcia y Sevilla. Contrajo matrimonio con Rafaela Díaz de Morales y Pérez de Barradas en Córdoba. Fue correspondiente de la de Historia y de número de la de Córdoba, de la que fue su director, desarrollando además su vocación de autor dramático. Rafael estudió secundaria en el Colegio de la Asunción y luego dio clases de pintura en la Escuela de Bellas Artes junto a Rafael Romero Barros, clases que prosiguió luego en Madrid con Federico Madrazo. Fue también alumno del historiador Luis María Ramírez de las Casas-Deza. Nombrado funcionario oficial de tercera clase en 1874, fue destinado a Málaga, se revocó su orden y fue trasladado a Ciudad Real. Trabajó en los Gobiernos Civiles de Ciudad Real, Huevla, Sevilla, Granada, Jaén, Toledo y Alicante, donde fue secretario del gobernador civil y miembro de la Sociedad Literaria de Alicante; tras dos años y medio fue trasladado a Málaga (1890-1894) y luego, al quedar cesante, marchó a Córdoba a dar clases de Historia del Arte en su reciente Escuela de Artes e Industrias. Por entonces ya había publicado en Sevilla dos obras: Cuentos y tradiciones y Guía artística de Córdoba, más varias colaboraciones en revistas. En 1897 es destinado a Vizcaya, donde estuvo hasta junio de 1899, en que volvió a quedar cesante. Entonces se le encomendó catalogar los monumentos artísticos de Córdoba, para lo cual visitó más de treinta pueblos de la provincia durante ocho meses, y cuatro que le dieron de prórroga, hasta que terminó su trabajo en 1904. Esta obra no ha sido publicada sino recientemente, (Madrid, 1983), con el título de Inventario-Catálogo Histórico Artístico de Córdoba, con notas de José Valverde. La diputación cordobesa publicó otra copia del mismo manuscrito en 1983 con el título Inventario monumental y artístico de la Provincia de Córdoba. En 1910 casó en Córdoba con la ovetense Carlota Canella y Fernández. En Ciudad Real imprimió cuatro volúmenes de su Historia de Córdoba desde su fundación hasta la muerte de Isabel la Católica (1915-1919), y tenía preparado y mecanografiado un quinto que no llegó a imprimirse y quedó en poder del Jefe de Archivos y Bibliotecas. En Toledo, como secretario del gobierno civil, ayudó a su amigo el ingeniero Manuel Tovar Conde, a Vicente Cutanda, director de la Escuela de Artes, el militar José García Criado, Juan García Ramírez, Pedro Román, el canónigo Narciso Estenaga, Juan Moraleda y a muchos otros a fundar la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas, de la que fue el primer director. Como historiador y escritor, publicó numerosos trabajos sobre historia del arte, cervantismo, etcétera; su Ensayo de un catálogo bibliográfico de escritores de la provincia y diócesis de Córdoba, con descripción de sus obras, obtuvo el primer premio del concurso bibliográfico de la Biblioteca Nacional y fue impreso en 1923; también fue elegido miembro de la Hispanic Society of America. En Leyendas y tradiciones populares, escrito en 1877, recopila cuatro leyendas de corte popular. Obras
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