Pintura micénicaLa pintura micénica es una parte del arte de la civilización micénica que abarca principalmente el estudio de los fragmentos de pinturas murales que se han encontrado en las excavaciones arqueológicas. También se suele incluir en la pintura micénica a los elementos pictóricos de algunos sarcófagos y vasos pertenecientes a dicha civilización. Algunas figurillas escultóricas micénicas también estaban policromadas. Pinturas muralesSe han encontrado pinturas en algunas paredes de edificios palaciales micénicos aunque también las hubo en otros edificios privados. La mayoría estaban a la altura de los ojos del espectador, o bien en frisos situados en las partes altas de las paredes. Algunos suelos también aparecían decorados con figuras de animales o representaciones geométricas. Los fragmentos de pintura murales que se han conservado pertenecen a un periodo concreto de dicha civilización, puesto que son posteriores al año 1400 a. C. Luego, en los siglos XIII y XII a. C., las destrucciones asociadas al colapso de la civilización micénica provocaron la desaparición de la mayor parte de esas pinturas. En los poemas homéricos, datados en la época arcaica (siglos VIII o VII a. C.), no se encuentra ninguna alusión a la existencia de ninguna pintura mural en residencias palaciales. Puesto que en la civilización minoica de Creta ya se practicaba la pintura al fresco, los micénicos debieron conocer esas expresiones artísticas, que sirvieron de inspiración o fueron imitadas en la Grecia continental. Es también posible que fueran artistas minoicos los que viajaron al continente y trabajaron al servicio de los micénicos. Se ha sugerido que esto pudo suceder tras la destrucción del último palacio de Cnosos. Tanto en la pintura minoica como en la micénica son comunes las escenas de procesiones y actividades rituales. Sin embargo, entre los temas tratados por los micénicos, aparecen escenas bélicas y de caza, mientras que los minoicos de Creta se centraron más en las representaciones de la naturaleza y otros temas carentes de belicismo. Los perfiles de las figuras de las pinturas murales micénicas suelen estar más marcados que los de las minoicas. Además de escenas de procesiones, batallas y caza, en los frescos aparecen deidades, carros, símbolos, y animales reales o imaginarios. Se ha señalado que además de ser decorativos, los frescos tenían funciones simbólicas e ideológicas y en ocasiones orientar a los espectadores sobre la comprensión de diferentes aspectos de la sociedad y la religión.[Nota 1] Se aprecia una relativa uniformidad en los temas tratados en los frescos en los diferentes palacios micénicos. Aprendida de los minoicos, la técnica consistía en extender una capa de arcilla sobre la pared, a veces reforzada con otros materiales, Esta base se recubría con un mortero de cal y, sobre este, se añadía una fina capa de yeso sobre la que se trazaban unas líneas que definían el espacio pictórico cuando estaba aún fresco. Los colores se extraían de diferentes materiales terrosos y al mezclarse con agua y cal penetraban en el yeso. Una técnica alternativa que se cree que se utilizaba era el uso de alguna sustancia adhesiva natural —tal vez la leche de higo— para que los colores se fijaran a la pared una vez que se había secado. Finalmente se realizaba un pulido.[2][3] Relación de obras conservadasSe han encontrado fragmentos de pinturas murales en los principales centros palaciales micénicos, sobre todo en Micenas, Pilo y Tebas, pero también en Tirinto, Agios Vasilios, Orcómeno y Gla. Son singulares los fragmentos hallados en un edificio de la parcela Vlacos, en Argos[4] y también se han encontrado en una casa del yacimiento arqueológico de Íklaina, en Mesenia. Los fragmentos hallados suelen exponerse junto a tentativas de reconstrucción realizadas por artistas modernos de cómo se supone que habrían sido originalmente las representaciones completas de estos frescos.
Pinturas en sarcófagosCon respecto a las pinturas que se hallan en algunos sarcófagos, aparecen representaciones que se interpretan como símbolos funerarios, rituales o paisajes del inframundo.[7] Una serie de lárnax hallados en Tanagra destacan entre las pinturas en estos soportes. El sarcófago de Hagia Triada, hallado en el sur de Creta y datado hacia 1370-60 a. C., donde se representan dos procesiones seguramente relacionadas con rituales funerarios, es posible que se trate de una muestra de características híbridas de las culturas minoica y micénica.[5]
Pinturas en vasosLos vasos a veces se pintaban figuras humanas y de animales (pulpos, peces y pájaros se encuentran entre los más representados). Algunas de las piezas singulares más destacadas son la «píxide del tañedor de lira» y el «vaso de los guerreros».[5] A finales del siglo XI a. C. son características las pinturas en las cerámicas de «estilo granero», donde la simplicidad de las líneas se interpreta como signo de falta de inspiración y originalidad de una civilización que estaba en una época de declive.[8]
Véase tambiénReferencias
Notas
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