El péplum (plural pepla), también conocido popularmente como espada y sandalia, es un género fílmico que comúnmente puede conceptualizarse como cine histórico de aventuras. Se trataba de películas, en su mayoría de origen italiano, de épica histórica, mitológica o bíblica, ambientadas en la Antigüedad, fundamentalmente grecorromana, o en el periodo medieval. Estas películas intentaban emular las películas históricas de gran presupuesto de Hollywood de la época, como Ben-Hur, Cleopatra, Quo Vadis, La túnica sagrada, Espartaco, Sansón y Dalila o Los diez mandamientos.[1] En varios países, los clásicos de este género eran emitidos en televisión comúnmente durante la Semana Santa. Estas películas dominaron la industria cinematográfica italiana entre 1958 y 1965, siendo finalmente sustituidas en 1965 por los spaghetti western y las películas de euroespionaje.[2][3]
El término "péplum" (palabra latina que hace referencia a la prenda de vestir griega antigua peplo), fue introducido por críticos de cine franceses en la década de 1960.[2][3] Los términos "péplum" y "espada y sandalia" eran utilizados de manera condescendiente por los críticos de cine. Posteriormente, fanes de estas películas los adoptaron, de forma similar a como se adoptaron los términos "spaghetti western" o "shoot-'em-ups". En sus versiones en inglés, las películas de péplum son diferenciadas de sus homólogas de Hollywood por el uso de un doblaje al inglés "torpe e inadecuado," que no es evidente en las versiones al castellano.[4] Antonio Avati produjo y dirigió en 1977 un documental de 100 minutos sobre la historia del género péplum italiano, titulado Kolossal: i magnifici Maciste (también conocido como Kino Kolossal).[5][6]
Películas épicas italianas ambientadas en la antigüedad que fueron producidas antes de la oleada de péplum de 1958 propiamente dicha, como Fabiola (1949) y Ulises (1954), se han denominado proto-péplum,[7][8][9][10] mientras películas recientes ambientadas en esa época grecorromana y realizadas después de que la oleada de péplum terminara en 1965, se han denominado neo-péplum.[11][12][13][14][15]
Origen del término
El término fue acuñado por el crítico francés Jacques Siclier en el número de mayo de 1962 de la revista Cahiers du Cinéma, en un artículo titulado L'âge du péplum, usando metonímicamente el nombre de una prenda de vestuario muy frecuente en tales películas, el llamado peplo (del latínpeplum, derivado del griego πεπλον), especie de túnica sin mangas abrochada al hombro.
Las temáticas antiguas no eran novedad en el cine, como lo muestran por ejemplo producciones como Cabiria o Intolerancia. Sin embargo, el género péplum propiamente dicho recién aparece hacia 1958 con la película Hércules. En esta, el papel de Hércules recayó en Steve Reeves, un ex Míster Universo que se transformó en uno de los iconos del género.
Características
El éxito del filme Hércules y de su segunda parte llamada Hércules encadenado o Hércules y la reina de Lidia (1959) llevó a la cinematografía italiana a montar una verdadera industria del péplum, que reciclaría una y otra vez los mismos escenarios y vestuarios para filmar una seguidilla de películas de entretenimiento masivo.
Del mismo modo, marcó una serie de pautas que el resto de producciones seguiría de una manera más o menos literal, llegando en ocasiones a ser una sucesión de tópicos que homogeneizaban fuertemente el género, independientemente del héroe que las protagonizara o la historia que se estuviera contando.
Las películas de espada y sandalia son una clase específica de películas de aventuras italianas con temas ambientados en la antigüedad bíblica o clásica, a menudo con tramas basadas más o menos libremente en la historia grecorromana o en otras culturas relativamente contemporáneas de estas épocas, como la egipcia, asiria o la etrusca, así como en la época medieval. No todas las películas estaban basadas en la fantasía, y muchas de las tramas presentaban personajes históricos reales, como Julio César, Cleopatra o Aníbal, aunque se tomaban grandes libertades con los argumentos. Gladiadores y esclavos que se rebelaban contra gobernantes tiranos, piratas y espadachines aventureros también eran temas populares.
Tal y como Robert Rushing lo define, el péplum, "en su forma más estereotipada, [...] representa a héroes musculosos (culturistas profesionales, atletas, luchadores o actores musculosos) en la antigüedad mitológica, luchando contra monstruos fantásticos y salvando a hermosas mujeres escasamente vestidas. Más que ser fastuosas epopeyas ambientadas en el mundo clásico, son películas de bajo presupuesto que se centran en el extraordinario cuerpo del héroe."[16] Así pues, la mayoría de las películas de espada y sandalia tenían como protagonista a un hombre de fuerza sobrehumana, como Hércules, Sansón, Goliat, Ursus o el mismísimo héroe popular italiano Maciste. Además, las tramas solían incluir a dos mujeres que se disputaban el afecto del héroe culturista: la enamorada buena (una damisela en apuros que necesita ser rescatada), y una malvada reina femme fatale que pretendía dominar al héroe.
Además, las películas solían incluir a un gobernante ambicioso que ascendía al trono asesinando a quienes se interponían en su camino, y a quien a menudo solo el fornido héroe podía deponer. Así, Maria Elena D'Amelio describe como el objetivo a menudo político del héroe el de: "restaurar un soberano legítimo contra un dictador malvado".[17]
Muchas de las películas de péplum involucraban un enfrentamiento entre dos poblaciones, una civilizada y otra bárbara, que solía incluir una escena de un pueblo o ciudad incendiada por los invasores. Por su contenido musical, la mayoría de las películas contenían una colorida secuencia de bailarinas, con el objeto de subrayar la decadencia pagana.
El hilo argumental se limita a ser el de un gobernante sin moral ni escrúpulos que tiene subyugada a la población y al que el héroe se ha de enfrentar. Generalmente, el héroe solitario llega a la población que está siendo sometida y tras comprobar las penurias de sus pobladores, se compromete a liberarles. El pérfido gobernante trata de acabar con él durante todo el desarrollo de la película, pero termina siendo asesinado por el protagonista, generalmente en la batalla culmen. En esta contienda final, el pueblo se ha rebelado contra su dictador y ayuda al héroe en su cometido.
Las aventuras del héroe se tejen en torno a una trama de intrigas palaciegas urdidas por el villano.
Radicalización moral: El héroe es de una bondad impoluta y el villano es de una maldad irredimible. No existe ningún tipo de aristas en la moral de ambos personajes.
El papel del héroe se reserva a culturistas sin más dotes interpretativas exigibles. Por el contrario, grandes actores han encarnado el papel de villano, como Fernando Rey, John Drew Barrymore o Christopher Lee.
El héroe no precisa de nada que no sea su propia fuerza física o habilidad de lucha para salir victorioso. El uso de la razón, la inteligencia o la astucia está únicamente asociado con los villanos.
Completa perversión de la realidad histórica o mitológica, que no es más que un pretexto en vez de un contexto.
Escenarios y vestuario sin ninguna relación artística o histórica con la época que retratan. No es raro encontrar escenografías minoicas dando cobertura a guerreros griegos ataviados como legionarios romanos. Por otra parte, el vestuario de los protagonistas busca sencillamente el lucimiento carnal de los mismos, por lo que se recurre sistemáticamente a la mínima expresión en peplos, minifaldas y transparencias.
Generalmente incluyen una escena de lucha con animales, una escena de danza de bellas mujeres y una batalla multitudinaria.
Varias veces sucedía una catástrofe de grandes dimensiones, provocada, ya fuera por la Naturaleza o por "castigo divino".
Precursoras de la oleada de cine de espada y sandalia (antes de 1958)
Películas italianas de la época de cine mudo
Cineastas italianos allanaron el camino para el género del péplum con algunas de las primeras películas mudas que trataron sobre los mismos temas, como las siguientes:
El saqueo de Roma (1905)
Agripina (1911)
La caída de Troya ( La caduta di Troia, 1911)
La reina de Nínive (1911, dirigida por Luigi Maggi)
La película muda italiana Cabiria, de 1914, fue una de las primeras películas ambientadas en la antigüedad en las que se utilizó un personaje muy musculoso, Maciste (interpretado por el actor Bartolomeo Pagano), que sirvió en esta primer película como compañero servil del héroe. Sin embargo, Maciste se convirtió en el personaje favorito del público en la película, y Pagano fue llamado muchas veces para repetir el papel. El personaje de Maciste apareció en al menos dos docenas de películas mudas italianas entre 1914 y 1926, todas ellas con un protagonista llamado Maciste, si bien las películas estaban ambientadas en diferentes épocas y lugares geográficos.
A continuación se ofrece una lista completa de las películas mudas de Maciste en orden cronológico:
La Rivincita di Maciste ("La revancha de Maciste", 1919)
Il Testamento di Maciste (1919)
Il Viaggio di Maciste ("El viaje de Maciste", 1919)
Maciste I (1919)
Maciste contro la morte (1919)
Maciste innamorato (1919)
Maciste in vacanza ("Maciste de vacaciones", 1920)
Maciste salvato dalle acque ("Maciste salvado de las aguas", 1920)
Maciste e la figlia del re della plata ("Maciste y la hija del rey de la plata", 1922)
Maciste und die Japanerin ("Maciste y los japoneses", 1922)
Maciste contro Maciste (1923)
Maciste und die chinesische truhe ("Maciste y el baúl chino", 1923)
Maciste e il nipote di America ("Maciste y el sobrino americano", 1924)
Maciste imperatore (1924)
Maciste contro lo sceicco ("Maciste contra el jeque", 1925)
Maciste all'inferno ("Maciste en el infierno", 1925)
Maciste nella gabbia dei leoni ("Maciste en la guarida de los leones", 1926)
il Gigante delle Dolemite ("El gigante de las dolomitas", lanzada en 1927)
Épicas históricas fascistas italianas y de posguerra (1937-1956)
La industria cinematográfica italiana estrenó varias películas históricas a principios de la era sonora, como la película de gran presupuesto Scipione l'Africano (Escipión el Africano) de 1937. En 1949, la industria cinematográfica italiana de la posguerra rehízo Fabiola (que ya había sido filmada dos veces en la época del cine mudo), una coproducción italo-francesa como las siguientes películas Los últimos días de Pompeya (1950) y Mesalina (1951).
Durante la década de 1950, se estrenaron varias películas épicas históricas estadounidenses rodadas en Italia. En 1951, el productor de la MGMSam Zimbalist aprovechó inteligentemente los menores costos de producción, el uso de fondos congelados y la experiencia de la industria cinematográfica italiana para rodar en Roma la epopeya en tecnicolor a gran escala Quo Vadis. Además de su relato ficticio que vinculaba el Gran Incendio de Roma, la persecución de los cristianos en el Imperio Romano y el emperador Nerón, la película -que seguía la novela "Quo vadis" del escritor polaco Henryk Sienkiewicz- contaba también con un poderoso protagonista llamado Ursus (los cineastas italianos realizaron posteriormente varias pepla en los años 60 explotando el personaje de Ursus). La MGM también planeó ya en 1952 que el rodaje de Ben Hur se hiciera en Italia.[19]
Espartaco, de Riccardo Freda, se rodó en 1953 y fue estrenada por la RKO al año siguiente. A diferencia de Quo Vadis, no hubo actores ni equipo de producción estadounidenses. La película Atila con Anthony Quinn (dirigida por Pietro Francisci en 1954), la epopeya Ulises de Kirk Douglas (codirigida por un Mario Bava sin créditos en 1954) y Helena de Troya (dirigida por Robert Wise con Sergio Leone como director de segunda unidad sin créditos en 1955) fueron las primeras de las grandes películas de péplum de la década de 1950. Riccardo Freda dirigió otro péplum, Teodora, imperatrice di Bisanzi en 1954, protagonizado por su esposa Gianna Maria Canale. Howard Hawks dirigió su Tierra de faraones (protagonizada por Joan Collins) en Italia y Egipto en 1955. Robert Rossen realizó su película Alejandro Magno en Egipto en 1956, con una partitura del famoso compositor italiano Mario Nascimbene.
La época dorada de los péplums (1958-1965)
Para aprovechar el éxito de la película Ulises de Kirk Douglas, Pietro Francisci planeó hacer una película sobre Hércules, pero buscó sin éxito durante años un actor físicamente convincente y con experiencia. Su hija vio al culturista estadounidense Steve Reeves en la película estadounidense Athena (1954, de Richard Thorpe) y lo contrató para interpretar a Hércules en 1957, cuando se rodó la película. (Reeves cobró 10.000 dólares por protagonizar la película).[20][21]
La principal ventaja del género era su gran capacidad de penetración en los mercados de todo el mundo. El crecimiento instantáneo del género comenzó con el estreno en los cines estadounidenses de Hércules en 1959. El productor estadounidense Joseph E. Levine adquirió los derechos de distribución en Estados Unidos por $120.000 dólares, gastó un millón de dólares en la promoción de la película y obtuvo más de 5 millones de dólares de beneficios.[22] A partir de ese momento, el péplum se convirtió en el género comercial más popular en todo el mundo.[23] Este éxito dio lugar a la secuela de 1959 de Steve Reeves, Hércules encadenado, al reestreno en 1959 de Sansón y Dalila (1949) de Cecil B. DeMille, y a docenas de imitaciones que siguieron su estela. Cineastas italianos resucitaron al personaje de Maciste de los años 20 en una nueva serie de películas sonoras de los años 60 (1960-1964), a las que siguieron rápidamente Ursus, Sansón, Goliat y otros héroes musculosos y de gran fuerza. En poco tiempo se multiplicaron las películas sobre la antigüedad, dispuestas a alejarse del mito y acercarse a la fantasía cada vez con menos reparos.
El éxito en el extranjero de estos filmes se ve potenciado por la tendencia contemporánea hollywoodense a rodar grandes películas épicas para competir con la televisión por vía de incrementar la espectacularidad de los filmes; es la misma época de Doctor Zhivago, Lawrence de Arabia, El Cid, Genghis Khan, e incluso productos bastante cercanos al péplum, como es el caso de Ben-Hur, La túnica sagrada, Quo Vadis?, Los diez mandamientos, Cleopatra, Espartaco y La caída del Imperio Romano. Sin embargo, estas aproximaciones colosalistas al cine "de romanos" se distancian bastante del espíritu más simple de los filmes auténticamente péplum. La crítica estadounidense acuñará para estos últimos el irónico mote de muscleman epic.
Casi todas las películas de péplum de este periodo contaron con estrellas culturistas, siendo los más populares Steve Reeves, Reg Park y Gordon Scott. Algunas de estas estrellas, como Mickey Hargitay, Reg Lewis, Mark Forest, Gordon Mitchell y Dan Vadis, habían protagonizado en las giras escénicas itinerantes de Mae West en los Estados Unidos en la década de 1950.[24] Los culturistas de origen italiano, por su parte, habrían de adoptar seudónimos ingleses para la pantalla; por ejemplo, el doble de acción Sergio Ciani se convirtió en Alan Steel, y el ex gondolero Adriano Bellini adoptó el nombre de Kirk Morris.[24]
El costo medio de cada película tendía a bajar, las situaciones narrativas a repetirse, pero a pesar de ello, el público demostró durante un tiempo apreciar estas historias.[23] El hecho de utilizar el mismo vestuario, los mismos decorados, los mismos personajes y las mismas escenas de batalla se convirtió en un rasgo distintivo del género. En realidad, los exteriores se rodaron en las mismas localizaciones (como la playa de Lavinio, al sur de Roma, y los bosques de Manziana, también en el Lacio), mientras que los interiores utilizaron a menudo el mismo templo y el mismo pueblo reconstruido en las fábricas de De Paolis. Con el paso de los años, incluso se dieron casos de secuencias recicladas de una película a otra: esto ocurrió sobre todo en escenas de masas, en tanto las reconstrucciones, a pesar de su bajo costo, no podían rehacerse para cada película.[23] En particular, la batalla final de Aníbal (1959), de Carlo Ludovico Bragaglia, y el desfile del ejército en Costantino il Grande (In hoc signo vinces), de 1961, de Lionello De Felice, aparecieron repetidamente en otras películas, y lo mismo ocurrió con algunas escenas de gladiadores rodadas por Freda para la película Solo contro Roma (1962), dirigida por Herbert Wise.[23]
Ciertamente, muchas de las películas gozaron de gran popularidad entre el público en general, y tenían valores de producción típicos del cine popular de su época. Algunas películas incluían la reutilización frecuente de los impresionantes decorados cinematográficos que habían sido creados para Ben-Hur y Cleopatra.
En referencia al libre uso que hace el género de la mitología antigua y otras influencias, el director italiano Vittorio Cottafavi, que dirigió varias películas de péplum, utilizó el término "neomitologismo".[25]
Hubo muchas pepla italianos de los años 50 y 60 que no tenían como protagonista a un superhéroe importante (como Hércules, Maciste o Sansón), por lo que entran en una especie de categoría miscelánea. Muchas eran del tipo capa y espada aunque a menudo se centraban personajes conocidos como Alí Babá, Julio César, Ulises, Cleopatra, los Tres Mosqueteros, el Zorro, Teseo, Perseo, Aquiles, Robin Hood y Sandokán. Las primeras películas italianas de este tipo con verdadero éxito fueron Aquila nera (Águila Negra, 1946) y Fabiola (1949). Así mismo, Inspirados por el éxito de Espartaco, hubo una serie de pepla italianos que hacían mucho hincapié en la arena de gladiadores en sus tramas, convirtiéndose casi en un subgénero de péplum en sí mismo. Un grupo de superhombres conocido como "Los diez gladiadores" apareció en una trilogía, las tres películas protagonizadas por Dan Vadis.
Fin de la época dorada
La excesiva reiteración de argumentos y la evidente pobreza de medios de los filmes péplums terminaron por extenderle la partida de defunción. Tan bruscamente como había llegado, el peplum desapareció productivamente a mediados de la década de 1960.[23] Así, en 1964 se rueda la que se considera la última película de la hornada péplum: Combate de gigantes, de Giorgio Capitani, película de la cual más de la mitad de su duración consistió en escenas recicladas, y que reunía a los grandes héroes del género —Hércules, Sansón, Maciste y Ursus— en una misma película. Combate de gigantes se considera una especie de lápida para el género, que en 1965 desapareció definitivamente, suplantado en el gusto del público por los spaghetti western y las películas de euroespionaje.[23] Sin embargo, las películas "de romanos" de bajo presupuesto seguirían rodándose incluso hasta comienzos de la década de 1980.
Las películas de péplum fueron, y siguen siendo, ridiculizadas a menudo por su bajo presupuesto y su mal doblaje a otros idiomas, como el inglés. Las tramas artificiosas, los diálogos mal doblados, las habilidades actorales novatas de los protagonistas culturistas y los primitivos efectos especiales, a menudo inadecuados para representar a las criaturas mitológicas en la pantalla, se mezclaron para dar a estas películas un cierto atractivo camp. En la década de los 90, varias de ellas fueron objeto de parodias y sátiras en la serie cómica estadounidense Mystery Science Theater 3000.
Aun así, la influencia del péplum en el cine popular ha sido bastante importante. Aunque el péplum fue sepultado por la aparición del spaghetti western, este nuevo género cinematográfico tomó varios elementos del péplum, incluyendo el protagonista errante que viaja de lugar en lugar, librando en cada pueblo una batalla contra la opresión.
El género sigue siendo popular también como objeto de estudio, como lo demuestra la amplia bibliografía, sobre todo francesa, que ve en este género la forma última de cine popular simple e ingenuo, destinado a ser arrasado primero por la afirmación del nuevo cine de los años 60 y luego por el regreso de las carísimas superproducciones de Hollywood basadas en costosos efectos especiales.[23] A principios de los años 60, un grupo de críticos franceses, que escribían sobre todo para Cahiers du cinéma, como Luc Moullet, empezaron a celebrar el género y a algunos de sus directores, como Vittorio Cottafavi, Riccardo Freda, Mario Bava, Pietro Francisci, Duccio Tessari y Sergio Leone.[26] No solo los directores, sino también algunos de los guionistas, a menudo en equipo, trabajaron para ir más allá de la estructura argumental típicamente formulista e incluir una mezcla de "fragmentos de lecturas filosóficas y retazos de psicoanálisis, reflexiones sobre los mayores sistemas políticos, el destino del mundo y la humanidad, nociones fatalistas de aceptación de la voluntad del destino y de los dioses, la creencia antropocéntrica en los poderes del físico humano y brillantes síntesis de tratados militares".[27]
El género también contribuyó al crecimiento del culto y la colección de películas por parte de cinéfilos y entusiastas, así como a retrospectivas y homenajes que son organizados periódicamente en festivales y filmotecas.[23] Intentos de resucitar el género a nivel productivo han resultado infructuosos: el ejemplo más conocido es Hércules (1983), de Luigi Cozzi, que unía a viejas glorias del género con el nuevo culturista Lou Ferrigno sin lograr, sin embargo, ningún éxito comercial. También es de destacar el éxito en plenos noventa de películas como La Odisea, o las series de televisión Hércules: Sus viajes legendarios y Xena: la princesa guerrera, que en el fondo eran reediciones de las antiguas películas péplums, con efectos especiales modernos y tramas algo más remozadas.
Principales péplums
Ordenadas de acuerdo al año de su producción y del lugar de ambientación.
En el año 2000, el director Ridley Scott volvió a la gloria con su película Gladiator, péplum de alto presupuesto cuyo argumento está calcado de La caída del Imperio romano (1964). El éxito de este filme, y de El Señor de los Anillos, que pese a no ser un péplum sino fantasía heroica (ambas realizadas con similares efectos especiales por computadoras que requeriría un filme péplum real), reavivó el interés de los grandes estudios por el género. De este modo se rodaron nuevas películas y series de género dramático-histórico que han hecho resurgir un "péplum moderno". Estas realizaciones son en muchos aspectos una revisión del cine péplum, pero no comparten su esencia de ser producciones de bajo presupuesto, casi artesanales en muchos casos, y con historias sin un gran desarrollo. Entre los actores que destacan en esta especie de péplum moderno se puede citar al británico Gerard Butler.[48][49][50]
↑Brunetta, Gian Piero (2004). Cent'anni di cinema italiano(en italiano). Laterza. pp. 329-330. ISBN9788842073468. Consultado el 14 de febrero de 2019. «frammenti di letture filosofiche e briciole di psicanalisi, meditazioni sui massimi sistemi politici, sul destino del mondo e dell'umanità, concezioni fatalistiche di accetazione della volontà del destino e degli dei, fiducia antropocentrica nella potenza fisica e sintesi fulminee di trattatistica militare».