Orden del Espíritu Santo
La Orden del Espíritu Santo u Orden de los Caballeros del Espíritu Santo fue instituida el 31 de diciembre de 1578 por Enrique III, rey de Francia, y abolida por Luis Felipe I en 1830. Le otorgó el nombre del Espíritu Santo por haber nacido el día de la Pascua del Espíritu Santo o de Pentecostés, y por celebrarse en la misma fecha los aniversarios de su elección a la corona de Polonia y sucesión a la de Francia. Habiendo entrado a gobernar en tiempo de luchas intestinas (las guerras de religión), eligió cien caballeros para luchar contra las tropas protestantes y ensalzar la religión católica. Estrechamente vinculada a los monarcas y vigilada por ellos, la orden fue a lo largo de sus dos siglos y medio de existencia la primera orden de caballería de Francia por su importancia y prestigio, y una de las más brillantes de Europa.[1] HistoriaEl rey reservó para sí la dignidad de gran maestre de la orden. La divisa consistía en un collar compuesto de flores de lis de las que salían llamas y borbollones, y tenía de trecho en trecho la letra H, inicial del nombre del fundador (Henri), coronada de yelmos y banderas. Del collar iba pendiente una cruz de oro esmaltada con ocho radios y en los ángulos flores de lis, llevando en el centro una paloma de plata. Componíase esta orden de tres clases de individuos: grandes oficiales comendadores, oficiales y caballeros. En 1760, el rey Luis XV de Francia hizo entrega de esta orden y de la de San Miguel a Carlos III de España, quien a su vez le entregó el Toisón de Oro, según un convenio de familia firmado entre ambos en Aranjuez.[2] La orden se suprimió con la Revolución francesa, en 1789, pero después fue confirmada por Luis XVIII y Carlos X. Fue definitivamente abolida por Luis Felipe I en 1830, pero siguió siendo llevada y concedida por diversos pretendientes al trono de Francia.[3] Véase tambiénReferencias
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