Se denominan las nuevas siete maravillas del mundo moderno a los monumentos que resultaron los ganadores en un concurso público e internacional celebrado en 2007, inspirado en la lista de las siete maravillas del mundo antiguo y realizado por una empresa privada de nombre New Open World Corporation. Más de cien millones de votaciones, a través de Internet y SMS, dieron como resultado esta nueva clasificación. La iniciativa partió del empresario suizo Bernard Weber, fundador de la empresa.
Las siete maravillas del mundo conocido por los griegos helenísticos fueron seleccionadas por el pintor neerlandés Maerten van Heemskrerck en el siglo XVI en una serie de siete cuadros, que muestran las obras arquitectónicas y escultóricas que marcaron un antes y un después en la historia.[1] Previamente autores como Filón de Bizancio, Antípatro de Sidón, Gregorio Nacianceno o Beda el Venerable, entre otros, habían confeccionado sus respectivos listados. Sólo una de ellas se mantiene actualmente en pie. Mientras la existencia de otras es todavía un misterio para investigadores y expertos en la materia. La pregunta más frecuente es: ¿por qué escogieron solo siete puntos de referencia? La cultura helenística consideraba tal cifra como el número perfecto.
Sistema de votación
La votación fue pública. Los participantes debieron registrar un correo electrónico en el sitio web de la corporación y elegir sus candidatos favoritos. También se pudo votar vía SMS y a través de un número telefónico de pago. Una de las críticas del sistema empleado fue en la práctica nada impedía que una misma persona votara más de una vez, siempre y cuando lo hiciera desde un correo electrónico o SMS distinto. Se pudo votar por una sola candidata y recibir un certificado de la votación específica mediante el pago de dos dólares estadounidenses.
En cada voto se eligieron siete candidatas de una larga lista inicial, confeccionada por la corporación, y que se incrementó a pedido de diversos países o de solicitudes masivas de votantes. En los últimos meses de la votación solo participaron los 21 candidatos que hasta entonces habían obtenido la mayor cantidad de votos.
Ante las protestas del gobierno egipcio en la etapa final, se eliminó de la lista a las Pirámides de Guiza, hecho que fue disimulado por los organizadores asignándole a esta el estatus de Candidata Honoraria, debido a que es la única de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo que permanece en pie.
En esta selección se admitieron estructuras creadas por el hombre hasta el año 2000, con la condición de que estuviesen en pie en la actualidad. Los resultados fueron dados a conocer el 07/07/07, es decir, el 7 de julio de 2007 en el Estádio da Luz, en Lisboa (Portugal), en una gran ceremonia.
Hechos, contrastes y cifras
La ceremonia del anuncio de las nuevas maravillas fue transmitida en directo por más de 160 canales de televisión a más de 170 países.[2]
En la primera fase de la votación, más de la mitad de los países miembros de la Unesco tenían un monumento destacado compitiendo para convertirse en una de las Nuevas Maravillas del Mundo, lo que originó el apoyo político de muchos de sus respectivos gobiernos.
Las Siete Nuevas Maravillas escogidas han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, según el listado del año 2012.
Después de finalizada la votación por las siete nuevas maravillas del mundo, comenzó la búsqueda por elegir a las Siete maravillas naturales del mundo,[3] la cual alcanzó su objetivo el 11 de noviembre de 2011.[4]
Maravilla en honor
Se consideró que la Gran Pirámide de Guiza (Egipto) sería la octava maravilla honorífica. La Gran Pirámide había sido excluida de la votación, por ser la más antigua y la única que aún perdura de las siete maravillas del mundo antiguo. El hecho se dio en el marco de una gran oposición de las autoridades culturales egipcias, tales como Zahi Hawass, secretario general del Consejo Superior de Antigüedades del gobierno egipcio (Ministro de Antigüedades hasta 2011), que calificó a este concurso de «operación publicitaria».
El proyecto ha sido criticado por diferentes motivos:
La Unesco, entidad de las Naciones Unidas que declara como Patrimonio de la Humanidad a sitios de importancia cultural o natural, no dio el aval para esta campaña, por considerarla mediática y a título personal de Weber. Declaró que no es suficiente el valor sentimental de los monumentos para incluirla en una lista de las características que se pretende. El organismo internacional afirmó que la votación no es universal, en tanto que deja fuera a millones de personas que no tienen acceso a internet, y que la lista de candidatos fue creada bajo criterios poco científicos y educativos.
Hubo quienes pensaron que se trató de un proyecto con finalidad económica (al tener que pagar para votar por teléfono por ejemplo) aunque Bernard Weber afirmó que los beneficios de este proyecto iban a ser destinados a la restauración de monumentos.
Otra crítica que hicieron algunos estudiosos del arte es el hecho de que las siete maravillas se elijan por votación, cuando el mérito artístico no se elige por votación y menos de personas que no tengan conocimientos artísticos.
Otros como el director de Chichén Itzá pensaron que este tipo de iniciativas fomentan la competitividad y la discriminación.[5]
Algunas personas en Egipto pensaron que las Pirámides de Gizeh no tienen que competir con edificios modernos, por ejemplo la Ópera de Sídney e incluso algunos han acusado de «absurdo» al proyecto.[6][7]
Cox, Reg, and Neil Morris, The Seven Wonders of the Modern World. Chelsea House Publications: Library, octubre de 2000. ISBN 079106048
Cox, Reg, Neil Morris, and James Field, The Seven Wonders of the Medieval World. Chelsea House Publications: Library, octubre de 2000. ISBN 0-7910-6047-0
D'Epiro, Peter, and Mary Desmond Pinkowish, What Are the Seven Wonders of the World? and 100 Other Great Cultural Lists. Anchor. 1 de diciembre de 1998. ISBN 0-385-49062-3
Morris, Neil, The Seven Wonders of the Natural World. Chrysalis Books. 30 de diciembre de 2002. ISBN 1-84138-495-X