En el año 1542 se estableció en Toledo, tras ser nombrado por el cabildo de la catedral de Toledo su pintor y escultor, encargándole la ejecución de las vidrieras del templo (que por su muerte dejó inconclusas, y se encargaron sus hijos de terminar).[2] Desde Toledo trabajó en el equipo de los Pierres (Pierres de Holanda y Pierres de Chivarri) para realizar los vitrales renacentistas de la catedral de Segovia, aportando dos piezas: La Anunciación (1543) y La Magdalena ungiendo los pies de Cristo (1545).[3]
Diseñó la urna de plata para el cuerpo de San Eugenio de Toledo, sobre cuya traza la realizó el platero Francisco Merino en 1569.[2] Realizó junto a su hijo Nicolás los dos facistoles del coro de la catedral de Toledo, acabados en 1570. Se trata de dos piezas cinceladas en bronce, de estilo dórico, en los que aparecen relieves repujados que representan pasajes del antiguo y nuevo testamento. También en Toledo, realizó las trazas para la casa consistorial de la ciudad, aunque tras su muerte, no llegaron a utilizarse.[4]