Museo de Salamanca
El Museo de Salamanca, llamado antiguamente Museo Provincial y situado en la ciudad de Salamanca (España), fue creado en 1835 y desde 1947 tiene su sede en la Casa de los Abarca, que es un antiguo palacio salmantino edificado a finales del siglo XV.[1][2] El museo está compuesto por una sección de arqueología y por otra de Bellas Artes. La entrada se encuentra en el Patio de Escuelas, aunque la fachada noble de la Casa de los Abarca está situada en la calle Serranos.[1] Sin embargo, Alfonso Rodríguez Gutiérrez de Ceballos llegó a afirmar que la mayoría de las obras del museo, y a excepción de un reducido número, «no responden ni a la magnificencia del palacio que los alberga ni a la categoría monumental de Salamanca»,[2] y otros autores también han destacado que las colecciones del museo «nunca han tenido la calidad que cabía esperar de una ciudad como Salamanca».[1] HistoriaEl Museo Provincial de Salamanca fue creado oficialmente en 1835, durante la regencia de María Cristina de Borbón, con obras procedentes de los conventos y monasterios desamortizados en Salamanca en esa época durante la Desamortización de Mendizábal, y consta que al principio estuvo compuesto por unos quinientos cuadros, otras tantas esculturas y ciento sesenta relieves.[2] El museo cambió de emplazamiento en varias ocasiones, ya que al principio estuvo instalado en el claustro del convento de San Esteban y posteriormente en el patio de las Escuelas Menores, y al hallarse en este último lugar las obras, «que no debían ser, en general, de excepcional calidad», prácticamente a la intemperie, como señaló Rodríguez Gutiérrez de Ceballos, su número fue disminuyendo considerable y paulatinamente.[2] Desde 1942 algunas obras del museo comenzaron a exhibirse en su actual emplazamiento, la Casa de los Abarca, que había sido adquirida por el Estado español, pero mientras el palacio era restaurado el Museo tuvo su sede provisionalmente en la célebre Casa de las Conchas de Salamanca, aunque en 1947 pudo ser inaugurado en el edificio que aún ocupa, y con motivo de su inauguración sus fondos aumentaron considerablemente con algunas obras que le cedió el Museo del Prado y el desaparecido Museo de Arte Moderno de Madrid.[2] ColeccionesJardínEn el jardín de la Casa de los Abarca pueden contemplarse algunos verracos ibéricos y estelas romanas y también dos fragmentos de pizarras con inscripciones y un fragmento de mármol que formó parte del retablo de la capilla del desaparecido Colegio Mayor de Oviedo, que fue destruido por los franceses a principios del siglo XIX en la Guerra de la Independencia. Este fragmento marmóreo representa a Santo Toribio de Mogrovejo y fue tallado en 1756 por Luis Salvador Carmona.[2] EscaleraEn la escalera del palacio está colocado un lienzo de gran tamaño pintado por Sebastián Gómez en 1699, y que representa a Santa Rosalía de Viterbo, aunque procede del convento de Terceros de Écija.[3] Y en la parte inferior de la escalera se hallan algunos fragmentos de un sepulcro de alabastro de finales del siglo XIV adornados con pasajes de la vida de San Francisco de Asís y unos medallones que representan a San Juan de Sahagún y a Alonso Fernández de Madrigal que proceden del primitivo Colegio de San Bartolomé de Salamanca.[3] Sala IDesde la planta baja del patio se llega a la Sala I del museo, en la que se exponen piezas de los siglos XV y XVI y que está cubierta por un artesonado mudéjar del siglo XIV realizado posiblemente por artistas sevillanos y moriscos y que procede de las casas que Juan Sánchez de Sevilla tenía en Salamanca y en las que posteriormente se alzaría el convento de las Dueñas de Salamanca.[3] Entre las obras de esta sala destacan una sarga sobre tabla que muestra la aparición de Cristo a María Magdalena y una pequeña tabla o «tablita» que representa a San Andrés, estando ambas obras vinculadas posiblemente con el círculo del pintor Juan de Flandes.[3] En el centro de la sala se halla una de las obras más importantes del museo salmantino: La Piedad entre San Juan y la Magdalena, que es un óleo sobre lienzo ejecutado en su «mejor momento», como aseguró Rodríguez Gutiérrez de Ceballos, por Luis de Morales y que según dicho autor posiblemente formó parte de un retablo cuyas otras pinturas se hallan en la actualidad en la ciudad de Barcelona.[3] Sala IIEn esta sala se exponen, entre otras obras, una Inmaculada de Andrea Vaccaro marcada con su monograma y otra Inmaculada del pintor madrileño José Jiménez Donoso, destacando también la estatua yacente de un caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén que posiblemente date de principios del siglo XVI y que procede de la iglesia de San Juan Bautista de Bárbalos.[4] Salas III y IVDesde la sala anterior se llega por medio de una escalerilla a la entreplanta en la que se encuentran las salas III y IV. En la primera de ellas hay varios retratos, como uno que representa a fray Íñigo de Brizuela y que procede de la sala capitular del convento de San Esteban, aunque la obra más destacada es un cuadro que muestra al beato y mártir cartujo Nicolás Albergato y que fue pintado por Francisco Camilo en el siglo XVII.[5] En la sala IV, que fue llamada por Rodríguez Gutiérrez de Ceballos «una de las más agradables» del museo, hay algunas copias de cuadros de Antonio Allegri da Correggio y de Giovanni Battista Salvi da Sassoferrato, una obra original de Cristoforo Roncalli y otra de Luca Giordano, algunos pequeños paisajes ejecutados por Adriaen Frans Boudewyns y un destacado Crucifijo de marfil de estilo filipino.[5] Sala VEsta sala se encuentra en la planta baja de la Casa de los Abarca, y en ella sobresale la talla de San Juan Bautista esculpida por Esteban de Rueda en el siglo XVII y que pudo pertenecer al desaparecido retablo de la iglesia de San Martín de Salamanca, ejecutado entre 1621 y 1633.[5] También se hallan en esta sala dos lienzos atribuidos a Juan Bautista Maíno y que representan a San Esteban y a Santa Clara de Asís, aunque en opinión de Rodríguez Gutiérrez de Ceballos sólo el primero de ellos parece ser obra atribuible a dicho pintor.[5] Sala VIEs la más amplia del museo, y en ella se exponen sobre todo obras del siglo XVIII. Hay algunas copias de retratos de Troy, Jean Ranc y Hyacinthe Rigaud, aunque sí es una obra original el retrato de Manuel Coloma ejecutado por José García Hidalgo y dos cuadros de pequeño tamaño de Juan García de Miranda que representan La Natividad y Los desposorios de la Virgen.[6] Y también destacan un cuadro de San Francisco de Sales ejecutado por Francisco Bayeu, una Concepción de Luis Paret y Alcázar, y otro cuadro del siglo XVII que muestra a San Francisco de Alcántara que es una de las pocas obras conservadas del pintor Alonso de Mesa, cuya firma lleva.[7] También se exponen en esta sala cinco Ángeles Cazadores de estilo cuzqueño que resultan «deliciosos por su carácter ingenuo y popular», en palabras de Rodríguez Gutiérrez de Ceballos, y las siguientes esculturas:
Sala VIIIEsta sala está dedicada fundamentalmente al arte del siglo XIX, y en ella se exponen algunos «buenos» retratos, en palabras de Rodríguez Gutiérrez de Ceballos, pintados por Federico de Madrazo, José Moreno Carbonero o Ignacio Zuloaga, junto con seis paisajes ejecutados por Carlos de Haes.[7] Aquí se encuentra la Deposición de Cristo de Vidal González Arenal. Sala IXEstá situada en la planta noble de la Casa de los Abarca, sus ventanas dan a la plaza de Fray Luis de León, y está dedicada al arte contemporáneo, siendo además la última de las salas del museo, por lo que en ella se exhiben ocasionalmente obras cedidas gratuitamente al museo o en depósito por artistas vivos salmantinos.[7] Y como homenaje al célebre escritor de origen vasco Miguel de Unamuno, que llegó a ser rector de la Universidad de Salamanca, en esta sala se expone un retrato suyo realizado por Juan de Echevarría y una pequeña cabeza del ilustre filósofo y rector obra del escultor Moisés de Huerta y Ayuso.[7] Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
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