Mix de políticasEl mix de políticas es la combinación de política monetaria y política fiscal de un país. Estos dos canales influyen en el crecimiento y el empleo y generalmente están determinados, respectivamente, por el banco central y el Gobierno (por ejemplo, en el caso de EE. UU., la Reserva Federal y el Congreso de los Estados Unidos, que aprueba los presupuestos enviados por el Gobierno estadounidense).[1] Idealmente, el mix de políticas debería intentar maximizar el crecimiento y minimizar el desempleo y la inflación. Pero es difícil conseguir los 3 objetivos a la vez, porque políticas que fomentan el crecimiento impulsan también la inflación, y políticas contra la inflación disminuyen el empleo.[2] A veces se teoriza que los bancos centrales y los gobiernos tienen horizontes temporales diferentes, más cortos en el caso de los segundos. Ambos pueden tener otros objetivos y deben adherirse a algunas limitaciones (obedecer una regla de déficit, proteger al sector financiero, intentar ser reelegidos, etc.) que los desvíen de los 3 objetivos primarios citados. La política monetaria normalmente la lleva a cabo el banco central, que controla los tipos de interés y la oferta monetaria para conseguir una inflación y un desempleo bajos (caso de la Reserva Federal, doble mandato o mandato dual)[3] o una inflación baja (caso del Banco Central Europeo).[3] El Gobierno influye en las condiciones del mercado laboral, la inversión pública, el gasto público y la política fiscal. Puede cambiarlas para lograr objetivos económicos. Por ejemplo aumentar los impuestos para enfriar la economía,[4] reducir las cotizaciones a la Seguridad Social para incrementar el empleo,[5] etc. La independencia del banco central generalmente se considera positiva, porque impide que una sola autoridad emita deuda y la pague simultáneamente con dinero recién creado, lo que sería inflacionario.[6] Véase tambiénReferencias
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