El metal en polvo es un elemento metálico que se ha descompuesto en forma de partículas finas. Algunos metales que se pueden encontrar en polvo son el aluminio, níquel, hierro y muchos más.[1][2][3][4][5] Hay cuatro formas diferentes de realizar la descomposición de metales en polvo:[6]
Se pueden utilizar los siguientes procesos para producir metal en polvo:[6]
La reducción directa es el resultado de mezclar carbón con mineral de óxido de hierro, calentar la mezcla, retirar la esponja de hierro del carbón, molerlo, recocerlo y molerlo para que el polvo se pueda utilizar.
La atomización de gas ocurre cuando un metal fundido pasa a través de un conducto hacia una cámara llena de gas que lo enfría. A medida que cae, se recoge y se endurece hasta convertirlo en polvo.
La atomización líquida es similar a la atomización de gas, pero en cambio el metal se rocía con líquido a alta presión que solidifica las gotas más rápidamente. Esto da como resultado que el polvo sea más poroso, pequeño y limpio.
La atomización centrífuga ocurre cuando un metal se coloca en una cámara en forma de varilla y se funde eléctricamente, en el extremo de la varilla, para producir gotas fundidas que caen en otra cámara y luego se solidifican.