El Mercado Central de Santiago o simplemente Mercado Central es un mercado destinado a la venta de alimentos, principalmente pescados y mariscos, ubicado en la capital chilena. Se encuentra en la comuna de Santiago, considerada el centro histórico de la ciudad, entre las calles Ismael Valdés Vergara, 21 de Mayo, San Pablo y Puente.[1] El edificio se comenzó a construir en 1869 y fue inaugurado el 23 de agosto de 1872, hace 152 años.
Las obras de construcción del Mercado Central de Santiago —que vino a reemplazar a la antigua plaza de Abastos, destruida por un incendio en 1864— se iniciaron en 1869. El diseño elegido para el edificio, llevado a cabo por Edward Woods y Charles Henry Driver,[5] fue una planta cuadrada definida por una estructura central de fierro. Fundida en Glasgow (Escocia) por la compañía de ingeniería Messrs Laidlaw & Sons,[5] cubría una plaza interior dejada por el perímetro de una estructura de albañilería en ladrillo de arcilla cocida, cuyo diseño fue obra del urbanista Manuel Aldunate y Avaria.
Desde que fue inaugurado, el edificio ha sido modificado en varias ocasiones. En 1884, se construyó un segundo anillo perimetral en albañilería de ladrillo. En 1900, el edificio se equipó de luz eléctrica y se le incorporaron puestos informales. Entre 1927 y 1930, se demolió el frente Norte debido a la ampliación de la calle Ismael Valdés Vergara. En 1983, se efectuó la restauración del edificio, a cargo de la Municipalidad de Santiago, incorporándose los volúmenes de administración por calle San Pablo.
Descripción
El edificio cuenta con dos pisos y posee 241 locales —restaurantes, botillerías, carnicerías, hierberías, panaderías, pescaderías, queserías, tiendas de abarrotes y de artesanía—[3] que son visitados por turistas, tanto extranjeros como nacionales. Cerca de 800 personas trabajan en él.[3]
En la actualidad, el Mercado Central de Santiago es un lugar reconocido por su gastronomía, que ha conservado tradicionales recetas criollas —entre sus especialidades se cuentan platos típicos como el mariscal, la paila marina y el pescado frito—,[3] formando parte del patrimonio culinario chileno.