María Luisa Fernanda de Borbón
María Luisa Fernanda de Borbón y Borbón-Dos Sicilias (Madrid, 30 de enero de 1832-Sevilla, 2 de febrero de 1897)[1] fue infanta de España desde su nacimiento y duquesa de Montpensier por matrimonio. BiografíaFamiliaLa infanta María Luisa Fernanda era la segunda y última hija del rey Fernando VII y de su esposa, la reina María Cristina. Nació en el Palacio Real de Madrid.[2] Fue bautizada en el Palacio de Aranjuez.[3] Era nieta por vía paterna de Carlos IV de España y María Luisa de Parma, y por vía materna del rey Francisco I de las Dos Sicilias y su esposa, María Isabel de Borbón, también infanta de España. MatrimonioLa hermana de María Cristina, Luisa Carlota, quería que sus hijos Francisco de Asís y Enrique se casasen con las hijas de esta: Isabel y María Luisa. En 1836 María Cristina se comprometió por escrito pero, en realidad, no tenía intención de cumplir el compromiso.[4] En 1842, en el funeral de Fernando de Orleans, María Cristina se interesó por Leopoldo de Coburgo como candidato a esposo de su hija Isabel. Leopoldo era primo de Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, marido de la reina Victoria de Inglaterra, por lo cual la unión era beneficiosa para ese país. Luis Felipe I de Francia se opuso. Luis Felipe y Victoria se reunieron en el castillo de Eu junto con sus respectivos ministros, François Guizot y lord Aberdeen para convenir el matrimonio de Isabel II de España en 1845. En dicho acuerdo se estableció que Luis Felipe y Victoria no procurarían que Isabel II se casase con miembros de las casas de Orleans o de Coburgo, que los gabinetes ingleses y españoles intentarían que Isabel II contrajese matrimonio con un Borbón (especialmente con el conde de Trápani) y que María Luisa solo podría casarse con Antonio de Orleans, duque de Montpensier e hijo de Luis Felipe, cuando la reina española Isabel II ya tuviese descendencia.[5] El acuerdo formal de matrimonio entre María Luisa Fernanda y el duque de Montpensier se llevó a cabo en Pamplona en septiembre de 1845. Al acto acudieron María Cristina, el presidente Narváez, el ministro Francisco Martínez de la Rosa, los duques de Nemours y Aumale (en representación del rey de los franceses) y Charles-Joseph Bresson, embajador de Francia en España.[6] En el verano de 1846 pasó a ser ministro inglés de Exteriores lord Palmerston, conocido francófobo. El ministro francés François Guizot temió que se fuesen a producir intentos de casar a Isabel II con un Coburgo.[7] Los acuerdos de Eu indicaban que el duque de Montpensier tenía que esperar a que Isabel II tuviese descendencia antes de casarse con María Luisa pero Luis Felipe no estaba dispuesto a perder el tiempo y acordó con María Cristina que sus dos hijas se casasen simultáneamente.[8] La reina Victoria protestó mediante una carta fechada el 10 de septiembre dirigida a la esposa de Luis Felipe, María Amelia, y retiró de España a su embajador Henry Bulwer.[7] El 18 de septiembre el presidente Francisco Javier de Istúriz hizo público el doble enlace. Algunos sectores progresistas consideraron el matrimonio entre la española María Luisa y el francés Antonio de Orleans como una subordinación a Francia. En las Cortes, el enlace de Isabel II con Francisco de Asís recibió el voto a favor de los 178 diputados pero para el matrimonio de María Luisa con el duque de Montpensier 18 diputados abandonaron el hemiciclo y José María Orense votó en contra.[9] El 22 de septiembre de 1846 el presidente Istúriz y el embajador francés Bressons firmaron el contrato matrimonial entre Antonio y María Luisa.[10] La noche del 10 de octubre de 1846 tuvieron lugar las bodas en el salón de Embajadores del Palacio Real, oficiadas por Juan José Bonel y Orbe. La madrina común de todos los contrayentes es María Cristina. El duque de Ahumada apadrina a Montpensier y a María Luisa. El infante Francisco de Paula es el padrino de Isabel II y Francisco de Asís. Son testigos del doble enlace los duques de Bailén, de Castroterreno y de Riánsares, los jefes del palacio, el conde de Bressons y el barón de Athalin.[11] La mañana del 11 de octubre los contrayentes llevaron a cabo el rito de las velaciones en la basílica de Atocha con presencia de ministros, grandes de España, los presidentes del Congreso y del Senado y los miembros de servicio del Palacio Real. También acudió el cuerpo diplomático, con la ausencia de los ingleses.[11] Para celebrarlo, tuvieron lugar numerosas corridas de toros en la Plaza Mayor de Madrid, fuegos artificiales, fuentes de vino y leche, actuaciones de música tradicional española y de otros países, bailes y obras de teatro. María Luisa y Antonio visitaron el Palacio de Aranjuez, el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y el Palacio de la Granja de San Ildefonso. Fueron con la reina y su marido a ver representaciones en el Teatro de la Cruz y en el Teatro del Príncipe. El pintor Pharamond Blanchard pintó varios acontecimientos de estos días que, posteriormente, decorarán las paredes del Palacio de San Telmo de Sevilla.[12] El 22 de octubre el duque de Montpensier y su esposa se marcharon a Francia[12] y se instalaron en el castillo de Vincennes.[13] El duque de Montpensier, pretendiente al trono de EcuadorEl expresidente de Ecuador, Juan José Flores, se tuvo que exiliar a Europa. En Inglaterra le encomendó al general irlandés Ricardo Wright reclutar mercenarios, conseguir armamento y adquirir naves de guerra para invadir Ecuador. En Francia propuso convertir Ecuador en una monarquía a cargo de un europeo con él como regente. En Nápoles, el duque de Rivas, embajador español ante esa corte, escuchó sus planes de colocar a un monarca español al frente del Ecuador y ampliar el país con territorios vecinos. María Cristina y el gobierno español brindaron un apoyo informal y, a finales de 1846, Flores contaba con unos 1 500 hombres acuartelados en el puerto de Santander para este proyecto.[14] Para Francisco Michelena y Rojas, embajador de Ecuador en Londres en 1846, el dinero para el proyecto provendría de Luis Felipe de Orleans. Manuel Moreno, embajador argentino en Londres, sospechaba también que detrás de todo estaba Luis Felipe, que buscaba que su hijo, el duque de Montpensier, llegase a reinar en América, a través de su matrimonio con María Luisa de Borbón.[14][15] Por la protesta de la opinión pública inglesa y de las gestiones de las legaciones hispanoamericanas, especialmente la de Perú, el ministro lord Palmerston confiscó los barcos que se encontraban en ese país para este proyecto e inició un juicio contra los responsables. Flores fue a Inglaterra para defenderse y conseguir la devolución de los barcos. Sin embargo, corrió riesgo de ser enjuiciado por los ingleses y optó por marcharse a España, pasando por París. No obstante, el gabinete español que le había apoyado se había visto obligado a dimitir.[14] Revolución de 1848 en FranciaEl 24 de febrero de 1848 el pueblo de París levantó barricadas en las calles y una multitud se dirigió al Palacio de las Tullerías cuando se encontraban allí Luis Felipe, el duque de Montpensier, María Luisa de Borbón y Clementina de Orleans, esposa del príncipe de Sajonia-Coburgo-Gotha. Luis Felipe abdicó en su nieto Felipe, de nueve años, y confió la regencia a la madre de este, Elena. Esto no impidió que la Asamblea Nacional de Francia proclamase la Segunda República. El duque acompañó a su padre a los carruajes que le esperaban en la Plaza de la Concordia pero no pudo regresar al palacio debido a la muchedumbre. Entonces montó a caballo y siguió a Luis Felipe hasta Saint-Cloud. Previamente, había confiado la guarda de María Luisa y Clementina a la servidumbre, y en particular a Jules de Lasteyre. Cuando la multitud entró en el palacio, Lasteyre ayudó a escapar a María Luisa entre la gente, sin que los revolucionarios reparasen en ella.[16] Este abandono de María Luisa por parte del duque de Montpensier fue usado por sus adversarios para acusarle de cobardía.[17] Leopoldo I de Bélgica puso a disposición de la familia real francesa la residencia de Claremont House, cercana a Londres.[16] El 29 de febrero María Luisa logró llegar a Claremont House, donde se reunió con su marido.[17] La "corte chica" del Palacio de San Telmo de SevillaCon su matrimonio, el duque de Montpensier se había saltado los acuerdos de Eu a los que se había llegado con Inglaterra. El ministro inglés lord Palmerston le hizo saber al duque de Montpensier que no era bien recibido en su país. Luisa María de Orleans, esposa de Leopoldo I de Bélgica, escribió a Luis Felipe que el destino más adecuado para el duque y su esposa era España.[18] El 12 de marzo de 1848 el duque de Montpensier y su esposa María Luisa fueron recibidos por Leopoldo I en Ostende. El 28 de marzo embarcaron con destino a España.[19] Llegaron a San Sebastián el 2 de abril. El 7 de abril llegaron a Madrid.[20] Sus propiedades francesas habían sido confiscadas por los revolucionarios y, llegados a Madrid, solicitaron el pago de lo que restaba de la herencia de Fernando VII, que eran cerca de 57 millones de reales,[21] y también pidieron el pago de los tres millones de reales anuales que el Estado había fijado para la infanta. Estas demandas en un mal momento para la hacienda pública provocaron el disgusto del Gobierno. Además, Isabel II aún no había tenido descendencia y podía darse la circunstancia de que el duque de Montpensier la tuviese antes con María Luisa, dando un heredero al trono de la casa de Orleans.[19] Les fue ofrecida como residencia el Palacio de Aranjuez. El duque de Montpensier se interesó más por algunos palacios madrileños, entre los que estaban el del marqués de Salamanca y la Moncloa y Narváez se opuso. Finalmente, el Gobierno, que los quería lejos de la capital de España para que no interviniesen en política,[21][22] le propuso al matrimonio el traslado a Sevilla y ellos aceptaron.[23] El matrimonio llegó a Carmona el 6 de mayo, donde fue recibido por el capitán general Ricardo Shelly Commenford, el alcalde de Sevilla Francisco Javier Cavestany Catalán y otras personalidades.[24] Entró en Sevilla el 7 de mayo. El pueblo no participó en el recibimiento pero sí lo hicieron las instituciones locales.[24] Antonio y María Luisa se alojaron primero en el palacio arzobispal, siendo cardenal y arzobispo Judas José Romo y Gamboa, mientras se preparaba el Alcázar,[25] al que se trasladaron el 12 de mayo.[26] Isidro de las Cagigas de Argos, funcionario del Alcázar, pasó a ser secretario personal del duque.[27] El 13 de mayo tuvo lugar en Sevilla un alzamiento militar, dirigido por el comandante Portal. El proyecto de los sublevados incluía detener al duque de Montpensier en el palacio arzobispal pero como ya se habían mudado esa parte del plan fracasó. Aquella noche se alzaron los cuarteles de la Gavidia y del Carmen. El duque se encontraba en el Teatro de San Fernando y fue escoltado hasta el Alcázar y, mientras tanto, la infanta se refugió en la casa consistorial. El 14 de mayo llevaron a la pareja en barco a San Juan de Aznalfarache, donde permanecieron hasta que el general Shelly derrotó a los sublevados. Un sargento rebelde, Carlos Sanz, fue apresado y condenado a muerte, pero fue indultado por Isabel II gracias a la intercesión de la infanta María Luisa.[28] En Sevilla, el duque de Montpensier se presentaba siempre con un sencillo frac negro pero en 1848 fue nombrado caballero de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y, desde entonces, se presentaba en los actos públicos con el uniforme de maestrante, llevando el Toisón de Oro y la cruz de la Orden de Carlos III.[29] En mayo de 1849 el duque de Montpensier y la infanta María Luisa emprendieron un viaje en barco en el que visitaron Cádiz, Gibraltar y Málaga. Luego fueron a Ronda, donde les recibió la Real Maestranza de Caballería de Ronda. Siguieron hasta Antequera y llegaron a Granada, donde visitaron la Alhambra.[30] Estando en Granada, el duque decidió comprar el Palacio de San Telmo de Sevilla, un edificio público. Finalmente, la venta fue aprobada por real orden del 16 de junio de 1849.[31] Seguidamente visitarían los pueblos granadinos de Lanjarón, Órgiva, Capileira y Bérchules. Tras esto, se trasladaron de nuevo a Málaga, donde tomaron un barco. Pasaron por Ceuta el 7 de julio, donde el alcalde les comunicó que la ciudad necesitaba un faro y el duque decidió costear buena parte de su construcción.[30] Regresaron a Sevilla, desde donde el duque y su esposa se trasladaron a Sanlúcar de Barrameda para pasar el resto del verano de 1849. Estaban invitados a la finca El Picacho por María Josefa Díez de Saravia, viuda de Cortés.[32] La compra del Palacio de San Telmo tuvo lugar el 15 de abril de 1850.[33] El duque también adquirió inmuebles cercanos: una antigua fábrica (situada donde estuvo el convento de San Diego) que convirtió en caballerizas y dependencias para el servicio, la huerta de la Isabela y otros terrenos. El palacio pasó a tener unos jardines de más de 30 hectáreas, a cargo de un jardinero mayor, André Lecolant, y de un jardinero menor, Julio Hubert.[34] El duque instaló en el jardín dos pabellones, la Casa de las Yeguas y la Casa de las Vacas, para exponer razas selectas de estos animales.[35] El verano de 1850 Antonio y María Luisa repitieron su estancia en El Picacho, en Sanlúcar de Barrameda.[36] En 1851 Rafael Esquivel fue gestionando, en nombre del duque, la adquisición de varios inmuebles y solares sobre los que comenzó la construcción del Palacio de Orleans-Borbón, la primera construcción de tipo historicista oriental de España. Se adquirieron casas con pequeñas bodegas y jardines, la casa que pertenecía la Fundación Francisco de Paula Rodríguez, la que fue casa-hospital de la madre Ignacia y el edificio y jardines del seminario conciliar. A estos inmuebles se añadió el antiguo convento de la Merced. Finalmente, se aunó una parcela de 10.000 metros cuadrados, de los cuales dos tercios se destinaron a jardines. Los jardines fueron diseñados por Lecolant y Hubert y se pusieron a cargo de Francisco Morón, que también se encargó de los jardines de San Telmo cuando Lecolant regresó a Francia. En 1852 el duque adquirió el abandonado Jardín Botánico de la Paz, desde cuyos pozos hizo canalizaciones para regar los jardines de su palacio sanluqueño. También compró la Hacienda Torrebreva, que incluía numerosas fincas. Una parte de estas fueron plantadas con viñedos y otras se dedicaron a la caza. El palacio fue inaugurado en 1854. El Estado acondicionó una parte del Castillo de Santiago de esta localidad como cuartel y caballerizas, para que acogiese a las tropas que debían de escoltar al duque y a la infanta.[37] El duque y la infanta financiaron la restauración del Santuario de Nuestra Señora de Regla de Chipiona, cerca de Sanlúcar de Barrameda, que tuvo lugar entre 1851 y 1852.[38] El duque de Montpensier adquirió el antiguo palacio del conde de Altamira, del siglo XVI, en Villamanrique para usarlo en las temporadas de caza. El palacio fue reformado, conservándose elementos arquitectónicos significativos. Fue dotado de una pequeña central eléctrica para satisfacer las necesidades domésticas. El inmueble fue heredado por la primogénita, Isabel de Orleans, condesa de París, y el municipio cambió su nombre por Villamanrique de la Condesa.[39] A principios de marzo de 1852 el duque de Montpensier, la infanta María Luisa y sus hijas Isabel y Amalia visitaron Valencia. Desde allí partieron el 18 de abril en el buque Isabel II, dispuesto por el gobierno, a Palma de Mallorca, alojándose en el palacio del marqués de Sollerichi. Desde allí se desplazaron a Sóller, al Castillo de Bellver y a la Cartuja de Valldemosa. El 23 de abril se marcharon a Mahón, en Menorca. Desde allí, partieron en un viaje por Italia, Alemania e Inglaterra.[40] En este último país, fueron recibidos por la reina Victoria y su marido Alberto en Londres. Fueron invitados por ellos al Castillo de Windsor. Luego fueron con la familia real inglesa a las carreras en el Hipódromo de Ascot.[41] El 16 de julio el duque de Montpensier y su familia embarcaron en el vapor Isabel II en Portsmouth con destino a Galicia, donde visitaron Ferrol, La Coruña, Santiago de Compostela, Padrón, Pontevedra, Orense[42] y Vigo, desde donde zarparon con destino a Lisboa. Salieron de esta última ciudad el 12 de agosto a bordo del Isabel II con destino a Cádiz y pasaron el resto de aquel verano en su palacio de Sanlúcar de Barrameda.[43] En 1854 el duque de Montpensier adquirió la casa de Castilleja de la Cuesta donde murió Hernán Cortés en 1547 para que sirviese de residencia de recreo a su familia durante la primavera. Este inmueble se encontraba en ruinas y fue sometido a una profunda reforma.[44] El 11 de marzo de 1854 el duque de Montpensier, la infanta María Luisa y María Amelia de Borbón-Dos Sicilias visitaron el Monasterio de La Rábida.[45] Estos donaron 7 000 reales de vellón para la restauración del monasterio.[46] La inauguración de la restauración tuvo lugar el 15 de abril de 1855. Asistió el duque de Montpensier y María Luisa de Borbón, el duque de Nemours y su esposa Victoria de Sajonia-Coburgo-Kohary, y las autoridades civiles y militares de la provincia de Huelva y de los municipios de Palos de la Frontera y Moguer.[47][46] El duque y su esposa se integraron en la sociedad sevillana.[48] La familia acudía a la procesión del Corpus Christi[48] y tenían una caseta en la Feria de Abril, que consistía en una tienda marroquí conseguida por el mariscal Bugeaud en la batalla de Isly. En la feria, el duque y su esposa otorgaban premios en metálico a los mejores criadores de ganado.[49] En junio de 1857 el duque de Montpensier y la infanta María Luisa visitaron Asturias.[50] Luego tomaron el vapor Ulloa, que los llevó a Inglaterra. El 24 de octubre visitaron Barcelona y varias localidades de la provincia. El 25 de octubre visitaron el Monasterio de Montserrat, donde fueron recibidos por las autoridades catalanas. El monasterio se encontraba en un estado semiruinoso y Antonio de Orleans instó a la constitución de una junta de restauración artística del lugar y abrió una suscripción pública para tal fin. El duque donó al monasterio un Cristo de coral con una cruz afiligranada de oro y la infanta donó una mariposa de brillantes. El duque encargó dos cuadros de su visita al monasterio al pintor catalán Jolch, que decoraron las paredes del Palacio de San Telmo.[51] En 1858 el duque y la infanta patrocinaron la Exposición Agrícola, Industrial y Artística de Sevilla.[49] La presencia del duque y la infanta atrajo al Palacio de San Telmo a miembros de la aristocracia española y europea como los muy asiduos Marqueses de Nevares, sobre todo en sus fiestas primaverales.[52] Su estancia también supuso un revulsivo para la economía local y muchas tiendas de las calles Tetuán, Sierpes, Cuna o Chapineros presumían de ser sus proveedores.[53] Isabel II se refirió al ambiente del Palacio de San Telmo como la "corte chica".[33] El duque y la infanta tenían también un gran interés por la música. Patrocinaron la Sociedad Filarmónica de Santa Cecilia y presidieron anualmente un concurso musical de la diputación provincial. Lograron aunar una extensa biblioteca dedicada a este tema que se conserva en la Biblioteca Insular de Las Palmas de Gran Canaria.[54] El duque de Montpensier y la infanta María Luisa vivían con mucha intensidad la Semana Santa en Sevilla. Muchas hermandades les hicieron hermanos: el Gran Poder (1848), la Virgen de la Paz, la Virgen del Amparo, la Soledad, Pasión (1849), la O, las Tres Necesidades, la Quinta Angustia (1851) o la de la Virgen de la Salud. Los duques realizaban importantes donativos y acudían a los principales actos de estas cofradías. Gracias a ellos, la Hermandad de Montserrat pudo volver a procesionar después de setenta y seis años. Fueron nombrados hermanos mayores de Montserrat en 1851.[55]También tuvieron un papel fundamental en la Hermandad del Rocío de Triana. En 1850 la infanta María Luisa manifestó al alcalde Francisco de Paula Castro y Oscáriz su deseo de que se recuperase la procesión del Santo Entierro. El ayuntamiento se encargó de organizarla aquel año con las hermandades y, en 1854, se repitió.[55] El duque y la infanta también ejercieron la caridad. Contribuyeron con donativos a los hospitales y asilos de la ciudad y daban limosnas en fechas señaladas. El 1 de enero de 1850 María Luisa creó la Sociedad de Beneficencia Domiciliaria, para atender a los enfermos pobres de la ciudad en sus propias casas. En la riada de 1856 el duque y su esposa visitaron en barca las parroquias más afectadas y repartieron limosnas.[56] En 1862 el duque de Montpensier, su mujer María Luisa y sus seis hijos acudieron a la Exposición Universal de Londres.[57] El 18 de septiembre de 1862 Antonio y María Luisa recibieron en la estación de Plaza de Armas de Sevilla a la reina Isabel II con sus dos hijos: Isabel, de diez años, y Alfonso, de cinco. El marido de la reina, Francisco de Asís, se quedó en Córdoba una jornada más por encontrarse indispuesto y llegó a Sevilla al día siguiente. La familia real se alojó en el Palacio de San Telmo hasta que se marchó, con destino a Cádiz, el 26 de septiembre. El 3 de octubre, a su regreso de Cádiz, la familia real volvió a alojarse en San Telmo hasta que se marcharon de la ciudad tres días después.[58] En el otoño de 1867 los generales Fernando Fernández de Córdova, Francisco Serrano y Domínguez y Domingo Dulce y Garay, junto con otros cincuenta oficiales, acordaron ofrecerle la corona al duque de Montpensier en el caso de que esta quedase vacante. Fernando Fernández de Córdova se reunió con el duque y la infanta el 17 de enero de 1868 para informarles del acuerdo, pero según él estos no le dieron respuesta alguna.[59] En mayo de 1868 el duque de Montpensier y la infanta María Luisa partieron a Madrid a la boda de la infanta Isabel Francisca con Cayetano María Federico de Borbón. El duque aprovechó la ocasión para recomendarle a la reina Isabel II que se apartase de su amante Carlos Marfori, que consideraba que se había hecho repulsivo ante el país, de Luis González Bravo, que concitaba el odio de todos los liberales, y de las camarillas que se habían apoderado del gobierno de la nación. María Luisa le recomendó a la reina adoptar un sistema más liberal, más cercano a los progresistas y más coherente con el régimen constitucional. Isabel II ignoró estos consejos.[60] En 1868 el duque de Montpensier financió planes para destronar a Isabel II.[61][62] El gobierno actuó y el duque y su familia se tuvieron que exiliar en Lisboa en julio de ese año.[63][64] En septiembre triunfó la revolución que provocó que Isabel II fuese al exilio. En 1869 el duque de Montpensier y su familia regresaron a Sevilla.[65] En 1870 Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilias publicó un discurso ofensivo hacia el duque de Montpensier, que le desafió a un duelo en Madrid. María Luisa recibió la noticia en Sevilla y telegrafió al duque de Montpensier diciéndole "No te batas, despréciale". Para tranquilizarla, este le respondió "No me he batido y no me bato".[66] El 12 de marzo de 1870 el duque de Montpensier y Enrique de Borbón se batieron en duelo, resultando este en la muerte del segundo. Enrique de Cisneros y Nuevas, amigo del duque de Montpensier y de su mujer, escribió a la infanta María Luisa para contarle lo sucedido. Ella le respondió:[67]
Antonio de Orleans y su esposa María Luisa fueron pretendiente a la Corona española. El general Prim, que anteriormente había recibido fondos de Antonio de Orleans,[68] propuso que el nuevo rey de España fuese Amadeo de Saboya, lo que el duque de Montpensier consideró una humillación.[69] Los 311 parlamentarios de las Cortes votaron para elegir a un monarca el 16 de noviembre de 1870. Los votos fueron los siguientes: Amadeo de Saboya 191, las diferentes candidaturas republicanas 63, Antonio de Orleans 27, en blanco 9, Espartero 8 y María Luisa de Borbón 1.[70] El 27 de diciembre de 1870 Prim sufrió un atentado en la calle del Turco de Madrid, por cuyas heridas falleció el 30 de diciembre. El sumario indicaba que el duque de Montpensier había financiado el atentado. El 20 de junio de 1871, un auto propuso la detención y prisión incomunicada de Felipe Solís Campuzano, asesor del duque de Montpensier. Solís escapó a Londres. El duque de Montpensier, consciente de lo comprometido de su situación, optó por abandonar España.[71] Restauración borbónicaIsabel II abdicó sus derechos al trono en su hijo Alfonso el 25 de junio de 1870. En marzo de 1871 Isabel II envió a Rafael Merry del Val al Palacio de San Telmo de Sevilla para negociar un acuerdo con Antonio de Orleans. Según este acuerdo, el duque reconocería los derechos de Alfonso, habría una regencia de María Cristina y del duque de Montpensier si Alfonso fuese llamado al trono siendo menor de edad y tendría lugar un matrimonio entre Alfonso y María de las Mercedes de Orleans (hija del duque de Montpensier) salvo que se opusieran los interesados.[72] En 1871 el duque de Montpensier se instaló en Francia. El 10 de enero de 1872 Antonio y María Luisa fueron a París y se alojaron en el hotel Londres. El motivo de la visita era acudir a la boda entre Margarita Adelaida de Orleans y el príncipe Ladislao Czartoryski. El 11 de enero Antonio mantuvo una conversación con María Cristina para restablecer la relaciones con Isabel II y mostrar su apoyo a la restauración borbónica. Antonio de Orleans, su esposa María Luisa e Isabel II se reunieron la mañana del 12 de enero en el Palacio de Castilla de París. Esa tarde, Isabel II acudió al hotel Londres para invitar a comer a Antonio y María Luisa el día 13 de enero. Posteriormente, acudieron a otro almuerzo organizado por María Cristina, al que también acudió Isabel II.[73] El 15 de enero de 1872 Antonio y María Cristina firmaron el acuerdo de Cannes en la villa Talbot de aquella ciudad. El duque de Montpensier mostró con esto su apoyo a Alfonso y a una eventual regencia suya y de María Cristina si este era llamado al trono en su minoría de edad.[73] Para promover la candidatura de Alfonso de Borbón hacía falta dinero pero el duque se negó a aportar nada y solicitó a Isabel II dos millones de reales. Isabel le respondió que "aunque ahora no tengo ese dinero disponible, doy las órdenes para que se ponga ese dinero en poder del marqués de Alcañices en el plazo más breve posible".[74] En las navidades de 1872 Isabel II y Alfonso fueron invitados por el duque de Montpensier y María Luisa al castillo de Randan. Entonces Alfonso se enamoró de María de las Mercedes y se comprometieron a casarse.[75] El 11 de febrero de 1873 Amadeo I envió un escrito a las Cortes renunciando al trono.[76] Tras esto se proclamó la I República Española. En el verano de 1873 Isabel II dejó el proyecto de la restauración borbónica en manos de Antonio Cánovas del Castillo, líder de los conservadores, y aceptó un proyecto de regeneración monárquica totalmente constitucional, al que se fueron adhiriendo los descontentos con la Revolución de 1868 y los liberales que aceptaban a Alfonso.[77] El 1 de diciembre de 1874 Alfonso firmó el Manifiesto de Sandhurst. El 27 de diciembre de 1874 se publicó en todos los periódicos españoles. El 29 de diciembre el general Martínez Campos encabezó un pronunciamiento militar en Sagunto proclamando rey a Alfonso XII. El gobierno de Serrano no opuso resistencia y entregó inmediatamente el poder a los alfonsinos.[78] El duque de Montpensier y María Luisa pasaron el verano de 1876 en Randan. El 19 de octubre decidieron regresar a España definitivamente. La familia se reunió con Alfonso XII en Madrid, donde Alfonso XII renovó el juramento de amor que había hecho a María de las Mercedes en Randan en 1872. El 24 de octubre el duque de Montpensier y su familia llegaron a Sevilla, donde se reunieron con Isabel II y sus hijas, las infantas Pilar, Paz y Eulalia, que por entonces vivían en el Alcázar por disposición de Cánovas. Hubo recepciones durante tres días, tras los cuales se celebró una comida y un baile en el Palacio de San Telmo que se prolongó hasta la madrugada.[79] María Brignole Sale de Ferrari, que había sido muy bien tratada en la corte de Luis Felipe, regaló al duque de Montpensier la finca Santa Águeda y el Palacio Galliera en Bolonia tras la muerte de su marido, Raffaele de Ferrari, en 1876. María Brignole legó el título de duque de Galliera al duque de Montpensier, que pasó a ostentarlo con el fallecimiento de esta en 1888.[80] El 7 de diciembre de 1877 Alfonso XII telegrafió a Antonio de Orleans diciendo que mandaba a José Osorio y Silva, marqués de Alcañices y duque de Sesto, a San Telmo con una carta. El marqués de Alcañices viajó acompañado del mayordomo real Francisco María Marín, marqués de la Frontera, y del secretario de la mayordomía mayor Fernando de Mendoza y Abascal. El 8 de diciembre llegaron a la estación Plaza de Armas de Sevilla. Fueron recibidos allí por el secretario del duque, Rafael Esquivel y Castelló, por las autoridades civiles y militares locales y por el cabildo eclesiástico. Los recién llegados se trasladaron al Palacio de San Telmo en un coche tirado por seis caballos. Al llegar a su destino, fueron recibidos por una compañía del regimiento de infantería Soria número 9. Fueron recibidos en el Salón Blanco del palacio por Antonio de Orleans, su esposa María Luisa y sus hijos Antonio, Cristina y María de las Mercedes. El marqués de Alcañices pronunció un breve discurso y entregó la carta, en la cual pedía la mano de María de las Mercedes. Luego se retiraron a una habitación, donde Mercedes recibió un brazalete de oro, rubíes y brillantes como regalo de Alfonso XII. Esa noche se celebró una cena con los invitados, con música del regimiento de Soria y con la fachada del palacio iluminada. A la mañana siguiente, todos asistieron a una misa en el oratorio del palacio y, tras un almuerzo, los invitados regresaron a Madrid portando la contestación de Antonio de Orleans. En ella manifestaba que su hija, María de las Mercedes, aceptaba casarse con Alfonso XII. La carta fue entregada al rey en el Palacio Real de Madrid el 10 de diciembre.[81] Semanas antes de la boda, Isabel II escribió a Cánovas desde París diciendo "siga cada uno su camino y al fin veremos lo que Dios dispone".[82] El 22 de enero de 1878 se firmaron las capitulaciones matrimoniales. La dote de María de las Mercedes se cifró en un millón y medio de pesetas, incluyendo alhajas, acciones, la antigua casa de Hernán Cortés de Castilleja de la Cuesta y la finca Santa Águeda de Bolonia.[83] La boda entre Alfonso XII y María de las Mercedes tuvo lugar el 23 de enero de 1878 en la Real Basílica de Nuestra Señora de Atocha de Madrid. Isabel II no asistió a la ceremonia.[82] María de las Mercedes enfermó y falleció en Madrid el 26 de junio de 1878.[84] Alfonso XII se planteó el matrimonio con la única hija casadera que le quedaba al duque de Montpensier: Cristina. Sin embargo, esta falleció de tisis en el Palacio de San Telmo el 28 de abril de 1879.[85] El 17 de mayo de 1886 nació un hijo póstumo de Alfonso XII, el futuro Alfonso XIII, lo que frustró que el duque de Montpensier volviese a intentar influir en la elección del futuro rey.[86] El 6 de junio de 1886 el duque de Montpensier y María Luisa fueron recibidos en la estación del Mediodía de Madrid por su hijo Antonio y su esposa Eulalia.[86] El 27 de junio, invitados por la regente María Cristina de Habsburgo-Lorena, asistieron a la misa de Purificación por Alfonso en la capilla del Palacio Real en compañía de la regente y la infanta Isabel. El 28 de junio el duque y María Luisa asistieron al canto de la Salve a la Virgen de Atocha por el feliz alumbramiento de Alfonso y, posteriormente, abandonaron Madrid para ir a sus posesiones en Italia.[87] En abril de 1887 el duque y su esposa estuvieron en Lisboa, en el bautizo de su bisnieto Luis Felipe, primogénito de Amelia de Orleans y Carlos de Braganza.[88] Luego pasaron por Madrid y se dirigieron a sus posesiones en Italia.[88] En noviembre de 1887 el duque de Montpensier y la infanta María Luisa fueron recibidos en Roma por el papa León XIII.[89] En Sevilla, María Luisa se hizo amiga íntima de Santa Ángela de la Cruz.[90] El 4 de febrero de 1890 el duque de Montpensier falleció cuando el matrimonio se encontraba en Sanlúcar de Barrameda.[91] En 1893, siendo viuda, cedió buena parte de los jardines del Palacio de San Telmo a la ciudad de Sevilla y falleció en el mismo palacio en 1897. Estos jardines serían inaugurados en 1914 como el parque de María Luisa. Fue enterrada en el Panteón de Infantes del Monasterio de El Escorial, el 20 de febrero de 1897,[92] amortajada con el hábito de las Hermanas de la Cruz.[93] DescendenciaEl matrimonio tuvo diez hijos, los cuales recibieron el tratamiento de infantes de España:[1]
«Dueña» de la mitad del Museo del PradoAl morir Fernando VII, de acuerdo con su testamento, la infanta María Luisa heredó una parte de la colección del Museo del Prado que era propiedad de la Corona. Para evitar dividir la colección, en 1844 una comisión llegó a la conclusión de que lo más conveniente era que María Luisa fuese indemnizada económicamente por el valor de su parte. La reina Isabel II y su hermana María Luisa estuvieron de acuerdo.[104] MonumentosEn 1929 fue colocada una estatua de la infanta en el parque de María Luisa de Sevilla, conocida como el Monumento a la Infanta María Luisa. El monumento original está hecho de piedra y fue realizado por el artista Enrique Pérez Comendador. En 1972 el original de piedra fue llevado a la Plaza de los Cisnes de Sanlúcar de Barrameda y en el lugar original, frente a la Glorieta de los Lotos del parque de María Luisa, fue colocada una copia de bronce. En 2008 la estatua de piedra fue trasladada de la Plaza de los Cisnes a los jardines del Palacio de Orleans-Borbón de Sanlúcar de Barrameda, que actualmente es municipal.[105] Títulos y tratamientos
* Véase Tratamientos protocolarios de la monarquía y la nobleza. * La cursiva solo se emplea para distinguir tratamiento de título.
Distinciones honoríficasReino de España
ExtranjerasAncestros
María Luisa Fernanda en la ficción
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
|