Mabata Bata es uno de los bueyes del rebaño que cuida Azarías para la dote -el “lobolo”- que según las costumbres locales debe entregar su tío Raúl para casarse, pero un día, el animal pisa una de las minas que fue colocada durante cercana guerra civil y se suceden los acontecimientos.[4][3]
Comentarios
Olivier Barlet escribió:
”La belleza de Mabata Bata es fulgurante… una película transcendente, que desgraciadamente todavía no ha sido estrenada en las salas francesas ni españolas, y que supone una apertura hacia el trabajo estético para los cines de África…La película nos traslada a un universo de una extrema actualidad aunque la actualidad no se menciona.”
[3]
Sol de Carvalho explicó en un reportaje realizado a propósito de Mabata Bata:
”¿Cómo juzgar a quien nos ha herido? ¿Lo perdonamos o más bien nos vengamos? ¿Cuál es la regla aquí? La historia de Azarias solo es la de un ganadero concreto, pero me encontré con que había una buena base para un cuestionamiento sobre este tema. Lo hablé con Mia Couto. La reconciliación es una negociación. De hecho, Azarias quiere irse pero pide a una mujer a cambio, que corresponde a su historia de amor durante su adolescencia. En Mozambique, para alcanzar la paz, el simple perdón no sería realista: no podemos olvidar. La guerra se opone permanentemente al desarrollo del país, reduciendo al máximo cualquier iniciativa. Pero toda solución alternativa es terriblemente frágil. El mundo espiritual de Mozambique ofrece diversas posibilidades. Los rituales son necesarios. La película nos muestra que los rituales y las negociaciones deben coexistir.[3]
Los tiempos y las realidades se fusionan a la perfección en esta adaptación mágica y realista de una historia corta de Mia Couto…Mientras el viejo espíritu de Azarias se ve, la película progresa lentamente hacia su apoteosis: el punto en el que el joven Azarias dejó de existir.”[5]