Luzmila Chiricente Mahuanca
Luzmila Chiricente Mahuanca es una dirigente peruana asháninka, activista por los derechos humanos de las poblaciones amazónicas, presidenta de la Federación Regional de Mujeres Indígenas Asháninkas, Nomatsiguengas y Kakintes de la Selva Central (FREMANK), miembro del Consejo de Reparaciones a las víctimas del conflicto armado.[1][2] BiografíaLuzmila Chiricente Mahuanca es originaria de la comunidad de Cushiviani, distrito de Río Negro, provincia de Satipo, departamento de Junín en Perú. En 1972 comenzó a participar en la vida pública de su comunidad, donde fue reconocida y aceptada como dirigente local y posteriormente regional y nacional, siempre defendiendo los derechos de los pueblos asháninka, nomatsiguenga y kankinte, así como una permanente defensa de los derechos de las mujeres. Luzmila Chiricente participó en las actividades públicas de su comunidad, en un periodo de guerra interna en el Perú, entre 1980 y 2000, en el que los hombres temían ser asesinados por los militares del grupo terrorista Sendero Luminoso (PCP-SL), ella misma estuvo amenazada de muerte y en 1988 secuestraron a uno de sus cinco hijos, Juan que tenía 14 años, sin que hasta la fecha (2021) haya aparecido.[3] Es una de las primeras mujeres que acceden a cargos estratégicos en las organizaciones indígenas, consiguiendo con su ejemplo proporcionar un incentivo para las mujeres y los hombres indígenas y hacerles actores de su propio desarrollo, defendiendo y ejerciendo sus derechos de manera solidaria y democrática.[4] TrayectoriaActividades sociales y políticasDesde 1972 en que comenzó a participar en la vida pública de Cushiviani (Satipo), Luzmila Chiricente Mahuanca fue ampliando su radio de acción, trabajando en la defensa de los derechos de los pueblos amazónicos y de las mujeres. En su comunidad trabajaba en el Club de Madres y era secretaria de la Junta Directiva Comunal desde donde luchó por conseguir una escuela primaria, un consultorio médico y un local comunitario, con el apoyo de las familias de Cushiviani que le facilitaron los espacios necesarios. En 1983 comenzó a coordinar la actividad de las mujeres de la cuenca de Río Tambo, siendo elegida vicepresidenta de la Federación de Comunidades nativas campas-ashaninka (FECONACA), trabajando por el derecho de participación y consulta a los pueblos indígenas sobre el desarrollo regional y local y favoreciendo la participación de las mujeres indígenas. Un aspecto importante a destacar es el interés desarrollado por la salud intercultural, mediante talleres de capacitación a líderes, lideresas y autoridades de las comunidades nativas de la cuenca del río Tambo. Implicada en la consecución de la paz en su país, personalmente y como dirigente local y regional, Luzmila Chiricente Mahuanca participó en la lucha contra la subversión y en la organización de manifestaciones por la paz en Satipo, juntamente con las acciones del Estado y de organizaciones de la sociedad civil, como el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), el Instituto de Defensa Legal (IDL), el Centro de Investigación para la Amazonía (CIPA), y el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán entre otros. En 1995 acompañó al representante de las Naciones Unidas, Francis Deng, en su visita a la selva central, a partir de este momento, Luzmila Chiricente fue el contacto de organizaciones estatales y ONG para apoyar sus actividades en las comunidades ashaninka y nomatsiguenga. Durante el período de más violencia en el Perú, colaboró con diferentes instituciones nacionales e internacionales (CAAAP, IDL, Cruz Roja, PROMUDEH, CIPA, ACPC, ONEP, Misión de Francis Deng, representante de la ONU, DED) para realizar talleres, misiones de recuperación de cautivos de los campos senderistas y conferencias. En 1996 Luzmila Chiricente inició una serie de visitas por las comunidades de Pangoa y del río Tambo para contribuir a la formación y capacitación las mujeres en todo lo referente a sus derechos y, también, sobre los derechos de los niños y niñas, otro objetivo de estos recorridos era la transmisión de sus conocimientos sobre la protección de los territorios comunales. Contribuyó a la creación de oficina de la Defensoría del Pueblo para Asuntos Indígenas en Satipo. En 1999 fundó la Federación Regional de Mujeres Indígenas Ashaninkas, Nomatsiguengas y Kakintes (FREMANK), tiene influencia en 44 comunidades y anexos de cinco distritos de la selva central del Perú, su labor se centra en la lucha contra la violencia doméstica, la desnutrición infantil, la defensa del territorio de las invasiones de colonos, madereros y petroleras, y los derechos humanos.[5] Entre 2002 y 2003, Luzmila participó en los trabajos de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) en la provincia de Satipo, acompañando a los encuestadores y traduciendo los testimonios recogidos, siendo nombrada en 2012 miembro del Consejo de Reparaciones, y ha ayudado a la elaboración de la documentación de miles de nativos y de colonos para su inscripción en el Registro Único de Víctimas.[3] Ha sido facilitadora en los talleres “Proceso de Desarrollo Local y las Bases”, los talleres “Fortalecimiento de las capacidades de la organización indígena para la defensa territorial y crear capacidades de base para el manejo de conflictos”, facilitadora en el “Foro Zonal Familia Arahuac Selva Central”, en el Taller “En búsqueda de la Paz, derechos consuetudinario y derechos humanos: experiencias Asháninkas” y también, facilitadora y traductora en talleres electorales para pueblos indígenas en los distritos de Río Tambo y Río Negro. Algunos de estos talleres han sido organizados y financiados en colaboración con el Banco Mundial. Además de Chiricente, Elsa Casancho Peralta, Abelina Ampinti Shiñungari y Ketty Marcelo López son lideresas en sus comunidades donde impulsaron organizaciones para defender los derechos de las mujeres de la selva central en Perú para luchar contra el machismo que aún persiste.[6] A pesar de las dificultades de comunicación entre las comunidades, debido a que su ubicación en el territorio las sitúa a kilómetros de distancia, Chiricente coordinó a las mujeres como podía. Utilizaba canoas con pequeños motores o camionetas para hacer llegar los oficios y comunicaciones. Posteriormente se modernizaron y empezaron a utilizar la tecnología, aunque todavía tienen dificultades técnicas por la lejanía de algunos territorios.[6] Tras la pandemia de la COVID-19 durante los años 2020 y 2021 se debilitaron sus lazos, ya que se esforzaron el cuidar la salud de sus familias y comunidades, a la vez que pusieron a prueba los conocimientos de medicina ancestral.[6] Participación en conferencias nacionales e internacionalesHa participado en conferencias, congresos y encuentros a nivel regional, nacional e internacional, algunos de ellos:
Cargos
Premios y reconocimientosLuzmila Chiricente ha recibido el reconocimiento a su trabajo humanitario y desinteresado por defender los derechos cívicos y humanos de los indígenas, por contribuir a mejorar sus condiciones de vida y a salir de la pobreza; y también por su valiente trabajo social durante la guerra interna (de IDL, de Asociación Pro Derechos Humanos( APRODEH), de la Defensoría del Pueblo, de Amnistía internacional, del Ministerio de la Mujer de Perú):
Referencias
Bibliografía
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