”Esas zonas de angustia…las verdaderas figuras centrales del drama…logra (Del Carril) síntesis de todos los anhelos que se vislumbran en anteriores muestras suyas. El director ha sacrificado a los actores, se ha sacrificado a sí mismo como actor, incluso ha sacrificado la acción y el ritmo vivaz de esas escenas para hacer pasar a primer plano esas tierras blancas y su influencia en la conducta de los hombres. Por eso…al espectador inadvertido le parece )solo le parece) un tanta lenta y arrítmica.”
”El despojamiento de la imagen le brinda el film una gran modernidad, y ello se ve reforzado porque las historias van quedando truncas o inconclusas, como en la realidad. Esta soltura impide que alguna frase altisonante de Borrás pueda interrumpir el flujo de la vida.”[1]
Notas
↑Maranghello, César: Los directores del cine argentino. Hugo del Carril. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires 1993
Referencias
Manrupe, Raúl; Portela, María Alejandra (2001). Un diccionario de films argentinos (1930-1995) pág. 572. Buenos Aires, Editorial Corregidor. ISBN 950-05-0896-6.