La comulgante (María Blanchard)
La comulgante es una pintura de 1914 de María Blanchard, que fue expuesta en el Salón de otoño de 1920. DescripciónEs una pintura de óleo sobre lienzo con unas dimensiones de 180 × 124 cm.[1] En este cuadro se representa la figura de una niña celebrando su Primera Comunión. La niña está vestida completamente de blanco, simbolizando la pureza, con un velo y zapatos de brillo abotonados del mismo color. En una mano, sostiene un misal de oraciones también blanco, y en la otra, un ramo de flores blancas y azules. En su falda lleva una bolsa limosnera, utilizada para guardar las monedas o regalos recibidos ese día. Este traje es característico de una niña rica de la burguesía, con un vestido muy completo y detallado. El cuadro destaca por su precisión y el contraste entre el blanco que rodea a la niña y el rojo de la cortina de la capilla y del forro del reclinatorio. La expresión en el rostro de la comulgante no muestra devoción.[2] La posición de la figura está exenta de espiritualidad o recogimiento. Las manos están rígidas, coge el libro con la derecha y con la izquierda el cirio, cogido de tal forma que parece empuñar una espada. Lleva una corona de flores de azahar que parece arrojada con violencia. El ambiente es opresivo y se descarta la inocencia y la pureza de una niña comulgante.[3] HistoriaInició la obra en Madrid de 1914.[4] En 1921 lo presentó en el Salón de Otoño de París.[2][3] Lo presentó, junto con otras dos pinturas y dos dibujos, al parecer con el título de Interieur.[4] Obtuvo un notable éxito. El crítico de arte Maurice Raynal escribió a André Lhote que su éxito había sido casi escandaloso.[5] El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía adquirió la obra en 1988 y la utilizó en una retrospectiva de Blanchard en que estuvo expuesta junto a otras 76 obras realizada en 2013.[5] Existe una semi réplica que pintó para regalar a una alumna suya que, aunque pertenezca a una colección privada, puede apreciarse en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria.[5] En él, realizada en 1925, aparecen rosas blancas en el suelo como un símbolo negativo.[2] Véase tambiénReferencias
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