La cámara oscura: 124 sueños
La cámara oscura: 124 sueños (en francés, La boutique obscure. 124 rêves) es un libro del escritor francés Georges Perec, publicado en 1973 en Éditions Denoël[1] con un epílogo de Roger Bastide.[5] En castellano fue publicada por primera vez en octubre de 2010 en la Editorial Impedimenta, con traducción de Mercedes Cebrián.[3] Dedicada a Nour,[6] corresponde a una recopilación de ciento veinticuatro sueños experimentados por Perec entre 1968 y 1972.[7] Se trata así de un libro de la línea de creación experimental del grupo Oulipo, al que pertenecía el autor.[3] Historia editorialCuatro de estos sueños, relacionados con el cine, fueron publicados originalmente en la revista Nouvelle Revue française en 1971.[8] Al año siguiente se publicaron seis sueños adicionales en la revista Cause commune.[9] EstructuraEl libro, sin enumeración de páginas, está conformado por 124 sueños enumerados, cada uno de los cuales viene acompañado de la fecha en que fueron soñados. Junto a la fecha de algunos pocos sueños se especifica además el lugar donde fueron soñados.[10] Algunos de los sueños son en realidad varios sueños recordados de una misma noche, como por ejemplo el número 114, dividido en «El puzzle», «Las Cartas a Félice» y «Los tres gatos».[11] El registro de los sueños cubre un lapso de tiempo entre mayo de 1968 y agosto de 1972. El ordenamiento es en general cronológico, con la excepción de los sueños 21 y 22, y los «Tres sueños de J. L.», correspondientes a los sueños 38, 39 y 40, los cuales están fechados en 1966, 1968 y 1972, sin especificarse el mes. Además de estos tres sueños particulares se añade uno soñado por «P.», el número 104.[10] El libro comienza con una breve nota del autor donde se refiere a la inutilidad de escribir los sueños, y al mismo tiempo a la justificación de hacerlo si estos pareciera que son soñados para ser escritos.[12] A esto le sucede una breve nota con algunas guías tipográficas, como el uso de sangrías para indicar cambios espaciales, temporales o sensoriales dentro del sueño; el uso de cursiva para denotar énfasis; el uso de espaciados entre párrafos para denotar lapsus en el sueño; y un signo particular, «//», para denotar una omisión de contenido voluntaria.[13] Este último signo se aplica en los sueños 57, 59, 64, 83, 86, 96, 99, 199 y 115.[10] El contenido del sueño n.º 96, salvo por su título, está en particular totalmente omitido.[14] En una sección final titulada «Referencias y refugios», Perec clasifica los distintos sueños en 245 temáticas distintas, algunas de ellas subdivididas a su vez en otras temáticas más específicas.[15] ContenidoA continuación se listan todos los sueños del libro.[10] Algunos de ellos especifican el periodo en que se encontraba viviendo el autor, pues tienen que ver, por ejemplo, con su reciente novela Un hombre que duerme (1967) y el rodaje de su película homónima (1974), o bien con su trabajo como bibliotecario archivista en el CNRS, especializado en la investigación médica.[16]
Recepción y críticaEl 5 de enero de 1975 se emitió una lectura de algunos extractos de esta obra para la radio alemana Saarländischer Rundfunk, sobre una versión titulada Der Tod Helmles y traducida por Eugen Helmle, con quien Perec trabajó en diversos proyectos radiales.[17] La primera edición del libro en castellano en 2010 generó varias respuestas en la prensa y la crítica. Jesús Ferrero destacó en El País lo «divertido» y «desconcertante» del libro, y la descripción de los sueños como si se tratara de cuentos, relatos y microrrelatos «perfectamente logrados».[7] Para Ignacio Garmendia algunos textos son incluso «casi poemas», textos que de alguna manera complementan otro libro de Perec, Me acuerdo (1978).[18] La diversión, el humor y el absurdo son apelativos que se repiten en otras reseñas entusiastas.[19] Por otra parte, el crítico Roberto Wong señala que si bien su lectura es «placentera», leer sueños también puede resultar «brutalmente aburrido». Para Wong, este libro «se compone de cotidianidad y absurdo», y frente a otras obras del autor, es un libro prescindible.[20] Análisis de la obraEl crítico Ignacio Garmendia destaca el realismo de los sueños del autor, que alejan la descripción de sus sueños de un ámbito más freudiano o surrealista, y lo acercan más bien a un tipo de «autobiografía indirecta», que describe una época acotada por los años de registro de los sueños.[18] Referencias
Bibliografía
|