José Joaquín Eugenio Fernández de Lizardi Gutiérrez
José Joaquín Eugenio Fernández de Lizardi Gutiérrez (Ciudad de México, 15 de noviembre de 1776-Ciudad de México, 21 de junio de 1827),[1] también conocido como El Pensador Mexicano, fue un escritor novohispano, autor de la novela El Periquillo Sarniento. La mayor parte de su trabajo se desarrolló en el ámbito de la escritura periodística, "una de las cumbres de la prosa decimonónica en nuestra lengua",[2] según el crítico literario Christopher Domínguez Michael, pero es mejor recordado por ser el primer novelista de América Latina al escribir en 1816 El Periquillo Sarniento. Su obra ha sido de interés para los estudiosos de la lingüística, de la dialectología, de la sociolingüística y de la psicología por la descripción de la vida, la lengua y las costumbres de la Nueva España en sus postrimerías. En El Periquillo Sarniento, Fernández de Lizardi recrea el lenguaje de la jerga estudiantil; el habla de los abogados y los médicos; la jerigonza de los jugadores, de los ladrones, del bajo mundo en general; el dialecto de los indígenas; la variedad léxica de las comidas, las bebidas y la indumentaria. Las leyendas, las supersticiones, los tabúes y el habla popular por él presentados han sido también relevantes para los estudios del folclor mexicano. Primeros añosFernández de Lizardi nació el 15 de noviembre de 1776 en la Ciudad de México, hijo de los criollos Bárbara Gutiérrez, hija por su parte del librero poblano Agustín Gutiérrez Dávila, y Manuel Hernández Lizardi, nombrado físico, o médico, en el Real Colegio de Tepotzotlán. Fue en la misma Tepotzotlán donde Lizardi obtuvo sus primeros estudios y donde aprendió latín. Más tarde, en 1793, habría de realizar sus estudios secundarios y universitarios en el Colegio de San Ildefonso, donde ingresó en 1793 y estudió por cinco años. Sin embargo, en palabras de Lizardi: "no me gradué ni de Bachiller porque al tiempo de los grados se enfermó mi padre que era médico del colegio de Tepotzotlán, fui a asistirlo, y destripé el curso".[3] Después de la muerte de su padre obtuvo el puesto de juez interino en Taxco y, luego, de un pueblo del distrito de Acapulco. En 1805 se casa con Dolores Orendáin y es hasta 1808 cuando aparece su primera colaboración literaria: un verso celebratorio, una polaca, en loor de Fernando VII.[2] A partir del 11 de noviembre de 1810, cuando todavía ejercía como juez interino en Taxco, entra en correspondencia con el virrey novohispano Francisco Xavier Venegas. En sus cartas, Lizardi le sugiere al virrey "que para evitar una incursión sangrienta de parte de los rebeldes se les engañara recibiéndolos con vítores y fiestas".[2] Con la entrada de los realistas en Taxco, Lizardi será aprisionado. En enero de 1811, Lizardi se dirigirá a la Ciudad de México para defenderse frente al virrey y buscar su libertad,[4] la cual obtiene al argumentar que él solamente buscaba actuar en beneficio de la población de la ciudad. Actividad periodísticaDespués de que Lizardi obtiene su libertad, permanece en la Ciudad de México, donde vivirá precariamente de su labor como periodista. Es a partir de este momento que comienza "su labor de escritor volcada hacia la preocupación social, política y satírica."[4] Además, en este periodo también comienza la polémica entre el autor y los poetas vinculados al Diario de México. Ésta inicia cuando Juan María Lacunza publica un ataque contra Lizardi el 31 de octubre de 1811 en ese mismo periódico. El conflicto durará hasta 1817, fecha en que el Diario de México se disuelve.[2] En marzo de 1812, la Constitución de Cádiz es promulgada en todo el imperio español garantizando la libertad de imprenta, a lo cual Fernández de Lizardi fundó, el 9 de octubre de ese mismo año, el periódico más importante en la época de independencia: El Pensador Mexicano. En ese periódico se denunciaban las injusticias del virreinato, como la mala distribución de la riqueza, la pésima educación o los privilegios que gozaban algunas personas. En el número 9 de El Pensador Mexicano, publicado el 3 de diciembre de 1812, pide al virrey Francisco Xavier Venegas la abolición del tribunal militar a los clérigos insurgentes. Dos días después, el virrey suprime la libertad de imprenta y ordena la detención de Lizardi, quien escapa brevemente, pero es capturado el 12 de diciembre, aunque continúa la publicación del periódico desde el encierro. Permanece en la cárcel hasta julio de 1813, cuando es liberado después de que el general Félix Calleja tomara posesión como Jefe Político Superior de Nueva España. El Pensador Mexicano dejó de imprimirse en 1814, año en que se abolió la Constitución de Cádiz; sin embargo, siguió con su labor periodística, a pesar de la censura y amenazas que sufrió. Los periódicos que entre 1815 y 1816 sustituyeron al Pensador Mexicano fueron la Alacena de Frioleras y los Cajoncitos de la Alacena, además de Las sombras de Heráclito y Demócrito, el que contó con dos entregas y en el cual se presentó un diálogo ficcionalizado entre los fantasmas de esos dos filósofos clásicos.[5] Después publicará los periódicos El Conductor Eléctrico (1820), El Amigo de la Paz y de la Patria (1822), El Payaso de los Periódicos (1823), El Hermano del Perico que Cantaba la Victoria (1823) y Conversaciones entre el Payo y el Sacristán (1824-1825), este último es considerado por algunos como "su obra más importante"[6] y como la "culminación de su periodismo, por la fluidez del estilo, su ironía y su audacia".[6] Lizardi hacía todo el trabajo para publicar sus periódicos, lo que incluía redactar, corregir y distribuir.[cita requerida] Actividad novelísticaEn un contexto en el que realizar periodismo se volvía cada vez más difícil de llevar a cabo por la Restauración en España, la derogación de la Constitución de Cádiz y la derrota inicial de la insurgencia en la Nueva España, Lizardi decide llevar a cabo el trabajo que ya había estado realizando con el periodismo a través de otros medios. Para ello escribe El Periquillo Sarniento (1816), novela con la cual puede continuar con su trabajo moralizador y educacionista, sirviéndose de la narración picaresca[2] y la máxima horaciana de "enseñar al lector y entretenerlo".[7] Escrito con el Gil Blas de Santillana como modelo, la novela es conocida por ser la primera escrita en Hispanoamérica, y se caracteriza por la introducción del lenguaje llano y popular en su prosa. Su recepción ha sido mixta: a veces alabada por su representación de la realidad mexicana, otras desdeñada por sus digresiones moralizantes.[2] Entre la escritura de las diferentes partes de El Periquillo, Lizardi escribió otras tres novelas: Noches tristes y día alegre (1819, 1831), La Quijotita y su prima (1818-1819) y la Vida y hechos del famoso caballero don Catrín de la Fachenda (1832). Las Noches tristes fueron escritas en imitación de las Noches lúgubres de José Cadalso, a su vez imitación de Las Noches de Edward Young. La Quijotita continuaba con el afán moralizador de Lizardi, ahora enfocado a las mujeres. Por su parte, Vida y hechos del famoso caballero don Catrín de la Fachenda fue escrita por Lizardi para "demostrarse a sí mismo y a sus críticos que podía escribir una verdadera novela sin incurrir en el fárrago tratadístico (la Quijotita), la imitación edificante (Noches tristes y día alegre) o el desorden picaresco (Periquillo)".[2] Vida posterior y muerteEn 1821 se muestra solidario al Plan de Iguala y se une al Ejército Trigarante, nombrándosele director de la prensa insurgente en Tepotzotlán. Una vez decretada la independencia de México, publica el polémico panfleto Cincuenta preguntas del pensador a quien quiera responderlas, que aboga por la construcción de un sistema democrático liberal en la nueva nación, ganándose la antipatía de Agustín de Iturbide, miembro de la recién Junta Provisional Gubernativa y futuro monarca del Primer Imperio Mexicano, a quien ataca duramente durante los años siguientes. A finales de 1824, siendo México ya una república federal, Lizardi es nombrado director de La Gaceta del Gobierno y recibe un sueldo de capitán retirado por sus servicios a favor de la insurrección. José Joaquín Fernández de Lizardi muere el 21 de junio de 1827. Fue sepultado en el cementerio de la iglesia de San Lázaro, pero sus restos han desaparecido. Lizardi en el cine
Obras
Referencias
3. En Nuevo león esta la escuela secundaria técnica N°80"José Joaquín Fernández De Lizardi" en Guadalupe la cual es una escuela Joven y el nombre del pensador de México fue mencionado (Himno de la secundaria). Enlaces externos
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