Con apenas 13 años ya trabajaba como guionista de la emisora radialXEQ y a los 18 comenzó a trabajar como periodista y crítico de cine. En 1955 Juan José Arreola, director de la editorial Los Presentes, le publicó su primer libro, Cuentos para vencer a la muerte.[2]
Integró el consejo de redacción de Plural, Vuelta, Revista Mexicana de Literatura y Nuevo Cine. Fue subdirector de Sábado del periódico Unomásuno, en su momento de mayor éxito. A partir de abril de 1982, junto con Eduardo Lizalde, fundaron el El Semanario Cultural del diario Novedades de México. De la Colina dirigió este suplemento por veinte años y por dicha valor obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Cultural 1984.[2]
Colaboró en otros medios mexicanos como Letras Libres, Milenio Diario, Ideas de México, Revista de la Universidad de México, La Palabra, El Hombre, Política, México en la Cultura, La Cultura en México y El Nacional. También lo hizo en medios extranjeros como las cubanas La Gaceta, Cine Cubano y Casa de las Américas; las francesas Contrechamp y Positif; y Le Chateau du Verre de Bélgica.
En 1974, junto con Tomás Pérez Turrent entrevistó a Luis Buñuel. La entrevista fue publicada en 1984, con el título «Luis Buñuel, prohibido asomarse al exterior», e incluye testimonios y comentarios de Buñuel sobre su obra. Otros libros que dedicó al cine fueron El cine italiano (1962), Miradas al cine (1972), El cine del «Indio» Fernández (1984) y Un arte de fantasmas (2013).
Respecto a sus intereses cinematográficos, De la Colina dijo que:[2]
Durante mucho tiempo la gente me consideró crítico de cine. Nunca lo fui, si acaso escritor sobre el cine, porque no lo sometía a gran análisis. Hablaba de una película como en un ensayo, un poco divagando. De eso viví y me acabé de profesionalizar en la escritura.
Ganó el premio Xavier Villaurrutia de 2013, por el ensayo De libertades fantasmas o de la literatura como juego.[3]
Temas presentes en su obra son el exilio, la evocación personal, el poder de la palabra, los viajes, el cine y el periodismo cultural.[2] Octavio Paz dijo acerca de José de la Colina que:[2]
La figura de este solitario es ejemplar por más de un motivo: como director y animador de revistas y suplementos culturales, como crítico y cronista de la literatura y del cine, como narrador y cuentista, como traductor. Dije solitario pero me apresuro a añadir: cordial. Podría haber dicho también, sin jugar con las oposiciones, apasionado e irónico, estricto y generoso, colérico y tierno. Una conciencia insobornable, un amigo abierto y leal, un escritor singular: su prosa es una de las mejores de México. Más que un solitario, un libertario: más que un libertario, un espíritu libre.