Estudió las carreras de Perito Mercantil en la Universidad de Alicante, Psicología, Sociología y Psiquiatría en la Universidad de la Sorbona de París y Derecho en Universidad Princeton (Estados Unidos), carrera esta última que no llegó a terminar.[1] Por otro lado, dominaba nueve idiomas. Regresa a España en 1940 para obtener el título universitario de peritaje mercantil en Alicante. Era Caballero Gran Cruz de la Orden de San Lázaro de Jerusalén.
En septiembre de 1959, se casó en Palma de Mallorca con la actriz mexicana Rosita Arenas. Ambos se reinstalaron en México, donde él aprovechó el estatus que Rosita tenía en el cine para pedirle créditos monetarios a sus conocidos famosos. Cuando sus cifras de préstamos empezaron a aumentar, así como otras deudas que ya tenía, decidió huir de México y esconderse en España, abandonando a Rosita y robando y vendiendo todas sus joyas para conseguir el dinero suficiente que lo ayudara a salir del país. Transcurridos más de tres meses sin saber de él, Arenas solicitó la anulación de su matrimonio ante la ley, mismo que le fue concedido un año y medio después.[2][3]
En años sucesivos cultivaría una imagen peculiar que evocaba el estereotipo del aristócrata de alta alcurnia: perilla, monóculo, bastón y traje siempre impecable definían su imagen. [4]
A principios de los años 60 se instala en la ciudad malagueña de Torremolinos y poco después, en 1964, en Marbella, convirtiéndose, hasta su muerte, en un peculiar promotor del turismo en la Costa del Sol, llegando a ejercer como jefe de protocolo del Ayuntamiento marbellí.
En 1969 abrió un Club denominado "Fuentes del Rodeo", donde la noche de su apertura interpretó varias canciones al piano para amenizar la velada.[5]
Debuta en el cine en 1961 bajo las órdenes de Vittorio De Sica en Il giudizio universale. Durante las dos décadas siguientes intervino en una treintena de películas, habitualmente en papeles secundarios que respondían de forma sistemática al patrón del personaje excéntrico y pintoresco que era en la vida real.