Incidente de Corfú
El incidente de Corfú fue una crisis diplomática que enfrentó al Reino de Grecia y al Reino de Italia en 1923. Desencadenamiento de la crisisGrecia y Albania llevaron una disputa fronteriza a la Conferencia de Embajadores, que creó una comisión para determinar los límites,[1] autorizada por la Sociedad de Naciones para resolver el conflicto. Unos cuantos países (incluyendo Italia) proporcionaron pequeños destacamentos de soldados para ayudar a la comisión a hacer la encuesta. El 27 de agosto de 1923 el general italiano Enrico Tellini —presidente de la comisión fronteriza—,[1] tres de sus ayudantes y un traductor albanés fueron asesinados por agresores desconocidos (según algunas fuentes por nacionalistas griegos; según otras, por nacionalistas albaneses) cerca de Zepi en la carretera que unía Ioánina y Kakavia (territorio griego cercano a la frontera albanesa).[2][3] Nunca se llegó a conocer la identidad ni los motivos de los asesinatos.[4][3] Italia, que había tomado partido por Albania en la delimitación de las fronteras de esta con Yugoslavia y Grecia, consideró en todo caso que el crimen tenía fines políticos y que los asesinos eran bandas pagadas por Grecia.[5] La publicación de la noticia de los asesinatos causó gran indignación en Italia, atizada por la prensa; hubo manifestaciones y varios consulados griegos sufrieron ataques.[6] Tras intentar en vano obtener el respaldo incondicional de Francia y el Reino Unido a las compensaciones que decidiese imponer a Grecia, Italia hizo llegar un ultimátum a Grecia el 29 de agosto de 1923 con una serie de condiciones, que esta rechazó al día siguiente.[7][3] Mussolini reaccionó ordenando la inmediata ocupación de la isla de Corfú el día 31.[7] Entre las reclamaciones italianas estaban la de prender a los asesinos en cinco días y ajusticiarlos, pagar una indemnización de cincuenta millones de liras y permitir que Italia participase en la investigación del crimen.[8] Era la primera vez, desde que se hiciese con el poder en octubre del año anterior, que Mussolini adoptaba una política exterior agresiva.[9] Era también la primera gran crisis que debió afrontar la Sociedad de Naciones.[1] La escuadra italiana, que llegó tarde a la isla, exigió al punto la rendición de las autoridades griegas; como estas solicitaron tiempo para decidirse y el ultimátum militar caducó —el representante italiano había concedido apenas media hora—, los buques comenzaron a bombardear.[10][11] El almirante italiano, sin embargo, tenía orden de no emplear la fuerza salvo que los griegos se resistiesen a la ocupación, que no fue el caso.[11] En siete minutos, lo que los griegos tardaron en rendirse pues carecían[1] de defensas, los italianos dispararon treinta y cinco proyectiles que causaron dieciséis muertos y en torno a cincuenta heridos.[10][11] La violenta invasión cambió el sentir de la opinión pública internacional, que hasta entonces había tomado partido por Italia, conmocionada por los asesinatos.[12] En general, el asesinato de Tellini se considera un pretexto para ocultar el verdadero motivo de la invasión: la posición estratégica de Corfú en la entrada del Adriático.[3] Italia sopesaba ya desde finales de julio apoderarse de la isla ante las tirantes relaciones con Grecia debidas a las disputas fronterizas entre esta y Albania y a la posesión italiana del Dodecaneso —arrebatado al imperio otomano en la guerra de 1911-1912 y cuya posesión había confirmado en la reciente Conferencia de Lausana—.[13] Crisis internacionalGrecia llevó el caso a la Sociedad de Naciones entre el 1 y el 4 de septiembre,[14] que inicialmente condenó la ocupación italiana. Italia, por su parte, negó que la Sociedad tuviese competencia para tratar la crisis y amenazó con retirarse de la organización.[14][11] La conferencia asumió la culpabilidad de Grecia el 5 de septiembre y exigió una serie de acciones al Gobierno griego, que las aceptó el día 9.[14] La clave de la crisis fue la actitud de Francia,[15] temerosa de perder el apoyo italiano en medio de la crisis con Alemania por la ocupación del Ruhr y de que Berlín pudiese presentarse ante la Sociedad de Naciones como Grecia.[16][17] El respaldo italiano era fundamental para que Francia tuviese mayoría en la Comisión de Indemnizaciones de guerra, en la que estaban representados además el Reino Unido y Bélgica.[15] Francia deseaba a un tiempo calmar la indignación de sus aliados de la Europa oriental, descontentos con la actitud italiana, y evitar[18] toda humillación a Mussolini.[16][19] Para Francia, la Sociedad era un mero instrumento contra Alemania y su interés por no enojar a Italia hizo que tratase de que no fuese la Sociedad sino la Conferencia de Embajadores, la que lidiase con el asunto.[20][19] El Reino Unido trató, por el contrario e infructuosamente, de que fuese la Sociedad la que tratase la crisis y llegó a sopesar la imposición de sanciones o una intervención naval contra Italia,[21] pero únicamente con participación francesa; Francia, por su parte, rehusó las dos posibilidades.[22] Sin apoyo francés, el Reino Unido decidió el 10 de septiembre no insistir en que fuese la Sociedad de Naciones la que tratase la crisis.[23] Entre el día 10 y el 13, la Conferencia de Embajadores dispuso el plan de evacuación de Corfú.[24] Italia se avino a abandonar la isla el mismo día 13 de septiembre, después de que la Armada comunicase al Gobierno la vulnerabilidad del país ante una posible guerra con el Reino Unido, Yugoslavia y Grecia.[11] La Sociedad aceptó entre el 17 y el 18 de septiembre dejar en manos de la Conferencia de Embajadores, e Italia y Grecia aceptaron que la decisión de esta fuera vinculante.[24][25] La Sociedad presentó una propuesta de solución que fue rechazada por el representante italiano, pero que, comunicada a la Conferencia de Embajadores, sirvió de borrador para la fórmula de resolución de la crisis que esta planteó luego.[26] La Conferencia en gran parte aceptó las peticiones nominales italianas e impuso a Grecia seis condiciones:[27]
Grecia las aceptó.[28] Pese a la ambigüedad de las primeras impresiones de la comisión de investigación, los embajadores decidieron el 25 de septiembre que Italia recibiese los cincuenta millones de liras, la máxima penalización prevista.[24][29] ConsecuenciasLas fuerzas italianas salieron de Corfú entre el 27[11] y el 29 de septiembre, después de que se hiciese efectivo el pago de los cincuenta millones de liras, que Grecia abonó al tiempo que protestaba por las conclusiones de la Conferencia.[30] El arrumbamiento de la Sociedad fue el primer revés de una serie que acabó con su fracaso en Múnich en 1938.[20] El tratamiento de la crisis debilitó a la Sociedad, como luego sucedió también con las crisis de Manchuria y Abisinia.[31] Referencias
Bibliografía
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