Iglesia de San Agustín (Lima)

Basílica Menor y Convento de San Agustín

 Patrimonio de la Humanidad (parte de «Centro histórico de Lima», n.º ref. 500) (1991)

Enlace a ficha de Patrimonio de la Humanidad.
Patrimonio Cultural de la Nación (1972)

Detalle de la portada principal de la Iglesia de San Agustín
Localización
País Perú Perú
División Lima
Subdivisión Centro histórico de Lima
Dirección Jirón Ica 251
Coordenadas 12°02′48″S 77°02′00″O / -12.0466, -77.0333
Información religiosa
Culto Iglesia católica
Orden Orden de San Agustín
Uso Abierta al culto
Estatus Templo
Advocación Agustín de Hipona
Historia del edificio
Construcción 1573 (Primera construcción)
Reconstrucción Mediados del siglo XVIII
Arquitecto Desconocido
Eventos Severamente dañada durante el terremoto de 1746
Datos arquitectónicos
Estilo Barroco, Churrigueresco
Nave principal Tres naves
Planta del edificio
Plano del conjunto
Plano del conjunto

La Basílica Menor y Convento de San Agustín se encuentra en el centro histórico de Lima, frente a la plazuela del mismo nombre, y a pocas cuadras de la Plaza Mayor de la capital. Su cuidado está, desde su fundación, a cargo de los frailes agustinos, y pertenece a la Provincia Nuestra Señora de Gracia del Perú.

Ubicación en la ciudad

La Iglesia de San Agustín está situada en el cruce de la cuarta cuadra del Jirón Camaná (calle de Lartiga) con la segunda cuadra del Jirón Ica (calle San Agustín).

Descripción de la fachada y determinación de su estilo

La fachada es una obra arquitectónica de estilo barroco churrigueresco, sobrecargada de adornos, labrada en piedra, que se terminó de construir en 1710, consta de tres calles y tres cuerpos, siendo la calle central del primer cuerpo la que acoge la puerta por donde se ingresa al recinto. Sobre esta se tiene una cornisa de arco vertical, característica determinante por ser original de la arquitectura del barroco peruano. En las hornacinas de la fachada hay diez imágenes además de la de San Agustín que está al centro.

Su importancia también radica en que es una de las dos portadas de estilo churrigueresco que quedan en Lima, junto a la portada de la Basílica de La Merced. Del templo antiguo, solo ha quedado el frontispicio y los muros laterales.

Descripción de su interior

En el interior del Templo el existen obras de gran valor como la sillería del coro, obra que corrió a cargo de Pedro de Noguera y su taller, la cajonería de la sacristía, el artesonado de la antesacristía, su colección pictórica y el patio del claustro principal con bellos portales.

Llama la atención en la sala capitular la antigua cátedra tallada debida al escultor Juan García Salguero en la que contó con la colaboración de Luis de Espíndola, algunos lienzos de la escuela Italiana, y la escultura de La Muerte, hecha por Baltazar Gavilán, a comienzos del siglo XVIII.

Historia

Su construcción ocupa el mismo lugar desde su fundación, ocurrida en 1573 por Luis López de Solís; ha sido reconstruida varias veces debido a los terremotos que sucedieron en Lima, y también por causa de las ampliaciones y a la accidentada vida política peruana. Uno de los mayores sucesos fue la reconstrucción de la iglesia tras el devastador terremoto de 1746 que dejó grandes daños en la estructura y que tuvo como resultado la restauración de la misma en 1751.

Otro cambio se dio como consecuencia de la guerra civil de 1894-1895, año en que la iglesia sufrió considerable daño de metralla durante los combates entre las fuerzas de caceristas y pierolistas. La restauración que se dio como consecuencia supuso la demolición de la torre que tenía.

Referencias literarias

El templo es citado en la leyenda Mujer y tigre, de Ricardo Palma, integrada en Tradiciones peruanas (1897): "Era un día lunes, y al salir D. Carlos de la misa de San Agustín se encontró con su sombra o pesadilla encarnada en Sebastiana".[1]​ También es mencionado en la leyenda Un litigio original, del mismo autor: "Un día (que por más señas fue el 8 de septiembre de 1698) todo lo que Lima encerraba de aristocrático estaba congregado en la iglesia de San Agustín para oír el sermón panegírico que, con motivo de la fiesta de la Natividad de la Virgen, debía pronunciar uno de los frailes pico de oro que abundaban en ese convento, foco de hombres de gran saber y de portentosa elocuencia.

Terminada la función, el señor de Sierrabella subió a su carruaje, y queriendo de paso hacer una visita a la condesa de la Vega del Ren doña Josefa Zorrilla de la Gándara, dio al fámulo la orden correspondiente. Al doblar éste la esquina de Lártiga, se halló de sopetón con el carruaje del marqués de Santiago, también en actitud de torcer la bocacalle de Lescano".[2]

Véase también

Galería de imágenes

Referencias

  1. Mujer y tigre [1]
  2. Un litigio original [2]

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