Historieta en Yugoslavia

El cómic yugoslavo fue habitualmente minoritario en su propio país, dominado por la producción importada.[1]

Tuvo, sin embargo, grandes revistas con abundancia de material autóctono, como "Oko", donde destacó Andrija Maurović, considerado el padre del cómic yugoslavo.[1]​ Entre 1935 y 1940 los hermanos Walter y Norbert Neugebauer lanzaron su propia revista, Vandrokas.[1]​ En la misma época, pero en Belgrado, surgió Politikin zabavnik en la que trabajaron autores con gran influencia del cómic de aventuras estadounidense como Djordje Lobacev.[1]

Tras la guerra, en 1955, apareció en Zagreb la revista "Plavi vjesnik", ya a color y principal promotora de los nuevos valores nacionales, como Borivoj Dovniković, Zdenko Svircic, Zarco Beker, Vladimir Delač, Oto Reisinger y Jules Radilovic.[1]​ Partiendo de esta y otras revistas, algunos jóvenes historietistas adquirieron relevancia internacional: Milorad Dobric con su serie Ljuba Truba; Mirko Ilić, que empezó siendo parte del grupo Novi Kvadrat, Branislav Kerac y sobre todo Goran Delic, con sus originales relatos protagonizados por ratas.[1]

Referencias

  1. a b c d e f Rustemagic, Ervin en La historia de los comics yugoslavos para la Historia de los Comics, volumen IV, fascículo 47, Editorial Toutain, Barcelona, 1983, pp. 1309 a 1316.