Himno de las CortesEl Himno de las Cortes de Navarra, antiguamente también conocida como la Marcha para la entrada del Reyno, es el himno de la Comunidad Foral de Navarra (España).[2] En origen «es uno de los "pasaclaustros" utilizados para el acompañamiento de cortejos, que se guarda, junto con otros, en la Catedral de Pamplona.»[3] En 1971 la Diputación Foral de Navarra encargó a Aurelio Sagaseta, canónigo-maestro de capilla de la catedral de Pamplona, una armonización de esta marcha, para coro, metal y timbales, junto a la nueva letra compuesta por Manuel Iribarren Paternáin por encargo de la Comisión de Música de la Institución Príncipe de Viana. Esta letra fue traducida al euskera por José María Azpíroz Zabaleta, sacerdote euskaldún natural de Leiza y miembro de la Real Academia de la Lengua Vasca (Euskaltzaindia).[4][5] Tras una ligera adaptación, esta versión se estableció como himno oficial por la Ley Foral 7/1986, de 28 de mayo, que regulaba los símbolos de Navarra,[6] derogada por la Ley Foral 24/2003, de 4 de abril, de Símbolos de Navarra, y esta a su vez derogada por la L 3/2017, de 6 de abril.[7] HistoriaAntecedentesCompuesto en 1780 por varios autores, antes de adoptarse el actual himno se realizaba el recitado y aria Ynvicta de Navarra esclarecida, para tiple, oboe, 2 violines y acompañamiento, cuyo texto, aunque propiamente no era un himno, tenía un tono grandilocuente análogo al usado en los himnos.[8][9]
En 1838 el médico británico Henry Wilkinson, que visitó España durante primera guerra carlista, publica en Londres un National Hymn of Navarre (versión para pianoforte). Forma parte de una obra de conjunto titulada Sketches and Music of the Basque provinces in Spain.[8] La marchaComo apunta la historiadora María Puy Huici Goñi, importante investigadora del tema:
El actual himno de Navarra, debe su origen así pues a la Marcha para la entrada del Reino, un pasaclaustro barroco que se interpretaba en el claustro de la Catedral de Pamplona al paso de las Cortes de Navarra, en las ocasiones que celebraban sus sesiones en Pamplona, en un espacio habilitado al efecto. Igualmente se debía interpretar como parte del ceremonial solemne de la Diputación del Reino de Navarra en su asistencia a los actos religiosos en este templo. Aunque sin precisar cuál era, «la música era elemento imprescindible de estas celebraciones.» En las celebraciones en Pamplona se solían utilizar los clarines y timbales municipales a los cuales se les abonaba una gratificación como se reflejaba en las cuentas. Estos músicos municipales ejecutaban «la entrada y salida de la Diputación de la iglesia y de su casa de juntas, el saludo o toque ceremonial, marcha y pasaclaustros.»[11] Según afirmaba Leocadio Hernández Ascunce en 1939:
Esta marcha se interpretaba desde el siglo XIX en las principales ceremonias oficiales de Navarra y se consideraba, de hecho, como el himno propio de Navarra, aunque, tras adaptaciones y armonizaciones, no tuvo carácter de oficial hasta 1986. El minuetoJunto con esta pieza también se conserva en el Archivo Musical de la Catedral de Pamplona (n.º 2) unos papeles con el título de "Marcha y Minueto para la entrada del Reyno". No debe confundirse con los papeles titulados como la "Marcha" (n.º 1) y que han sido objeto de la atención por su vinculación con el himno. Este minueto se utiliza «en la despedida de los actos oficiales» y, a diferencia de la "Marcha", se puede datar con seguridad, gracias al análisis musical, en la segunda mitad del siglo XVIII.[13] Aunque sin rotundidad, se afirma que los autores habrían sido los maestros y organistas del momento como Andrés de Escaregui, Juan Antonio de Múxica o Francisco de la Huerta. Para Aurelio Sagaseta «tiene toda la gracia del clasicismo vienés del siglo XVIII» que, en su opinión, «se debe incluir como segunda parte y complemento obligado del llamado "Himno de las Cortes de Navarra" en actos oficiales, ya que es un legado de la tradición, al que no se debería añadir ni quitar nada, sino transmitirlo tal cual a la posteridad.»[14] Actos religiososSin tener presentes las celebraciones anteriores que, sin duda, las hubo, como afirma el historiador y archivero, Juan José Martinena Ruiz, «cronológicamente la primera fiesta que estableció el Reino fue la de San Francisco Javier, Patrono de Navarra, al que la Diputación comenzó a honrar con Vísperas y Función solemne en 1624. Hasta 1662 se celebraba el 2 de diciembre, y desde 1663 pasó a celebrarse el día 3, como se sigue haciendo en la actualidad.»[15] Entre 1638 y 1795 también se celebraba solemnemente «la victoria de Fuenterrabía contra los franceses» ya que fueron muchos los navarros participantes de forma destacable y se decidió, por ello, conmemorar anualmente la efemérides «el domingo infraoctava de la Natividad de Nuestra Señora, conocida popularmente como la Virgen de Septiembre.»[15] Tras el acuerdo entre el reino y la capital por el cual se declaraban copatronos de Navarra a San Francisco Javier y a San Fermín, la Diputación del Reino se obligó a celebrar la festividad del segundo. Pero como el ayuntamiento pamplonés ya celebraba las del 7 de julio y 25 de septiembre, se optó por una celebración en enero, «el día de la traslación de sus restos a la Catedral de Amiens. Surgió así la fiesta conocida como de las Reliquias, que se celebra en la iglesia de San Lorenzo el 13 de enero, si este día caía en domingo, y si no, el domingo siguiente.»[16] Como ya ocurriera con el caso del sitio de Fuenterrabía, también se celebró anualmente entre 1707 y 1765 la victoria de Almansa lograda por Felipe V durante la Guerra de Sucesión.[17] DescripciónEn 1939 se publicó una versión por parte de Leocadio Hernández Ascunce que se estreno una tarde de junio de ese año en Burgos. La pieza musical tradicional llevaba una nueva letra compuesta por "un ilustre religioso pamplonés" para la ocasión que decía:[18]
En 1946, con motivo de la Coronación de Santa María en Pamplona, Hernández Ascunce publicó una nueva versión «de carácter eminentemente popular, a dos voces».[20] Durante la posguerra fue arreglada para banda por Silvano Cervantes, director y compositor navarro que fundó la Banda Municipal La Pamplonesa, y difundida por Radio Requeté de Navarra.[4] En 1993 el Parlamento de Navarra aprobó la armonización oficial del himno, así como su letra, basada en la encargada por la Institución Príncipe de Viana en 1971 a Aurelio Sagaseta, Manuel Iribarren y José María Azpíroz. La Ley Foral 3/2017, de 6 de abril, que deroga la regulación anterior, se limita en su disposición transitoria a señalar que "en tanto y cuanto no se apruebe una nueva Ley Foral de Símbolos, se mantendrá como himno de Navarra el denominado “Himno de las Cortes”.
Otros himnos no oficialesLa "Cartilla Foral" de Hermilio de Oloriz recogía en su pequeño folleto de 1894 los principios fueristas y un himno:
Véase tambiénReferencias
Bibliografía
Enlaces externos
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