Habitaciones (novela)
Habitaciones es una novela de la escritora argentina Emma Barrandéguy escrita a fines de la década de 1950 pero publicada recién en 2002 en Buenos Aires. Por su temática lésbica, escrita autobiográficamente por una mujer, la obra se adelanta en décadas a los inicios de la literatura lésbica argentina en la década de 1980. La trama transcurre inmersa en las memorias, reflexiones, pasiones y sentimientos de una intelectual casada y bisexual, con múltiples relaciones erótico-afectivas, militante comunista en la época del peronismo, que decide contar las interioridades que la «habitan», luego de una experiencia traumática con una pareja llamada Florencia. El libro fue un éxito, convocó especialmente a las jóvenes de los movimientos feminista y queer y se ubicó entre los cien libros escritos por mujeres más leídos en español, durante el último siglo.[1][2] TramaLa novela está escrita casi toda en primera persona, narrada por la protagonista, identificada como «E.», inicial inequívocamente correspondiente a «Emma», ya que el relato se conforma como una autobiografía de Emma Barrandéguy.[3] Está dividida en cuarenta y nueve capítulos ordenados cronológicamente, pero con algunas rupturas temporales. Empieza con una carta que E. le escribe a Alfredo (nombre correspondiente a Alfredo J. J. Weiss, una persona real que fue un amigo y confidente de la autora), en la que le dice que quiere «abandonar esa discreción» que siempre mantuvieron con respecto a sus «intimidades»,[4] para poder saber «dónde se originaron las cosas... más allá de todo lo que sucedió».[5] La mayor parte de los capítulos son cartas de E. a Alfredo, aunque también hay reflexiones íntimas suyas, así como capítulos en tercera persona, desde el punto de vista de otras personas (José, Angélica, el esposo, Florencia) involucradas en los hechos. A lo largo de los capítulos irá recapitulando su vida, tanto política como personal, para poder entenderse y entender lo que pasó, pero sobre todo para sacar afuera y dar a conocer interioridades que ella llama «habitaciones»:
Florencia es el centro de la novela, aún cuando una gran parte del texto no se refiere a ella. Es una amante que E. tuvo, mucho menor que ella. Por otra parte E. es una intelectual, bisexual, militante comunista desde mediados de la década de 1930, criada en un ambiente «burgués» y «provinciano», que rechazaba. Buenos Aires para E. era la posibilidad de escaparse de la chatura provinciana, vincularse con el mundo intelectual, así como liberar sus pasiones y necesidades de «su cuerpo», tal como ella lo plantea («dos cosas son importantes en mi: sed de aprobación y búsqueda física».[7] E. ha vivido siempre su vida con una gran libertad erótica, relacionándose con hombres y mujeres, muchas veces simultáneamente. Esto le ha traído conflictos que la han llevado a replantearse su libertad y su deseo, con sentimientos de culpa y tratando de ser «normal». Por eso se había casado con un «americano»; con él pasó doce años, algo que considera «el peor error de mi vida»:[8]
Entre sus amantes se destacan José y Angélica, pero es Florencia la que va a ocupar un lugar central en su vida y en el relato:
El final es inesperado y relatado brevemente, casi sin detalles. La autoraEmma Barrandéguy (1914-2006) fue una reconocida y premiada escritora argentina. Nacida y criada en Gualeguay, provincia de Entre Ríos, se radicó en Buenos Aires, donde perteneció a los cenáculos intelectuales, artísticos y políticos. Militó activamente en el Partido Comunista, adhirió a la causa feminista y fue periodista destacada del diario Crítica. La fama sin embargo le llegará con la publicación de Habitaciones, cuando tenía 89 años.[1] Habitaciones fue escrita cuando aún tenía con escasas publicaciones y estaba en sus treinta, pero fue publicada en 2002, cuatro años antes de morir. El hecho de que la novela fuera escrita en la década de 1950 y que tratara autobiográficamente sobre una mujer casada que mantenía varias relaciones erótico-afectivas con hombres y mujeres, adelantaba en décadas una literatura lésbica escrita por mujeres que no aparecería hasta la década de 1980, mantuvo el texto fuera de la posibilidad de ser editado.[12] Interpretaciones y juiciosMaría Moreno promovió la publicación de la novela y escribió el prólogo:
El poeta e historiador Martín Prieto escribió la crónica del libro para el diario español El País, calificando de «proeza» el hecho de que una mujer de 89 años publicara uno de los libros más «singulares» de la literatura argentina posdictadura, obteniendo además, «el respaldo rabioso del feminismo radicalizado»:
La crítica literaria Irene M. Weiss, hija de la persona a la que está dedicado el libro, Alfredo J. J. Weiss, y protagonista del mismo, ha destacado el papel de su padre en la novela, como destinatario del relato y a través de él la complicidad que ese método genera en el lector:[14]
Luego de publicada la obra, Irene Weiss conoció a Emma Barrandéguy, quien le regaló las treinta cartas que su padre le había enviado entre 1938 y 1941, que conservaba intactas, atadas y ordenadas: «Su lectura abrió para mí una vía de reconocimiento y apertura existencial en el territorio paterno, en el que descubrí una novísima sensibilidad afectiva y emotiva», dijo Weiss al respecto.[14] Guadalupe Maradei rescata la transgresión que surca la novela:
Referencias
Referencias generales
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