El grupo nació con motivo de la visita de Paul Éluard a Barcelona en enero de 1936. Viajó para dar unas conferencias en el marco de la exposición de Picasso en Barcelona patrocinada por el grupo ADLAN (Amics de l’art nou).[1]
El 19 de marzo de 1936 el pintor Antoni G. Lamolla escribía una carta al crítico Eduardo Westerdahl, del grupo canario de la revista Gaceta de Arte, donde le explicaba: “No sé si estará enterado de que, a raíz de la visita de Paul Éluard a Barcelona, hemos formado un grupo surrealista. Nos presentaremos al público con una exposición en Barcelona, Madrid y Bilbao. Figurarán en dicha exposición obras de Miró, Dalí, Fernández, Remedios, Francès…”.[1]
Los promotores del proyecto fueron Magí Albert Cassanyes, miembro activo de ADLAN y el entonces joven poeta José Viola Gamón, más tarde conocido por su pintura con el seudónimo de Manuel Viola.[2] Ambos redactaron el manifiesto de la exposición que se inauguró el 4 de mayor de 1936 y, especialmente Viola, optaron por un surrealismo al servicio de la revolución.[3]
La Exposición Logicofobista se inauguró el 4 de mayo de 1936 en las Galeries d’Art Catalònia de Barcelona. El principal promotor de la muestra, fue el crítico Magí Albert Cassanyes, en colaboración con el sombrerero y promotor de arte de vanguardia Joan Prats y otros miembros de ADLAN (Amics de l’art nou) grupo que a principios de año había organizado también una exposición de Picasso en la sala Esteva.
Entre los artistas previstos inicialmente fallaron Joan Miró y Salvador Dalí, los más conocidos, y también Eudald Serra, que se encontraba de viaje en Japón.
El objetivo era ofrecer una visión panorámica de la situación del surrealismo en España que incluyera a Salvador Dalí, Joan Miró y otros artistas más jóvenes.
En el manifiesto-programa de la exposición, Cassanyes definía el término logicofobista desde un punto de vista filológico y filosófico, y se basaba en la dialéctica hegeliana para explicar que la consecuencia del temor a la lógica sería la adhesión a la metafísica.
Por su parte, Viola relacionaba la exposición con el surrealismo, y señalaba que este movimiento era una especie de subconjunto del logicofobismo. A su juicio, la poesía era el portal que conduciría a los artistas a una nueva forma de conocimiento.[4]