Se trataba de un pequeño frasco de cristal en el que la Dama del Bosque había depositado la luz que emanaba del barco de Eärendil y que serviría para guiar al Portador del Anillo en la oscuridad en su viaje a la tenebrosa tierra de Mordor.
Frodo se lo colgó de su cuello con una cuerda de cuero y le fue de muchísima utilidad en su camino a Mordor, sobre todo en Cirith Ungol y en el Antro de Ella-laraña. Ya que su luz élfica permitió, con la ayuda de la luz emitida por Dardo, detener el ataque de la monstruosa araña dentro del mismo antro y luego le sirvió a Sam para debilitarla y herirla. Más tarde, primero Sam Gamyi y luego ambos hobbits, usaron la luz de Eärendil para vencer la resistencia de los centinelas que custodiaban la entrada a la torre de Cirith Ungol, puesto que contrarrestaba (junto a la invocación a Elbereth) la maligna y oscura fuerza que emanaba de estos.