Francisco Alcántara
Francisco Alcántara Jurado (Pedro Abad, 27 de marzo de 1854-Madrid, 9 de marzo de 1930) fue un humanista, pedagogo, crítico de arte y ceramista español, inicialmente relacionado con la Institución Libre de Enseñanza y el krausismo.[1] Su amor a la alfarería y los procesos cerámicos se vieron premiados con la fundación en Madrid de la Escuela de Cerámica que hoy lleva su nombre. Vida y obraNacido en el seno de una familia acomodada, en su juventud ingresó en la Escuela Provincial de Bellas Artes de Córdoba donde coincidió con otros futuros artistas como Muñoz Lucena o los hermanos Rafael y Julio Romero de Torres, cuyo padre, Rafael Romero Barros, era el director de la misma.[2] Más tarde, ya en Madrid, se licenció en Derecho y en Filosofía y Letras, integrándose en el círculo de seguidores de Francisco Giner de los Ríos y las actividades de la Institución Libre de Enseñanza. De ese periodo es su amistad con José Ortega Munilla (cuyo hijo, José Ortega y Gasset, se refirió luego a Alcántara como "mi maestro"). En 1882, comprometido con la causa regeneracionista, participó en el Primer Congreso Nacional de Pedagogía. Fue profesor de la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Madrid y participó como jurado en las Exposiciones Nacionales de 1892, 1897 y 1899 y como secretario en la de 1895. Siendo ministro de Instrucción Pública su paisano Julio Burell, Alcántara lograría uno de sus proyectos favoritos: la creación en el Madrid de 1911 de las Escuelas de Cerámica y de Artes Gráficas. En los siguientes años compartió el cargo de jefe de protocolo del Ayuntamiento de Madrid con el de director de la Escuela de Cerámica, que en 1928 traspasó a su hijo Jacinto Alcántara. A lo largo de su vida colaboró como crítico de arte en diarios y revistas como El Globo, Nuevo Mundo, Blanco y Negro, El Imparcial, El Sol,[3] La Esfera, La Justicia y la Revista de España, a menudo con los seudónimos de «Expladián» y el «Estudiante Españoleto». El 15 de diciembre de 1927, ya al final de su vida, el Ayuntamiento de Pedro Abad lo nombró hijo predilecto de la villa, dedicándole una calle y una lápida en su casa natal. Falleció dos años y medio después, a los setenta y cinco años de edad. Véase tambiénReferencias
Bibliografía
Enlaces externos
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