Eustaquio Nieto Martín
Eustaquio Nieto Martín (Zamora, 12 de marzo de 1866-Estriégana, 27 de julio de 1936) fue un obispo español, que se encargó de la diócesis de Sigüenza (1917-36), mártir de la Iglesia católica. Fue el primero de los trece obispos asesinados durante la guerra civil española, víctima de la persecución religiosa. VidaInició sus estudios en el seminario de Zamora, y en 1891 pasó al de Toledo, donde se licenció y doctoró. El 23 de mayo de 1891 fue ordenado sacerdote en Arévalo (Ávila). Fue coadjutor de Santa Isabel, de Madrid, ecónomo de Santa María la Mayor, de Alcalá de Henares, y párroco de la Concepción, de Madrid. Se le nombró obispo de Sigüenza el 22 de agosto. Fue consagrado obispo el 27 de diciembre de 1916 y entrando en la ciudad y tomando posesión de la cátedra el 31 de marzo de 1917. En 1923 fue designado senador por el arzobispado de Toledo.[1] Al producirse la sublevación militar que dio origen a la Guerra Civil se negó a abandonar su diócesis. Tras la partida de los guardias civiles destinados en la ciudad a Guadalajara, llamados por el gobernador civil, la ciudad quedó en una tensa calma. La capital provincial se sublevó finalmente el 21 de julio, pero el día siguiente, una columna procedente de Madrid, al mando del coronel Puigdengolas y con mayoría de milicianos anarquistas, comandados por Cipriano Mera, toma la ciudad. El 24 de julio, una avanzadilla compuesta por milicias anarquistas al mando de Mera toma posiciones en la ciudad. El día siguiente, Sigüenza es ocupada por milicias anarquistas, ugetistas y del POUM. Ese día, elementos del POUM, la CNT y la FAI tomaron el Palacio Episcopal, deteniendo al obispo y sometiéndolo a juicio público, tras el cual le pusieron en libertad. Sin embargo, la madrugada del 26 de julio fue detenido con la excusa de trasladarlo a Madrid. Arrojado en marcha del coche que lo transportaba, fue posteriormente fusilado y su cadáver quemado. Encontrados días después por tropas franquistas, que reconocieron su cadáver gracias al rosario y la cruz pectoral que aún portaba. Sus restos fueron sepultados en la ermita de San Roque en Alcolea del Pinar (Guadalajara) el 5 de agosto, y trasladados tras la Guerra Civil a la catedral de Sigüenza en 1946. Referencias
Bibliografía
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