Las elecciones generales de 10 de septiembre de 1905 en España fueron las segundas convocadas en la mayoría de edad de Alfonso XIII. Su base legal fue la Constitución española de 1876, que el monarca había jurado y que estuvo vigente hasta 1923 en la época conocida como Restauración borbónica en España.
Como sucedió en todas las elecciones durante la restauración borbónica en España en estas el resultado estuvo determinado de antemano («encasillado») gracias al sistemático fraude electoral realizado mediante la red caciquil extendida por todo el territorio. En estas elecciones, como en el resto, el gobierno que las convocó las ganó, ya que en el régimen político de la Restauración los gobiernos cambiaban antes de las elecciones y no después como sucedía en los regímenes parlamentarios (no fraudulentos).[1][2][3]
Desarrollo
El 23 de junio de 1905 cae el gobierno conservador de Raimundo Fernández Villaverde, y Alfonso XIII nombra presidente del Consejo de Ministros de España al liberal Eugenio Montero Ríos. Inmediatamente convoca las Elecciones Generales que se celebraron el 10 de septiembre de 1905. Eugenio Montero Ríos tendrá que dimitir a los pocos meses por el escándalo del ¡Cu-Cut!.
Resultados
Desconocemos los datos de la abstención y como era costumbre de la época se presupone una ostensible manipulación, con victoria del Partido Liberal, obteniendo la necesaria mayoría para el ejercicio del gobierno: 229 escaños.
Fracción
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Diputados
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Conservadores oficiales
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96
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Conservadores independientes
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26
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Liberales (adictos)
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229
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Unión Republicana (republicanos)
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30
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Independientes
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11
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Demócratas
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9
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Carlistas e integristas
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5
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TOTAL
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406
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Referencias
- ↑ Montero, Feliciano (1997). «La Restauración (1875-1885)». En Feliciano Montero; Javier Tusell, eds. La Restauración. De la Regencia a Alfonso XIII. Volumen XI. Historia de España-Espasa. Madrid: Espasa Calpe. p. 57. ISBN 84-239-8959-3. «El rey era el que de hecho, mediante el decreto de disolución de Cortes, concedido a la persona designada para formar gobierno, posibilitaba el ascenso o el descenso del poder a los distintos líderes y formaciones políticas. Por su supuesto, al hacerlo no actuaba caprichosamente, sino de acuerdo con unas reglas del juego… Pero en todo caso esta forma de acceso [al poder] subvertía la lógica de una práctica parlamentaria. No eran las Cortes las que provocaban crisis políticas y hacían cambiar gobiernos, pues cada partido gobernante se fabricaba una mayoría parlamentaria suficiente, mediante elecciones fraudulentas. Las crisis ministeriales parciales o totales, las alternativas en el ejercicio del poder (el turno), se decidían entre las altas esferas políticas (la elite) al margen del Parlamento, sobre la base de la iniciativa monárquica...»
- ↑ Romero Salvador, Carmelo (2021). Caciques y caciquismo en España (1834-2020). Prólogo de Ramón Villares. Madrid: Los Libros de la Catarata. pp. 72. ISBN 978-84-1352-212-8. «Lo que en mayor medida distingue al caso español… [es] el hecho de que la acción gubernamental determinó que el partido que convocaba las elecciones las ganara siempre, y que ello quedase normalizado e institucionalizado a raíz del pacto entre los dos partidos mayoritarios que, desde 1881 y durante más de cuarenta años, decidieron alternarse en el poder.»
- ↑ Varela Ortega, José (2001) [1977]. Los amigos políticos. Partidos, elecciones y caciquismo en la Restauración (1875-1900). Prólogo de Raymond Carr. Madrid: Marcial Pons. p. 493. ISBN 84-7846-993-1. «Era el gobierno el que fabricaba las Cortes, no al contrario; y quien hacía las elecciones nunca las perdía.»
Véase también
Enlaces externos