La película explora los temas del envejecimiento, los vínculos familiares, la pasión intelectual y la libertad personal. Está considerada de entre las mejores películas de la década de 2010 y del Siglo XXI.[7]
Sinopsis
Nathalie es una profesora de filosofía que da clases en un instituto de París. Vive con sus dos hijos y su marido; además, se encarga de cuidar a su madre, que cae enferma constantemente. Las cosas cambian cuando ella se encuentra con un exalumno que está escribiendo un libro sobre filosofía. Aunque su trabajo le entusiasma y reparte tiempo para estar con su familia, muy pronto sus hijos descubren que su padre tiene una aventura con otra mujer y le piden a este que decida con cual quedarse. El marido de Nathalie decide irse con su amante y continuar con otra vida.
Más tarde, la madre de Nathalie muere y sus hijos mayores ya son capaces de formar sus familias y ser independientes. Este será solo el primero de una serie de grandes cambios que obligarán a Nathalie a reinventar su vida de un día para otro.
Charline Bourgeois-Tacquet como responsable de Editions Cartet.
Larissa Guist como Ruth.
Linus Westheuser como Linus.
Clemens Melzer como Clemens.
Marion Ploquin (enfermera).
Producción
Mia Hansen-Løve declaró que había escrito el guion teniendo muy claro que la protagonista, Nathalie, debía ser encarnada por Isabelle Huppert.[8] También admitió que el carácter de Nathalie era muy parecido al de su madre, a la sazón profesora de Filosofía en un instituto, y que también se separó de su marido.[9]
Análisis cinematográfico
La película gira en torno a los temas ya apuntados, no existe uno más importante que otro. Hay una clara concentración en el devenir de los múltiples asuntos, que son varios: el alejamiento de los hijos, la ruptura matrimonial, la enfermedad de la madre y el encuentro con un exalumno (y la observación de su forma de vida). En suma: el paso del tiempo, con su modo de “sacudir” lo que hasta entonces ofrecía estabilidad. Nathalie – con esa máscara tan parca y fría, tan "huppertiana" - hará lo que pueda para poner calma a cada uno de los problemas, pero el drama interno no cederá y tanto en sus risas como en su llanto se verá el resquebrajamiento de su mundo interior.
El porvenir es una película “de personaje”, pero al mismo tiempo tiene una variedad de secundarios que ocupan un lugar jamás accesorio; los hijos, el marido, la madre, el alumno. Cada uno de ellos permite comprender más a Nathalie. El hecho de que su especialidad sea la filosofía habilita que la película provea un debate por las ideas. Ideas a las cuales ella parece haberse aferrado, con la finalidad de sostenerse en su sistema de creencias.
La película - que, por momentos, mira con ironía el idealismo juvenil - no las cuestiona. Con madurez las exhibe, las pone en debate. Y de ese modo invita al espectador a conocerlas y repensarlas, a identificarse con algo por lo que se puede pasar, por lo que se pasó, o por lo que –se supone - que pasará alguna vez.[10]
Respuesta crítica
El porvenir recibió comentarios muy positivos de la crítica. El sitio web Tomatazos (Rotten Tomatoes en Latinoamérica) dio a la película un índice de aprobación del 100%, basándose en 26 revisiones, con una puntuación media de 8.2/10.[11] En Metacritic, web que asigna un índice normalizado de 100 a las revisiones de los críticos, la película recibió una puntuación media de 88, basándose en 6 revisiones.[12]
En El País, se comentó lo siguiente, "'El porvenir logra, con ligereza, verdad, gran control narrativo y una interpretación extraordinaria que traduce crisis intelectual en tensión muscular, diagnosticar un presente de humanidades asediadas".[13]