El conde de Floridablanca y Goya
El conde Floridablanca y Goya es un óleo sobre tela realizado por Francisco de Goya en 1783. ContextoNombrado embajador en Roma, el éxito de José Moñino y Redondo de Floridablanca favoreció su ascenso al cargo de primer Secretario del Estado, en el que permaneció 15 años. Caído en desgracia en 1792, se retiró a su ciudad natal, Murcia, hasta 1808, cuando fue nombrado presidente de la Junta Suprema durante la guerra de independencia española. Murió a finales del mismo año.[1] Cuando Goya pintó su retrato, el conde se encontraba en la cumbre de su poder.[1] DescripciónEl conde de Floridablanca es representado de pie, distante y señalando con la diestra con que sujeta unos anteojos al pintor que le presenta un cuadro. Detrás de él, otro personaje — tal vez el arquitecto Ventura Rodríguez realizando los planes del Canal de Aragón, el gran proyecto de Floridablanca, papeles, libros y cuentas por el suelo, simbolizando el trabajo burocrático como un nuevo valor de la clase dirigente — se mantiene detrás de una mesa con un tapete verde sobre la que se encuentra un elegante reloj dorado que marca las diez y media mientras en la pared cuelga un cuadro oval de Carlos III.[1] Gruesos cortinajes verdes cierran el fondo excepto a la izquierda donde parece abrirse una ventana.[2] El conde está elegantemente vestido con un traje de terciopelo rojo, con chaleco y medias de seda blancos, zapatos con hebilla dorada y la banda de la Orden del Espíritu Santo del rey Carlos III cruzando el pecho. Aparece con un rostro inteligente que mira al espectador con orgullo por la posición que ocupa.[1] Goya, para uno de sus primeros grandes retratos de personalidades prestigiosas, se aplica particularmente sobre la representación de sedas y encajes para resaltar la calidad de la persona representada y así atraerse los favores de los nobles madrileños, que rápidamente comenzarán a encargarle retratos.[2] No obstante, como en todos los retratos del pintor, la personalidad del modelo es trabajada particularmente y se puede apreciar una influencia de Diego Velázquez, que el joven Goya admiraba.[1] Muestra por otra parte una relación entre el pintor y el comitente muy particular, con el ministro en la luz y el pintor en la sombra y pareciendo más pequeño por un efecto de perspectiva con el fin de poner de manifiesto la condición social de los personajes. Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
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