El Ejército Rojo fue fundado en la Cuenca del Ruhr, la zona más rica e industrializada de Alemania el 13 de marzo de 1920, como reacción al golpe de Kapp.[3] Al día siguiente se decretó una huelga general y el Partido Comunista de Alemania llamó a la insurrección armada contra los golpistas.[4] En un primer momento los obreros armados lograron derrotar a las unidades del ejército acuarteladas en la región del Ruhr y a los Freikorps. Los numerosos apoyos recibidos le hicieron crecer rápidamente convirtiéndose en el ejército de trabajadores armados más numeroso de la historia de Europa occidental. Los huelguistas y los obreros armados, muchos de los cuales habían combatido en la Primera Guerra Mundial, se hicieron con el control de Düsseldorf, Elberfeld y Essen, tomando el poder en toda la región. El llamado Levantamiento del Ruhr (Ruhraufstand) sembró el miedo en las clases medias y altas alemanas ante el temor de que la izquierda conquistará el poder mediante una revolución armada generalizada; a su vez, 300.000 mineros del Ruhr apoyaron activamente a los obreros sublevados.[5] Con el fracaso del golpe de Kapp, el nuevo objetivo del levantamiento fue el establecimiento de la dictadura del proletariado.[6]
Tras la toma del Ruhr y la ruptura de las negociaciones entre huelguistas, obreros armados y el gobierno, este envió tropas al Ruhr desde el 2 de abril. Junto al ejército regular participaron grupos paramilitares derechistas, los Freikorps. Las tropas gubernamentales finalmente sofocaron la insurrección obrera y reconquistaron la región del Ruhr. Las batallas libradas y la posterior represión se saldaron con varios miles de muertos, la mayoría del bando obrero sublevado.[7]
El levantamiento del Ruhr supuso la mayor sublevación armada de trabajadores en Alemania desde la Revolución de Noviembre. Entre 1919 y 1922 hubo 35.600 asesinatos por razones políticas en Alemania. La película Die Rote Ruhrarmee del director Heiner Herde recrea los sucesos.
↑Hering, Rainer (2005). Review:. Der Kapp-Lüttwitz-Ludendorff-Putsch Dokumente por Erwin Könnemann, Gerhard Schulz. German Studies Review. pp. 431-432.