Eduardo Hernández-Pacheco
Eduardo Hernández-Pacheco y Estevan (Madrid, 23 de mayo de 1872-Alcuéscar, 6 de marzo de 1965) fue un geólogo, paleontólogo y arqueólogo español. BiografíaProcedente de una familia de vieja tradición liberal y militar, nació en Madrid en 1872. Su padre fue Francisco Hernández-Pacheco y Pavón, que fue coronel y gobernador militar de Cáceres[1]. Asistió a la escuela de Alcuéscar (Cáceres), donde vivió toda su infancia para posteriormente estudiar bachillerato en Badajoz. Se licenció en Ciencias Naturales por la Universidad Central de Madrid (actual Complutense), obteniendo el Premio Extraordinario de Licenciatura. En 1896 se doctoró con su tesis titulada Estudio Geológico de la Sierra de Montánchez, dirigida por José Macpherson, profesor suyo. Desde el comienzo de su carrera científica estuvo en contacto con la Institución Libre de Enseñanza, fundamentalmente a través de la Junta de Ampliación de Estudios, y posteriormente con ocasión de la educación de sus dos hijos Francisco y Diego. En 1896 comenzó su etapa docente como profesor del instituto de bachillerato de Cáceres (localidad en la que actualmente se encuentra un Instituto de secundaria que lleva su nombre). Posteriormente ejerció como profesor adjunto en la Universidad de Valladolid. En 1899 obtuvo una cátedra de Instituto de Segunda Enseñanza en Córdoba en donde comenzaron realmente sus estudios geológicos. También este año es nombrado miembro numerario de la Academia de Ciencias, Letras y Artes de Córdoba y descubre el hoy célebre yacimiento de arqueociatos de Las Ermitas, cerca de esa ciudad. En el año de 1907 la Real Sociedad Española de Historia Natural le designó para acompañar a Salvador Calderón y Arana en una expedición a las Islas Canarias orientales. Sus estudios se centraron en la vulcanología de Lanzarote e isletas, publicando una extensa monografía como resultado de sus estudios, aunque también realizó colectas de ejemplares paleontológicos con destino al Museo Nacional de Ciencias Naturales. En 1910 ganó la cátedra de Geología de la Universidad Central de Madrid, cargo que llevaba aparejado la de Jefe de Sección de Geología y Paleontología estratigráfica del Museo de Ciencias Naturales. Ya instalado en Madrid, su influencia educativa sobre la juventud se extiende más allá de las aulas universitarias y contribuye, ligado también al ambiente de la Institución Libre de Enseñanza, a popularizar el excursionismo por la Sierra de Guadarrama a través de la Sociedad de Alpinismo Peñalara.[2] La Fuentes de los Geólogos es un resto en la toponimia serrana de esas aficiones. Sus estudios no se limitaron exclusivamente al territorio nacional, también realizó estudios en Francia, Bélgica, Suiza, Italia y el norte de África. Además, durante su larga vida, desempeñó otros cargos en numerosos organismos científicos. Dirigió la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, que fundó y organizó, fue vicepresidente de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, presidente (1917) y presidente honorario (1946) de la Real Sociedad Española de Historia Natural,[3] académico de la de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1922),[4] miembro del Consejo del Institut International d´Anthropologie de París, correspondiente de la Academia de Ciencias de Lisboa y de otras nacionales y extranjeras, colaborador de la Revue de Géologie, Revue Anthropologique, etc. Con independencia de otras muchas publicaciones y estudios en el campo de la paleontología y la prehistoria, su gran y monumental obra fue la elaboración del Mapa Geológico de España, que es el reflejo, no solo de una labor de síntesis científica, sino de un ingente trabajo de campo que no se explica sin una auténtica pasión por la naturaleza y por lo que él llamaba el Solar Hispánico. Es por esta obra que Hernández-Pacheco puede ser considerado aún hoy el padre de la geología española. También es de mencionar, como ha señala Santos Casado, el protagonismo de Hernández-Pacheco en los comienzos del conservacionismo en España y su influencia en los primeros diseños de legislación protectora de espacios naturales, en el periodo de la Segunda República. Hablar de República en España procediendo de ambientes cercanos a la Institución Libre de Enseñanza, supone hablar de izquierdas. Sin embargo, no fue éste su caso, ya que la deriva política de Hernández-Pacheco guarda relación con Alejandro Lerroux y de alguna forma lo acompaña en su evolución hacia posiciones de centro-derecha. De hecho, el comienzo de la Guerra Civil, en julio de 1936, sorprende a Hernández-Pacheco como rector de la Universidad de verano de Santander. Y de vuelta a Madrid, sintiéndose extraño al rumbo revolucionario que a su entender ha tomado la República..., decide más bien presentarse en Burgos, donde, escaso de intelectuales, el naciente régimen lo acoge de buen grado. Son importantes sus contribuciones, en la inmediata postguerra, a la fundación y primer desarrollo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en las que intenta revitalizar sus viejas experiencias en la Junta de Ampliación de Estudios; y también a la puesta en marcha de su querida Academia de Ciencias y del Museo de Ciencias Naturales. Tras una larga ancianidad, volvió a morir a su tierra extremeña: falleció en Alcuéscar, Cáceres, en 1965. ObraSu producción científica fue muy extensa, abarcando temas de geología, paleontología, geomorfología, prehistoria o conservación del patrimonio natural. Trabajos seleccionados:
Homenajes
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
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