Dependencia emocionalLa dependencia emocional es la necesidad afectiva de presencia o contacto de una persona hacia otra para cubrir diferentes áreas de la propia vida, la cual queda condicionada en función de lo que haga o deje de hacer la otra persona. La persona que depende de la otra puede llegar a adoptar hábitos perjudiciales para sí misma debido al fuerte deseo y necesidad psicológica de estar en continuo contacto con la otra persona.[1] DefiniciónSiguiendo la línea de la teoría del apego, el vínculo afectivo que el dependiente reproduce en sus relaciones de pareja es el de tipo ansioso-ambivalente, caracterizado por una marcada inseguridad y ansiedad ante la separación. En las relaciones se evidencia en lo siguiente: continua necesidad de saber que es amado por su pareja, búsqueda incesante del candidato a pareja y selección precipitada del mismo, miedo a no ser querido, miedo a la pérdida de su pareja e ideas contradictorias sobre el amor. A su vez, podemos hablar de tres grados de vinculación: Vinculación afectiva adecuada: amor sano, consistente en dar y recibir. Vinculación afectiva exagerada (por defecto): la persona es incapaz de establecer lazos con otras personas, mostrándose fría, distante y hostil. Vinculación afectiva exagerada (por exceso): característico de la dependencia emocional, el vínculo que se establece con la pareja estaría desvirtuado por una excesiva necesidad de afecto con el fin de compensar sus carencias afectivas. Constituye el polo opuesto de la desvinculación, siendo ambas formas de vinculación patológicas y desadaptativas en las relaciones interpersonales. La dependencia presenta síntomas variados que dificulta su diagnóstico, desde la depresión, los trastornos obsesivos o los síndromes desadaptativos. TerminologíaLa dependencia emocional, recibe diferentes denominaciones en la literatura, artículos académicos y en los libros de autoayuda. Pese a las discrepancias en cuanto a la terminología empleada, la mayoría de los autores coinciden en los supuestos básicos y en las características definitorias de esta problemática. El autor más representativo en la materia es Jorge Castelló. Este autor habla explícitamente de dependencia emocional, y su manual es uno de los más citados a la hora de referirse a la dependencia emocional. Walter Riso emplea el término apego afectivo, haciendo hincapié con este término, en los problemas de vinculación que manifiesta la persona apegada. Otro término empleado, sobre todo, en los manuales de autoayuda es el de adicción al amor, considerada como una de las nuevas adicciones sin sustancias. Los paralelismos que guarda con la dependencia emocional son indudables, no obstante, algunos autores matizan la siguiente diferenciación: Adicción como rasgo: Se repite una y otra vez el mismo esquema en todas las relaciones de pareja. Se es adicto a las relaciones de pareja en general. Dependencia emocional como estado: Esto es, no sucede de manera sistemática en todas las relaciones. La dependencia se produce en el contexto de una pareja en concreto, no teniendo por qué ser así con el resto. En cuanto al tipo de pareja que estas personas buscan, también hay diferencias en cuanto a la denominación: En la adicción al amor: los denominan evitadores del compromiso. Personas inaccesibles afectivamente. En la dependencia emocional se emplea el término objeto, que proviene del psicoanálisis. Definidos como narcisistas y dominadores. Otras terminologías utilizadas son las de dependencia sentimental o afectiva: términos que al igual que el de dependencia emocional ponen de relieve que se trata de una problemática relacionada con el mundo de los afectos. Todos ellos con un denominador común: necesidad excesiva de afecto. Dejando a un lado la confusión terminológica, cabe destacar que la mayoría de las teorías elaboradas, han surgido de la práctica terapéutica, pero carecen de rigor científico. Los estudios son prácticamente nulos, esto puede ser debido a la dificultad de abordar un fenómeno tan complejo y resbaladizo como es el tema de los sentimientos y los afectos. A su vez, vivimos en una sociedad que mitifica el amor, y hace que veamos como normales comportamientos que distan de la normalidad, debido al malestar que generan en las personas que los realizan. Además, la falta de consenso entre los profesionales de la Psicología, en cuanto a su definición, etiología, o similitud con otros constructos, dificulta aún más su investigación. Por último, es frecuente encontrar textos en los que se refieren a la dependencia emocional como un trastorno de personalidad, pero esto es erróneo, ya que no se encuentra recogido como tal en ningún manual diagnóstico como el DSM-IV o el CIE-10. Siguiendo la consideración de que no es un trastorno, etiquetar la dependencia emocional como crónica y estable sería bastante débil, ya que no hay ninguna prueba ni estudio al respecto; pudiendo perpetuarse el problema no por su cronicidad, sino porque en muchos casos la persona no es consciente del problema, y por tanto, no puede poner en marcha los medios necesarios para atajarlo. Como en otros problemas de índole psicológica, el primer paso para solucionarlo es pues, ser consciente de ello. La consideración de crónico puede ser peligrosa porque de ser entendido de esa manera, la persona que lo padezca puede pensar que su problema se puede paliar, pero no superar, conformándose con relaciones inestables y destructivas, ya que siempre va a ser así. La palabra crónico cierra la puerta al cambio, y en este caso de manera injustificada ya que no hay evidencia científica de que sea así. Conceptos diferentesDebido a ciertas similitudes que comparten con la dependencia emocional, los conceptos que se definen a continuación son confundidos y empleados de forma incorrecta, incluso entre los propios profesionales que atienden en su consulta a los pacientes. No obstante, son diferentes y hay que saber discriminarlos para poder tratarlos de forma correcta:
Características del dependiente emocional
Características de la parejaEl perfil de la pareja a la que se vincula el dependiente emocional, y con la cual forma estas relaciones marcadas por el desequilibrio, son las siguientes:
Este tipo de personas son consideradas interesantes e idealizables por el dependiente emocional. Mientras que las que no son así pueden resultarles aburridas, con las cuales suelen mantener relaciones de transición, hasta que encuentran a alguien interesante. No obstante, no siempre tienen por qué darse estas características en la pareja. Puede ocurrir que el dependiente emocional con su forma de relacionarse, sus comportamientos y actitudes, evoque y facilite en el otro la aparición de comportamientos dominantes, hostilidad y pocas muestras de afecto, entre otras características. Pudiendo comportarse esa persona de modo completamente diferente con otras parejas sin dependencia emocional, ya que estas no suscitarían en él dichas respuestas. Fases de la relación
Síndrome de abstinenciaLo normal sería que el fin de una relación perjudicial fuese como una bendición, pero para el dependiente emocional se convierte en un auténtico suplicio. Siendo los siguientes síntomas algunos de los más frecuentes:
Si la expareja se pone en contacto con el dependiente emocional y le genera expectativas de reconciliación, aunque sean mínimas, todos estos síntomas desaparecerán automáticamente. El dependiente emocional experimenta el síndrome de abstinencia, independientemente del miembro de la pareja que propiciase la ruptura, lo que variará, eso sí, será la intensidad. Si este periodo se gestiona de forma adecuada, los síntomas remiten con el paso del tiempo. En cuanto a la duración, puede ser de meses o incluso años, depende de la persona y de la relación. En este sentido, cabe señalar que tanto como para superar el síndrome de abstinencia, como para que no se produzcan recaídas, es fundamental evitar cualquier tipo de contacto con la expareja. Esto implica, que se ha de intentar no verse personalmente, así como evitar las llamadas telefónicas, correos, mensajes, etc.; lo cual le resulta bastante difícil debido a sus deseos irresistibles de volver al lado de la expareja. A causa del malestar que conlleva el síndrome de abstinencia, la persona puede optar por:
A corto plazo, el intenso malestar desaparece, pero de estas dos formas el problema no se supera, con lo que ello conlleva: vivir el amor no como algo placentero, sino desde el sufrimiento. Superación de la dependencia emocionalWalter Riso en su obra "Amar o Depender" menciona que se puede desarrollar una actitud "anti-apego" bajo tres principios, el primero es el principio de la exploración, el segundo el principio de la autonomía y el tercero el principio del sentido de vida.[2] Principio de la exploración: el principio de exploración menciona que los humanos siempre van a tener la tendencia innata de explorar el medio en el que se encuentran y al explorar el mundo todos nuestros sentidos se activan y entrelazan para configurar un esquema vivencial y es aquì cuando se hace el descubrimiento de que los placeres están dispersos en todas partes y no se concentran en un solo punto. Ante esta parte, Riso hace hincapié en que si bien, la pareja es una parte importante de nuestra vida, no es lo único importante que tenemos y si perdemos la capacidad de examinar y sorprendernos por otras cosas, podemos quedarnos atrapados en la rutina y por ello es que hay dispersar el placer sin dejar de amar a la otra persona y sin perderse a uno mismo. Principio de la autonomía: el principio de la autonomía se refiere a tener confianza en uno mismo y perder el miedo a la soledad por lo que, resulta eficiente para formar relaciones sanas debido a que las personas que desarrollan autonomía mejoran su autoeficacia y tienen más confianza en sí mismas, lo que los lleva a ser autosuficientes ademàs de prevenir o vencer el miedo a no ser capaz, el miedo a sufrir y el miedo a la soledad, factores que también son característicos de una persona con dependencia emocional. Principio del sentido de vida: en el principio del sentido de vida las personas que encuentran su autorrealización o son poseedoras de alguna fortaleza espiritual andan de una manera más fluida y no se estancan en cosas que los pueden llevar a perder el tiempo, además de que no están en una búsqueda de aferrarse a algo solo para sentirse protegidos. Tenemos entonces que, este principio permite formar vínculos sanos porque las personas que tienen un sentido de vida se alejan de cosas mundanas y desarrollan una visión más amplia de su vida promoviendo una independencia psicoafectiva. Referencias
Bibliografía
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