Ofrecer a las Iglesias católicas orientales la oportunidad de expresar su punto de vista y estudiar las cuestiones que conciernen a sus fieles y a sus países.
Reforzar el futuro del cristianismo en Oriente como prioridad, en la conciencia de las propias Iglesias orientales, en la solicitud de la Iglesia universal y en las instancias nacionales e internacionales.
Promover la justicia, la paz, el desarrollo y el respeto de los derechos humanos, especialmente de las mujeres y de la familia, y en las relaciones entre los pueblos.
Composición
Los miembros del Consejo en orden de precedencia son los patriarcas católicos de Alejandría, Antioquía, Bagdad, Cilicia y Jerusalén,[3][4] quienes se turnan la presidencia de las sesiones en orden alfabético:[2]
Cada patriarca es el responsable de preparar y organizar la sesión anual que le corresponde presidir.[2] Además, los patriarcas pueden asistir a cada sesión con un secretario.[3]