Se unieron a otras tribus contra César en el año 57 a. C. Relata César que los belgas atacaron a las legiones romanas estacionadas en la Galia. César se alió con los remos, a fin de conocer las fuerzas enemigas. Galba, rey de los suesiones y caudillo de todos los pueblos belgas, se comprometió a reunir 50.000 hombres, y las diversas tribus contribuyeron con distintas cantidades; los condrusos, los eburones, los cerosos, los pemanos 40.000 hombres (Libro II, 4).
Durante las guerras de Germania (55 a. C.), un gran número de ciudades galas enviaron embajadas a los germanos invitándolos a no acantonarse en el Rin. Los germanos aceptaron y llegaron al territorio de los eburones y los condrusos, donde César precisa que son clientes de los tréveros (Libro IV, 6). Los condrusos y los eburones eran, pues, tributarios de los tréveros.
En 53 a. C. los condrusos y los segnos enviaron una embajada a César para que no los considerase como enemigos y no creyera que todos los germanos de aquende el Rin hacían causa común. César les exigió que entregasen a los eburones que habían huido a sus territorios para no invadirlos (Libro VI, 32).
Los eburones vivían entre el Mosa y el Rin y sus vecinos al norte eran los menapios. Los segnos y condrusos se hallaban entre los eburones y los tréveros. Su territorio se situaba al sur del Mosa, en el bosque de las Ardenas.
En la época galorromana, el reagrupamiento de los atuátucos, los condrusos y los eburones dio lugar al nacimiento de la ciudad de Tongres. El etnónimo aparece en el término celtacondate, que significa confluente, nombre de la capital de los redones (hoy Rennes).