Ceto (monstruo marino)

En la mitología griega un ceto (kητος)[1]​ es una especie de monstruo marino enviado por la cólera de Poseidón para devastar las costas de un país. Los autores dan cuenta de dos historias diferentes: una de ellas, transcurre en Etiopía; la otra, en Troya.

Ceto de Etiopía

El ceto de Etiopía (Κητος Αιθιοπιος) fue enviado para castigar la soberbia de Casiopea, reina de Etiopía o Yope (Fenicia). Casiopea se había jactado de que su hija era más bella que las propias Nereidas, y como era de esperar, éstas le fueron con el cuento a Poseidón. El dios del mar, agraviado, envió primero una inundación y un luego un monstruo marino para que devastaran Yope. Cuando el rey Cefeo consultó con el oráculo de Amón, este le reveló que la única manera de aplacar a Poseidón consistía en sacrificar a su hija Andrómeda a merced del monstruo. Cefeo, obligado a ceder por los deseos de su pueblo, encadenó a Andrómeda a una roca, desnuda con excepción de ciertas joyas. Justo en ese momento apareció Perseo, que derrotó al monstruo marino y se desposó con Andrómeda como recompensa.[2]​ El monstruo fue puesto en las estrellas y de ahí la constelación de Cetus.[3]

Ceto de Troya

El ceto de Troya (Κητος Τροιας) fue enviado para castigar el perjurio de Laomedonte, rey por entonces de Troya. A diferencia del cetáceo etíope, este monstruo sí que posee filiación, y así la imaginaron como una hija de Forcis.[4]​ Cuando Laomedonte se encontraba edificando Troya, Poseidón y Apolo se pusieron a su servicio a cambio de un salario.[5]​ Poseidón castigó el incumplimiento de la promesa enviando un monstruo marino a las costas de Troya. Por orden de un oráculo, los troyanos sacrificaron a Hesíone, la hija de Laomedonte. El héroe que hizo frente a este desafío no fue otro que Heracles, que acababa de regresar de su expedición contra las Amazonas.[6]

Véase también

Referencias

  1. «ceto» puede emplearse hoy en día como sinónimo de «ballena»; asimismo, se emplea la palabra «cetáceo» para designar a ciertos mamíferos marinos que pueden llamarse, de una forma muy general, «ballenas».
  2. APOLODORO: Biblioteca II 4. § 3; HIGINO: Fábulas (Fabulae), 64; OVIDIO: Metamorfosis 55, 663 ss.
  3. HIGINO: Astronomía poética (Astronomica) II, 51
  4. LICOFRÓN: Alejandra 470
  5. Ilíada XXI 446; APOLODORO: Biblioteca, II 5, 9.
  6. Ilíada V, 265, 640 ss., XXIII 348; escoliasta sobre la Ilíada, 145, XXI 442; APOLODORO: Biblioteca II 5. § 9, 6. § 4; DIODORO SÍCULO: Biblioteca histórica IV 32, 49; HIGINO: Fábulas, 89.

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