Cerámica y mosaicos del Hospital de la Santa Cruz y San PabloLa cerámica y mosaicos del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona es muy extensa y destaca sobre el resto de técnicas artesanales aplicadas dentro del recinto de dicho hospital. La decoración con mosaicos se encuentra principalmente en el edificio de la administración, un pabellón destinado a ubicar las áreas no vinculadas a la atención de los enfermos. En la parte exterior del edificio, se encuentran una serie de dieciséis plafones sobre la historia de la fundación del hospital, y en el interior un múltiple temario ornamental que se extiende por el pavimento, muros, techos y columnas de la planta baja y el primer piso, donde se encuentran las salas nobles. En el resto del hospital el mosaico se utiliza en menor cantidad. Domènech i Montaner utilizó la cerámica de manera intensiva en el interior de los pabellones dedicados a los enfermos. En el exterior, se aplica con funciones decorativas, con cerámica pintada sobre puertas y ventanas, o con elementos corpóreos de cerámica vidriada en pináculos, chimeneas y (florones). Junto a las piezas policromadas de los techos en forma de escamas, estas piezas muestran el interés del arquitecto por la búsqueda de formas y motivos plénamente modernistas.[1] El Hospital de la Santa Cruz y San Pablo es un conjunto modernista situado en Barcelona, projectado por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner construido entre 1902 y 1930. En una primera fase por el mismo Domènech i Montaner y en una segunda, a partir de 1920, por su hijo Pere Domènech i Roura. CerámicaDomènech i Montaner daba una gran importancia a la cerámica, de la cual era un entusiasta y estudioso. A finales del siglo XIX, la recuperación de la cerámica se consideró un transmisor de los valores antiguos, convirtindola en una parte importante del ideario nacionalista. Esta visión hizo crecer su estudio e interés por la recuperación y el coleccionismo. Fueron destacados coleccionistas como Gallissà, Ramón Casas, Rusiñol o Mariano Fortuny, quienes compartieron sus conocimientos de la cerámica de reflejos metálicos con el barón Charles Davillier,[nota 1] un destacado hispanista, especializado en dicha cerámica. En este contexto, Domènech tenía delante de él la mejor oportunidad para desarrollar un programa integral que diseñó detalladamente. [2] Artistas y fabricantesEntre los fabricantes que intervinieron en la producción de cerámica constan:
El amplio conjunto de cerámica del recinto hospitalario, se puede clasificar en cuatro grupos, según Oriol Bohigas:[7]
Cerámica en el edificio de administraciónEn este pabellón es donde se encuentra la mayor variedad de la cerámica, especialmente en las bóvedas del primer piso y los pasillos de distribución de la planta baja. Hay dos tipos de bóvedas: con nervios cerámicos en formas estrelladas, que Domènech ya había utilizado en el Instituto Pere Mata y el Palacio de la Música Catalana, y bóvedas con cerámica pintada que muestran dibujos de gran magnitud.
Destacan otros elementos como los tímpanos colocados en las puertas interiores o los aliceres en colores planos, pero rematados por unas piezas circulares con varios diseños que fueron confeccionadas por la fàbrica Pujol i Bausis.[8] En el exterior, en las fachadas principal y posterior, resaltan unas piezas semiesféricas en color azul y blanco con la simbología habitual: "P", "G" y el escudo del hospital con un diseño utilizado por el arquitecto en la fonda Espanya y que fueron confeccionadas por Cristòfol Guillamont de Alcora.[3]
Cerámica interior de los pabellonesEl espacio interior de los pabellones de enfermería, de la primera fase, contaba con una cobertura de cerámica en su totalidad por razones higiénicas. En principio, la decoración era sobria en las salas de enfermos, con baldosa de colores planos —blanco, amarillo— colocada a 45° en todas las paredes. Para romper la monotonía había baldosas con motivos florales: rosa, margarita, laurel, acanto o castaño, en colores suaves, intercaladas de forma regular.[9] Los arcos y los remates de las bóvedas en el extremo de la estancia en forma de pechina eran de color blanco en el medio de estos azulejos, con color, tenían decoraciones vegetales en las bóvedas se formaban dibujos regulares en espiga. Los colores más utilizados eran el verde, azul, rosa y lila. La decoración más llamativa de estas salas son los tímpanos de cerámica dibujada sobre las ventanas. Los cambios para atender la función hospitalitaria a lo largo del siglo XX ocasionó la destrucción de la cerámica en muchas salas de enfermos. En los extremos de los pabellones que dan a la calle central hay una estancia en forma cilíndrica que tenía la función de sala de día y de contacto con las visitas para los enfermos que se podían levantar de la cama, es muy luminosa y cuenta con una bóveda semiesférica con decoración cerámica pintada con estarcido en su mayoría de dibujos fitomórficos.[10] En el centro de la bóveda hay una pieza de cerámica vidriada a modo de clave de bóveda y con funciones de ventilación, fabricada por la fábrica Peris.[9] Se conserva la decoración de muchas de las salas de día.
Cerámica exterior de los pabellonesSi bien la decoración de los pabellones construidos por Domènech i Roura a partir de 1925 es más austera por razones presupuestarias y que el estilo modernista ya estaba en decadencia, la cerámica en el exterior de los pabellones de enfermería modernistas correspondientes a la primera fase es abundante. Se puede agrupar en:
MosaicosLos mosaicos son obra de Mario Maragliano quien había colaborado con Domènech en la casa casa Lleó Morera y Comillas. Maragliano trabajó entre 1907 y 1911.[5] Al tratarse de un material con un coste de fabricación alto, su uso se centró en las partes más lujosas del hospital y no fue utilizado en ninguno de los pabellones de enfermería, salvo los tres casos que se mencionan más abajo, donde un panel de mosaico sustituía la escultura del patrón del pabellón. Vestíbulo del edificio de administraciónEn el interior del edificio de administración hay un número considerable de representaciones simbolistas alrededor del mecenas Pau Gil. El vestíbulo, donde se recoge buena parte de la simbología relativa a la historia del hospital, es una gran sala formada por nueve bóvedas, algunas esféricas y otras elípticas, recubiertas con baldosas cerámicas colocadas en espiga, y sustentadas sobre columnas en mármol con base y capitel tallado en piedra de planta octogonal y decoración floral. Las pechinas de las bóvedas contienen un conjunto de emblemas, algunos con un mensaje iconográfico y otros heráldicos que se pueden observar así mismo en otros puntos del conjunto modernista. Las treinta y seis pechinas del vestíbulo combinan once símbolos diferentes:[3] En la entrada principal, en el paviemnto de la puerta de acceso hay un gran panel a guisa de alfombra con la palabra de bienvenida "SALVE". La caja de la escalera está cubierta por una bóveda de crucería octogonal nervada con arcos hechos en ladrillo vidriado de color caramelo. El espacio de fondos entre arcos está revestido en mosaico amarillo sobre fondo blanco con motivos florales, diseñado y confeccionado por Maragliano. La bóveda tiene unas ventanas laterales, salvo una de sus paredes donde, para guardar una simetría visual, se simula la ventana y la vidriera con un conjunto en mosaico.[3]
Piso noble del edificio de administraciónEn el primer piso del cuerpo central del edificio de administración, accediendo desde la escalera de honor, se llega a un distribuidor seguido de una gran sala de catorce por seis metros, que ocupa el espacio central del edificio con acceso al balcón de la fachada principal y que hace de antesala del salón de actos El distribuidor está cubierto por una bóveda y la antesala por tres, todas con la misma decoración en mosaico. Las bóvedas son esféricas y descansan sobre pilares integrados en las paredes. Los dibujos del mosaico contienen decoraciones florales sobre un fondo de color naranja y forma de una gran lágrima invertida que nace de cada uno de los pilares, dirigiéndose al centro de la bóveda, donde coincide con unas formas geométricas de color azul y amarillo. Todo el conjunto abarca unas tonalidades cálidas y suaves que se integran con el rojo de los ladrillos de los arcos ligeramente apuntados que separan las bóvedas entre sí. Dentro del salón de actos la decoración es muy rica y a menudo mezcla el mosaico con la cerámica como en el caso de los arrimaderos, o con el trencadís como en las múltiples bovedillas del techo. En este salón de actos las columnas contienen teselas de vivos colores y formas florales, al igual que el telón de fondo de la presidencia que simula una cortina con sus pliegues y unos dibujos de fuerte contraste cromático que parecen plumas de pavo real.
Paneles de personajesEn ciertos pabellones hay paneles con personajes que están confeccionados en mosaico. Los dos pabellones de reconocimiento, más pequeños y de planta baja, no cuentan con esculturas del patrón en el frontal del edificio como en el resto de los pabellones modernistas. En su lugar, hay una imagen de sus patrones: San Jorge y Santa Apolonia dentro de un marco de piedra rectangular lobulado en su parte superior. Un caso similar es el pabellón de Santa Victoria, de factura muy posterior (1926). En los pabellones de la segunda etapa había muy poca escultura y se solucioaron con un mosaico de estilo muy convencional. En el pabellón de operaciones las figuras de San Cosme y San Damián están en la fachada principal, hay tres paneles que decoran las ventanas laterales y la posterior y son advocaciones de la Virgen de los Desamparados, de la Merced y de la Asunción.[12] Sobre dos ventanales de la fachada posterior del edificio de administración, hay dos paneles trebolados con representaciones de San Martín y San Jorge, patronos de Cataluña medieval y actual, con simbología heráldica a sus lados.[5]
Paneles de la historia del hospitalRodeando el edificio de administración, a la altura del primer piso hay dieciséis paneles, cuatro visibles directamente desde la calle y el resto desde dentro del recinto, que narran la historia del hospital desde sus orígenes medievales (paneles del 1 al 11), los acuerdos para crear el hospital de Sant Pau (paneles del 12 al 14) y la finalización e inauguración del centro asistencial modernista (paneles 15 y 16). Están hechos en mosaico y, los catorce primeros, son obra de Mario Maragliano con dibujos de Francesc Labarta quien siguió el guion iconográfico de Domènech i Montaner. Fueron realizados entre 1908 y el 15 de abril de 1911.[5] Los dos últimos recogen la inauguración del propio hospital, datan de 1923 y fueron realizados por Lluís Brú.[13] Los catorce primeros siguen un orden cronológico y los dos últimos se instalaron en un rincón habilitado de la fachada una vez acabadas las obras y están situados entre los que ocupan el lugar séptimo y octavo. Se ha respetado literalmente los textos de los paneles que están escritos en un catalán anterior a la normativa impulsada por Pompeu Fabra. Puede parecer que hay errores ortográficos que no lo son. RestauraciónVéase también: Conservación y restauración
Dentro del proyecto de rehabilitación del conjunto modernista iniciado en el año 2009, la restauración de los elementos artísticos ha comportado una atención importante para respetar al máximo la obra original.[14] La cerámica exterior es la que había sufrido una mayor agresión por la climatología y ciertos elementos interiores han sido sacrificados a lo largo del tiempo para adecuarlos a necesidades funcionales del hospital (instalaciones, reformas de espacios, etc.) En el caso del mosaico, las piezas ubicadas en zonas interiores no han tenido prácticamente intervención, al estar muy bien conservadas, pero los paneles exteriores y otros elementos singulares, como algunos pináculos, han sido objeto de una consolidación y reposición de teselas. Véase también
Notas
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
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