Con el objetivo de reemplazar los antiguos carros de sangre empujados por caballos, para modernizar el sistema de transporte público y mejorar las comunicaciones y abastecimiento de las nuevas industrias de la ciudad, y de dotar a las calles y poblaciones de luminaria eléctrica, la Municipalidad de Santiago llamó a una licitación pública en 1897, que se materializó dos años después con un contrato con la empresa Chilean Electric Tramway and Light Company, con sede principal en Londres.[2][3]
La planta, construida a partir de mayo de 1899 y que comenzó a funcionar el 3 de abril de 1900,[4] operaba con maquinaria a vapor y con tres unidades generadoras de corriente continua, para los tranvías, y distribución para el alumbrado público. Las aguas utilizadas para la producción eran canalizadas desde el río Mapocho, para que a partir de la combustión de carbón, se produjera vapor de agua para mover las turbinas de los generadores.[2]
La central eléctrica Mapocho estaba compuesta de cuatro cuerpos:[4]
El cuerpo principal contenía las oficinas generales de la empresa, las máquinas generadoras de electricidad, un pequeño taller mecánico y la habitación del ingeniero mecánico (también denominado «jefe de máquinas»).
El segundo cuerpo incluía un taller de pintura para los tranvías, un almacén de piezas y herramientas, una sala de lectura y descanso para los trabajadores, baños y las oficinas del servicio de tracción eléctrica.
El tercer cuerpo correspondía a los galpones donde se almacenaban los tranvías.
El cuarto cuerpo albergaba la maestranza de los tranvías, y contenía 12 vías para la entrada y salida de los vehículos.