Caravana de la muerte (1783)
Caravana de la muerte es el nombre que recibe a la caminata forzosa en 1793 de familiares, hombre y mujeres, sentenciados al destierro por apoyar la Gran Rebelión de Túpac Amaru II y Micaela Bastidas contra el gobierno hispano en el Virreinato del Perú.[1][2] HechosEl suceso ocurrió dos años después de derrotadas las huestes sublevadas contra el poder español. Se iniciaron procesos judiciales, patrocinados por el visitador José Antonio de Areche, contra quienes apoyaron militar y logísticamente la insurrección, entre las que se encontraron mujeres indígenas, que eran familiares de los combatientes o que activamente participaron de los combates. La sentencia dictaminaba que las condenadas caminasen desde el Cuzco hasta el Callao, un recorrido de 1400 kilómetros. En el puerto del Callao embarcarían a su destino final, el Virreinato de Nueva España. El trayecto a pie, que debía ser realizado descalzas, se inició el 1 de octubre y les costó tres meses. Las 92 sentenciadas, de las cuales 17 eran menores de edad, pasaron por Huamanga y Lima. Algunas sufrieron de agotamiento, hambre, sed y enfermedades durante la caminata; otras murieron durante la travesía en mar. Tan solo 12 o 15 llegaron a México.[3][4] Los hechos fueron difundidos por la investigadora Sara Beatriz Guardia.[3] CondenadasLas adultas condenadas fueron:[4] falta mencionar a los hombres Por su parte, las menores fueron:[4] HomenajesExiste una placa fechada en 2002 con el nombre de las 92 mujeres en honor a «las mártires de la Caravana de la Muerte», encargada por el Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, en el Panteón de los Próceres en Lima.[3][4] El hecho fue mencionado en la serie histórica de TV Perú El último bastión.[4] Véase tambiénReferencias
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