Canción ilustradaUna canción ilustrada es un tipo de representación que constituyó una forma popular de diversión a principios del siglo XX en Estados Unidos.[1][2] En estas representaciones intérpretes vivos (normalmente un pianista y un vocalista) junto con registros de música participaban en diferentes tipos de espectáculo (vodevil primero y más tarde, nickelodeons) para acompañar las imágenes estáticas proyectadas desde diapositivas de cristal. Esto permitía que las imágenes fueran pintadas en color a mano. Una sola canción era generalmente acompañada por 12 a 16 imágenes diferentes que ilustraban la letra de la misma de forma secuencial. Las cabinas de proyección utilizaban cualquier Estereopticón con dos proyectores o máquinas que combinaban la proyección tanto de las diapositivas como de las películas.[3] La interpretación de canciones ilustradas era a menudo precedida por películas mudas y/o tenían lugar durante cambios de rollo de película, pero algunos locales confiaban en las canciones ilustradas en exclusiva. Al menos diez mil teatros pequeños a lo largo del país presentaron canciones ilustradas.[4] Este tipo de representaciones también fueron vistas como una valiosa herramienta promocional para las partituras. Se animaba a la audiencia para que participara en el espectáculo y la repetición de las representaciones también animaba la venta de partituras.[1] Varias estrellas de cine empezaron sus carreras como modelos para ilustrar letras a través de series de diapositivas de canciones. Entre ellas se encontraban Roscoe Arbuckle, Fanny Brice, Eddie Cantor, George Jessel, Alice Joyce, Florence Lawrence, y Norma Talmadge.[5] La primera canción ilustrada fue "The Little Lost Child" en 1894.[6] La canción llegó a ser un éxito a nivel nacional vendiendo más de dos millones de copias de su partitura. Su éxito se debió principalmente a las representaciones de canciones ilustradas que han llegado a ser denominadas el primer vídeo musical.[4][7][8][9] Referencias
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